━ 💌: Can I Call You Tonight?

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La noche todavía vibraba en sus oídos cuando Sophia salió del gimnasio, acompañada por Megan. El eco de la música quedaba atrás, como si alguien hubiese bajado el volumen de golpe, y en su lugar solo quedaba el rumor de los grillos y la brisa fría contra la piel.  Megan había convencido a su madre de prestarle el auto con la promesa de manejar "con cuidado", aunque el temblor leve en sus manos traicionaba que todavía no se sentía del todo segura frente al volante. No era ella quien debía llevar a la filipina a casa, pero Lara había decidido acompañar a Manon y a Daniela —que no había traído coche por culpa de Evan—, Sophia, con una sonrisa cansada, dijo que no había problema. En realidad, agradecía el respiro.

Megan giró las llaves del auto y el motor rugió con suavidad, llenando el silencio que quedaba tras la música del baile. Ambas se dejaron caer en los asientos, exhaustas pero con una calma compartida. Era un silencio cómodo, como si las dos entendieran que no hacía falta hablar todavía.

Sophia bajó la mirada hacia su regazo. La corona un poco grande para su cabeza reposaba sobre sus piernas, demasiado brillante bajo el resplandor de los faroles del estacionamiento. Cada piedra de fantasía incrustada devolvía destellos que parecían burlarse de ella, recordándole lo irreal de la noche. A un costado, el ramo de flores amarillas yacía un poco aplastado contra el vestido, su aroma dulce mezclándose con el olor del aromatizante de auto que la envolvía.

Pasó los dedos por el borde frío del metal, insegura de si debía sentir orgullo, alivio o una punzada de culpa. Recordó las manos de Daniela, firmes al colocarle la corona, y el tono de su voz, dulcemente arrullador, casi como si hubiese buscado desarmar todas sus barreras a propósito. 

"Deberías tener esto"

Daniela había ajustado la corona sobre su cabeza con la misma naturalidad con la que minutos antes había tomado sus manos en la pista. 

"Me salvaste dos veces, y has hecho más que ese idiota por conseguir todo esto. Felicidades, Soph."

La voz resonó tan nítida que Sophia casi levantó la mirada, como si Daniela pudiera estar ahí, sentada frente a ella en el asiento del auto. La descolocaba, la estremecía, movía cada una de las fibras de su corazón. Como si fuese una marioneta a merced de su creador, casi como si Daniela supiese que hacer para darle vida y luego dejarla en la sombra otra vez. Y luego, como una superposición inevitable, la sonrisa de Marquise, su voz animándola en la pista mientras la guiaba con seguridad. 

Dos presencias que tiraban de ella en direcciones opuestas.

Sophia apoyó la frente contra la ventanilla, dejando que el vidrio frío absorbiera parte del calor extraño que tenía en la piel. Afuera, las luces de la ciudad se estiraban como pinceladas doradas y rojas en la oscuridad, desdibujadas por el movimiento del coche. Megan, al volante, encendió la radio; una canción suave, apenas reconocible, llenó el silencio.

—Soph, estás muy callada... —comentó, lanzándole una mirada rápida de reojo—. Pero todavía puedo escuchar tus pensamientos desde aquí ¿quieres contarme?

Sophia soltó una risa leve, quebrada, sin apartar los ojos de la ventana.

—Lo siento. No quiero arruinarte la noche.

—Por favor, si alguien la arruinó no fuiste tú —replicó Megan con un gesto exagerado de la mano—. Además, me niego a que termine de forma deprimente.

El auto avanzó unos segundos en silencio, hasta que Megan chasqueó los dedos, como si de pronto hubiera tenido una gran idea.

—Sé como borrar esa cara de tristeza. 

Sophia giró la cabeza, sorprendida, y por primera vez en toda la noche sonrió sin esfuerzo.

—¿En serio?

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⏰ Last updated: Sep 28 ⏰

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