II

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—Pasa, Kevin —dijo mientras abría la puerta y me señalaba que pasara. —¿Quieres algo?

—No, estoy bien —respondí mientras caminaba hacia la sala.

Su casa era muy grande y obviamente muy ordenada. Por lo que sabía de él, sus padres nunca estaban y le encargaban todas las tareas de la casa. Pobre chico, no entiendo como puede ser tan buen estudiante y ser impecable en sus responsabilidades de la casa.

—Puedes sentarte —mencionó con una enorme y tierna sonrisa.

Hice caso a su comentario y me senté para después sacar los libros. Solo había traído el libro de Química, la materia que más odiaba. Que aburrido sería esto.
Coloqué el libro sobre la pequeña mesa que estaba al centro de la sala y no despegaba mi mirada del libro.
Edd parecía extrañado, tal vez pensaba que en serio no sabía nada.
Tomó el libro y leyó el índice y frunció el ceño.

—Kevin, lo siento, estas cosas aun no las entiendo completamente. Lo siento —dijo cabizbajo.

Él se sentía inútil en ese momento por no poder ayudarme. Me daba mucha pena que se sintiera mal cuando en realidad no necesitaba su ayuda.

—Oye, idiota —dije mientras le acariciaba el hombro con mi mano. —No te preocupes, podemos aprender los dos. Tu lees y estudias y luego me lo enseñas a mi. Te servirá para el próximo año.

Una sonrisa apareció en en rostro de Edd, seguido de un leve sonrojo. Me volvía loco que sonriera se esa forma... Espera, ¿qué carajos estoy diciendo?

—Puedes quedarte con mi libro hasta que lo termines.

—Pero lo necesitas.

—Puedes quedarte con él. Al inicio de las clases me lo entregas y cada tarde que venga a tu casa te lo dejaré.

Lo dudaba, pero al ver mi expresión seria y un leve puchero que le hice, termino accediendo. La verdad es que no utilizaba ese libro, nunca lo había abierto más que el día en que me lo entregaron.

—Bueno, creo que tengo que irme —dije levantándome de mi lugar.

—Oh... ¿tienes que irte ya? —preguntó algo entristecido.

—No tengo prisa, ni tengo algo que hacer, pero supongo que tú sí —le respondí mientras movía mi cabeza de un lado a otro.

—No... ¡Nada importante! De hecho... Yo... Quería pedirte que... —pausó, dudando si continuar o no. —No, nada, nos vemos mañana —dijo y me empujó fuera de su casa.

¿Qué había sido eso? Él quería preguntarme algo, pero la pena lo venció y me echó fuera de su casa. Maravilloso.
Caminé hacia mi casa que quedaba a unos 5 minutos de su casa mientras pateaba una lata aplastada. ¿En serio me gustaba este chico? Al estar con él me siento diferente. Como si de verdad disfrutara estar con él. Su rostro me parece el más perfecto en este mundo... No, es imposible. Estoy completamente seguro de que no tengo otro tipo de preferencias, ¡a mi me gustan los grandes pechos! Bueno, nunca me había gustado ninguna chica, pero eso no quitaba el hecho de que los senos me gustaran. Aun recuerdo cuando un amigo mío me prestó una revista con mujeres desnudas, sí, esa noche fue muy larga... En fin. No puede gustarme ese tonto, solo quiero una nueva experiencia.

Llegué a casa y salté sobre mi cama para dormir un poco. Necesitaba un descanso.

(Narra Edd)
No puedo creer que haya echado de mi casa a Kevin, ¡qué descortés soy! Solo quería invitarlo a comer, no entiendo porque reaccioné así. Cuando estoy con Kevin me hace sentir intimidado, siempre me ha molestado y es por eso que le tengo cierto miedo. Además de que siempre me ha parecido muy atractivo y no puedo evitar sonrojarme cada que me llama, no importa si es para golpearme, es algo que no puedo evitar.
Es raro que busque mi ayuda y que esté siendo amable, no soy tan tonto como para no darme cuenta de que quiere algo de mi pero, ¿qué es lo que querrá?

PRESA (KevEdd)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora