capítulo VIII

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La tarde se pintaba de colores cálidos con la caída del sol mientras por las calles de Londres Harry caminaba acompañado de Zayn hasta la puerta de su casa.

-Entonces, ¿te ha ido bien?

Harry volteó a verlo con una resplandeciente sonrisa, orgulloso de su progreso desde que el chico lo dejó años atrás.

-Tan bien como es posible. Es decir, mi madre, ya sabes...

-Entiendo.

Cuando Zayn tuvo que irse pasaron un par de meses y recibió una llamada del rizado. No habían hablado en ese lapso de tiempo y le había parecido bastante extraño recibir una llamada por su parte, sin embargo respondió y hubiera preferido no haberlo hecho. Harry apenas podía hablar debido al llanto incontrolable que soltaba, y el moreno casi podía ver su nariz y ojos enrojecidos a causa de lo mismo. En ese momento Harry le contó lo que había pasado con Anne y lo destrozado que estaba porque no tenía a nadie con quién apoyarse. Le contó cómo había decidido comenzar a trabajar en la guardería, donde conocería a Allison y todas esas cosas. Zayn había estado a punto de tomar un vuelo de vuelta a Londres, pero había permanecido fiel a la promesa de dejar que Harry se olvidara de él, aunque a pesar de ello, él jamás cumpliera su parte de la promesa.

El aire soplaba cálido como los días de verano y era de esperarse sin importar que la noche estuviese próxima. A lo largo del asfalto se escuchaban las pisadas de ambos chicos y al pasar de largo por el parque se reconocieron las risas de los pequeños divirtiéndose como era de suponerse.

-¿Es divertido trabajar en una guardería? -preguntó el moreno al observar cómo Harry sonreía al ver a los niños felices. -Quiero decir, ¿no es estresante tratar con tantos niños pequeños?

Harry inmediatamente negó la cuestión.

-No tengo problemas con ello. Sabes lo mucho que me gustan los niños pequeños.

Zayn sonrió al recordar los tiempos en los que el rizado le hablaba de la familia que le hubiera gustado formar con él.

-Claro -rio nostálgico. -recuerdo bien cuando decías que tendríamos dos hijas, ¿recuerdas? La idea de imaginarlo te emocionaba bastante.

-A ti también te gustaba la idea. -Harry suspiró al recordarse a sí mismo que no había que lamentarse por el pasado, bien había aprendido que el pasado era eso mismo, y que a diferencia, el futuro es ahora. -Solo que jamás quisiste que tengamos un niño, insististe en tener dos niñas hasta que acepté.

Ambos rieron. -Creo que esa es otra razón por la que no acabamos juntos. ¿No crees?

Ninguno dijo nada, pero al rizado le hubiera gustado decir "no, existen más razones por las que acabamos" sin embargo, permaneció callado.

Al llegar a la casa del más alto ambos se comenzaron a despedirse, pero la misma duda recorría por la cabeza del chico del mechón y por más que quisiera dejarla pasar, había estado presente durante dos años y necesitaba respuestas.

-Harry -susurró cuando éste estuvo a punto de entrar por la puerta y acabar con probablemente la única vez que tendría el valor de hablar. -¿Alguna vez, uhm, alguna vez me olvidaste?

El rizado se tensó por unos instantes, pero entonces se relajó, convenciéndose a sí mismo que debía mantenerse firme a sus creencias.

-¿Alguna vez tú me olvidaste a mí?

Zayn bajó la mirada con una sonrisa avergonzada. Él bien conocía al rizado y sabía el tipo de respuestas que lanzaba. Comenzó a negar la cabeza lentamente.

the red shoes • larry stylinsonWhere stories live. Discover now