♱ ⠀⠀ darkness⠀ ⠀ ֹ ⠀𝟎𝟔

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—Solo es un niño bonito más del montón —alardeó Mike, girando la muñeca con desdén— Luciente Valeska... pff. Suena a nombre de niño pretencioso sacado de una revista de perfumes.

Su risa fue breve, seca, nadie lo secundó.

—Mike, eso es muy grosero. No deberías hablar así de alguien que no está aquí —intervino Angela con suavidad, pero sin ceder. Su incomodidad era palpable, como si las palabras de Mike hubieran manchado un traje blanco de vino tinto, y ella intentara limpiarlo sin arrugar la tela.

Bella bajó la mirada al plato.

Luciente Valeska.. Las sílabas caían con peso, no era un nombre. Era un presagio. Había algo en él que no terminaba de encajar con este mundo. No porque fuera pretencioso... sino porque parecía robado, antiguo.. Ajeno.

Y sin saber por qué, Bella sintió que ese almuerzo no era sólo una comida. Era el preludio de algo que ya se estaba moviendo bajo tierra.

—Ay, Angela —interrumpió Jessica con una risita nasal—, no exageres. Solo está bromeando.

Jessica bufó.

—Por favor, ni que fuera un dios griego. A mí me da mala espina. Tiene esa mirada... vacía. Como si estuviera viendo algo que nosotros no vemos.

Bella giró lentamente la cabeza, sus ojos se clavaron en Jessica con una calma extraña. No molestia. No celos.

Solo observación.

Como si por un segundo pudiera ver más allá de la piel de esa chica... Y encontrara puro plástico.

—¿Y tú, Bella? —insistió Jessica, aún saboreando su propia voz—. ¿Qué te parece tan especial de él?

Cuando la campana sonó, todos se levantaron como si nada. Mike hizo un comentario más, algo sobre el partido del viernes, Jessica hablaba de sus uñas y Angela preguntaba por la tarea de biología.

Y Bella... Bella solo caminó detrás de ellos como si su cuerpo aún perteneciera a ese grupo, pero su sombra se hubiera quedado sentada, mirando por la ventana. Escuchando algo que los demás no podían oír.

—Qué emotiva conversación sobre mí... Un poco más y creería que te gusto, Swan —dijo la voz con esa tonalidad suave, áspera, y fría como la caricia del hielo en la piel caliente, descendiendo lentamente, como si cada palabra se derritiera con un propósito que solo él conocía.

Bella no se giró de inmediato. La reconoció, esa voz, esa sombra, ese perfume sutil, punzante, difícil de nombrar.

—¿Nos espiabas? —preguntó, aunque no sonó a queja. No podía reclamarle. Habían hablado de él. Lo habían nombrado sin derecho, desmenuzado con ignorancia, tocado con dedos sucios.

—No tengo por qué hacerlo. Son fáciles de predecir... siempre hablando mal de lo que no entienden y temiendo a lo que no controlan. Eso es supervivencia humana, querida Bella —la miró solo unos segundos, de reojo, como si su presencia no mereciera más atención. Después, simplemente giró el rostro hacia el frente, como si ya lo hubiese visto todo.

Y aun así, ella sintió que la había atravesado.

—¿Tienes algo con Edward? —la pregunta salió seca, directa, demasiado clara para su propio gusto. Pero Bella nunca supo callar su curiosidad. La necesitaba. La cultivaba. La alimentaba como a una herida que se niega a cerrar.

Lucien no la miró. Solo dejó escapar un murmullo bajo, un tarareo sin melodía, como si la pregunta le resultara infantil. No era desprecio. Era algo peor: indiferencia. Un resoplido sutil que, aun sin contener palabras, era más elocuente que cualquier respuesta.

⠀⠀،، ⠀ DESIDERIO ⠀  ──  ⠀⠀⠀⠀⠀EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora