♱ ⠀⠀ Son of perdition⠀ ⠀ ֹ ⠀𝟎𝟕

Start from the beginning
                                        

Bella lo miró con los ojos abiertos, atrapada entre el desconcierto y algo peor: la atracción. El alma humana siempre se rinde ante lo que no puede comprender, y Lucien era una obra en otro idioma que no sabría leer.

A unos metros, Edward estaba inmóvil. La mandíbula tensa, los puños cerrados. La rabia en él no era simple. Era punzante, humillante, ancestral. Porque no había sido él. Porque Lucien no solo le había arrebatado el momento. Le había arrebatado la necesidad de ser necesario.

Lucien no lo miró al principio. Disfrutaba ese segundo de tensión muda, esa espera donde el orgullo se quiebra. Finalmente, giró apenas el rostro, el azul pálido de sus ojos encontrando el dorado violento de los de Edward. Y entonces, la sentencia:

-Tranquilo, Edward... -la sonrisa fue apenas una curva pulida- no es competencia. No aún.

Y volvió a caminar. Como si no hubiese hecho nada. Como si detener la tragedia fuera parte de su rutina diaria. Porque, en efecto, lo era.

Edward no se movió. La imagen de Lucien sujetando a Bella, no con ternura ni con urgencia, sino con ese desprecio elegante, como si su vida fuera un jarrón que no pensaba romper aún, quedó suspendida en su mente como una herida abierta que nadie tocaba, pero todos veían. La rabia era antigua en él, pero lo que sentía ahora era otra cosa. Era más visceral. Más frío.

Bella hablaba, balbuceaba algo como un "gracias" o "¿cómo lo hiciste?", pero Lucien no contestó. La había soltado sin ceremonia, como quien deja caer una hoja seca. Y ahora, su espalda se alejaba con esa postura cruel, recta, imponente.

Edward la miró. Bella no lo notó. Estaba aún bajo el hechizo de esa presencia, ese perfume extraño de peligro y control que Lucien dejaba como un rastro. El mismo que comenzaba a impregnarse en los muros del instituto, en las palabras entrecortadas de los estudiantes que ya no sabían si admirarlo o temerlo.

Más tarde, en la cafetería, Alice se removía en su asiento como si su piel le quedara mal. Sus ojos se entrecerraban y entreabrían como si buscara una visión que simplemente se le negaba.

-No puedo ver nada... cada vez que intento mirar, es como si me lanzaran tinta en los ojos -dijo con frustración contenida, su voz era baja, pero temblaba con ese terror que solo conocen los que han mirado demasiado lejos.

-¿Estás segura de que es él quien bloquea las visiones? -preguntó Rosalie, cruzando los brazos con la arrogancia que la protegía del miedo. Pero sus ojos, su cuerpo tenso, delataban lo que su voz intentaba ocultar.

-Lucien no bloquea nada. Lucien... desaparece. Como si nunca hubiera estado. Y sin embargo, lo sentimos, ¿no es así? Está demasiado presente.

Jasper miraba por la ventana, sin hablar. Como si necesitara la distancia para no romperse. Él sentía las emociones, y lo que Lucien dejaba atrás no era miedo, era deseo. Y eso lo perturbaba más. Un deseo extraño, intoxicante, que goteaba desde el cuerpo del recién llegado como si estuviera bañado en él. Un veneno que arrastraba incluso a quienes se creían inmunes.

Emmett golpeó suavemente la mesa con el puño cerrado, sin agresión, pero sí con esa energía bruta que usaba cuando se sentía impotente.

-No lo entiendo. ¿Por qué está aquí? ¿Qué quiere? ¿Por qué se mete en todo?

-No se mete en todo -Edward finalmente habló. Su voz era baja, seca, quebrada. No por debilidad, sino por el orgullo que sangraba por dentro-. Solo... observa. Como si estuviéramos puestos aquí para su entretenimiento. Como si ya supiera cómo termina todo esto.

La mesa quedó en silencio. Cada uno cargando con una versión distinta de ese miedo que aún no sabían nombrar.

Lucien no estaba en la cafetería ese día. Pero era como si sí. Porque ya no importaba si estaba o no. Su sombra ya se había hecho lugar.

⠀⠀،، ⠀ DESIDERIO ⠀  ──  ⠀⠀⠀⠀⠀EDWARD CULLENWhere stories live. Discover now