━ 💌: Maybe I'm mistaken

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—Quita esa cara de que sabes que tienes razón.

—¿Entonces la tengo? —probó, alzando una ceja.

—La carta... la que viste que se me cayó. Ha estado dando vueltas en mi cabeza. No sé qué hacer con ella.

—Oh, vaya. Entonces sí es sobre un chico. Diablos, Dani...

Daniela apartó la mirada. Se mordió el labio otra vez antes de hablar, como si contuviera algo que no estaba lista para liberar.

—Esto... no se trata de un chico, Manon.

El silencio se coló entre ellas por unos segundos. Repentino y denso.

Luego, Daniela bajó aún más la voz.

—La carta me la envió una chica.

Manon se atragantó con el té y se incorporó de golpe, tosiendo mientras se daba unas palmadas torpes en el pecho para no quedarse sin aire.

—¿Una chica? —susurró en cuanto pudo respirar—. No sabía que eras gay, Dani... ¿Desde cuándo?

Daniela frunció el ceño, entre molesta y divertida.

—¡No soy gay!

—Ajá... —murmuró Manon, mirándola con una ceja arqueada y una sonrisa descarada—. ¿Y entonces qué? ¿Te enamoraste por accidente?

—No. Y ese es el problema.

—¿El problema es que eres gay o que no estás enamorada? —siguió provocándola.

—Cállate —bufó Daniela, sin poder evitar una risita nerviosa—. ¡No soy gay! Ese es el problema. Y... la carta no es de cualquier chica, Manon. Cuando leí su nombre me sentí tan terrible...

—¿Entonces sabes quién te la envió?

—¿Estás sorda? Sí, Manon. La firmó.

—¡Muéstramela!

—No. —La respuesta fue inmediata, seca. Ni siquiera supo por qué había salido con tanta firmeza. Quizá era un simple mecanismo de defensa, no porque le avergonzara. O bueno, tal vez solo un poco. Pero la verdadera razón era porque no sentía correcto que alguien más viese lo vulnerable que podía haber llegado a ser Sophia.

Ni siquiera si se trataba de su mejor amiga gemela de otra madre.

Manon la observó con una mezcla de sorpresa y decepción.

—¿En serio?

—Lo siento, es solo que... esto es privado. Puedo contártelo, pero no voy a dejarte leerla. Y tampoco vas a decirle a nadie. Promételo, Manz. Tienes que prometerlo o te juro que yo misma pondré una docena de fresas en tu boca mientras duermes.

—Oh, wow, Daniela, por favor —dijo Manon en un español teatral—. Lo prometo. No me asesines antes de cumplir mis metas importantes.

—¿Como cuáles? ¿Invitar a Lara al baile? —murmuró Daniela, dándole un codazo con picardía.

—Vamos a hablar de ti, ¿sí?

Dani puso los ojos en blanco antes de seguir.

—Bien... Entonces, la carta que recibí... al principio creí que era de alguien más, ya sabes. Ese día que no pude practicar, me puse a leer algunas, y entonces apareció esa. Tenía un sobre bonito, medio cursi, y una letra preciosa. Fue lo más dulce que he leído en la vida, te lo juro. Cada palabra me mataba. Y entonces... mencionó tu fiesta de cumpleaños de octavo grado y...

—Espera, espera. ¿Entonces la conozco?

—¿Puedes dejarme terminar?

—Perdón. Sigue.

𝑫𝑬𝑨𝑹 𝒀𝑶𝑼, 𝑰 𝑳𝑶𝑽𝑬 𝑼Where stories live. Discover now