capítulo XIV

5.5K 649 549
                                    

"Llega un momento en que un hombre ciego toma tu mano y pregunta: ¿No puedes ver?"

El taller de danza se había resumido a simplemente eso: un taller. Ya ni siquiera se sentía el mismo ambiente. Había un tipo de tensión cuando Louis y Harry presentaban sus coreografías, y por lo mismo, la mayoría resultaban erróneas.
Al parecer, cuando dos almas destinadas se separan, con el tiempo ni su misma anatomía corresponde al tacto en el momento de estar juntos.

Y eso era justamente lo que estaba pasando con ambos.

Juilliard muchas veces les había gritado que sus problemas entre ellos mismos no le importaban, y que por el contrario, deberían aprovechar la oportunidad de poder presentarse ahí y poder despejar sus mentes de todos esos ideales que les causaban daño. Y lo intentaban, pero era tan difícil que parecía cercano a lo imposible.

Louis sufría tanto al estar tan cerca de Harry y no poder tocarlo, por suplicar su perdón... Y Harry temía romperse en llanto con el más mínimo roce.

Definitivamente las cosas habían cambiado. Y aún peor, es que solamente habían pasado un par de semanas.

-De acuerdo, chicos; eso fue todo por hoy. Ya se pueden retirar. -Juilliard mas que enojado lucía cansado. -¡Louis, Harry! Ustedes quédense un par de minutos más.

El cuerpo de ambos chicos se tensó al pensar en tener que compartir el mismo espacio por unos minutos más. Pero a pesar de ello no podían hacer nada en contra del profesor.

Harry comenzó a desatar las cintas rojas que cubrían sus empeines -debido a que no le gustaba extender las cintas a lo largo de sus pantorrillas- mientras observaba al profesor desde el suelo de duela.

-¿Pasó algo grave entre ustedes? -se atrevió a preguntar una vez que el salón de danza se encontraba vacío.

Al principio, Louis estuvo a punto de hablar, soltar todo lo que pensaba en voz alta por primera vez en dos malditas semanas, pero Harry se le adelantó.

-No. -siguió entretenido en el intenso color de sus perfectas zapatillas, ya que aquello era lo único en lo que-según él-era bueno. -Louis y yo nunca tuvimos ninguna relación en especial. ¿No es así Louis?

Y por primera vez en semanas se atrevió a mirarlo a los ojos. Sin miedo a encontrarse con aquél azul cielo que en su momento no hizo más que brindarle paz.

-No, Harry. Maldita sea. ¡Tú y yo fuimos novios! ¡Hicimos el amor y un maldito mal entendido arruinó todo lo que teníamos! ¿Por qué no me habías dejado hablar, eh?

-¿Louis? -Juilliard lo sacó de su mundo, aquél en el que era valiente y capaz de hablar por sí mismo.

-Es cierto. Simplemente encajamos en un momento, pero ya no parece estar funcionando.

El trío se mantuvo en silencio. -Bien. No entiendo qué demonios haya pasado entre ustedes, pero si no pueden demostrar un poco más de esfuerzo en mi clase, me temo que tendré que cambiarles el papel. Especialmente a ti, Louis. Puesto que confié en ti este trabajo.

Louis y Harry asintieron, dando por terminada aquella plática.

Como normalmente, el rizado se dirigió a los vestidores para cambiar su atuendo, y el oji-azul aprovechó aquel tiempo a solas para poder juntar sus cosas dentro de su mochila.

Todo aquello había estado siendo tan difícil que, al abrir el cierre de ésta, se topó con un lienzo en blanco y un par de lápices recién afilados; dispuestos a plasmar algún tipo de obra.

Pero nada sucedió. Louis se mantuvo de la misma forma, observando aquél objeto en blanco.

-Se supone que esas cosas son para usarse. ¿Lo sabías? -ahí estaba de nuevo. Radiante como siempre, Harry Styles.

the red shoes • larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora