Little DEVIL|||Mattheo Riddle ꨄ PART 1 [✔️]

CAP 15 (🚬)

—¡No te engañé! ¡Estábamos practicando magia! ¡Eso es todo! ¡Pero ya no más, porque lo arruinaste todo! ¡Y tú también! —exclamó, tomando a Draco del cabello con furia.

—¡Suéltame, Diggory!

Todos los presentes nos miraban con confusión, sin entender del todo por qué Celia estaba tan furiosa.

—¡Los odio a los dos! —gritó, con la voz quebrada de rabia—. ¡Y no creas que te voy a perdonar, Mattheo! ¡Porque no quiero volver a verte nunca más!

—¿Estás bromeando? —pregunté, con el corazón acelerado y una voz apenas audible.

—¡No!

—Por favor... perdóname, Celia. Pensé que tú y Potter...

—¿Yo y Potter? Nada, Mattheo. Éramos tú y yo.
Y lo arruinaste todo... por tus estúpidos celos.

-¿Qué mierda te pasa en la cabeza? -Reclamo Celia llorando.

—¿En serio vas a llorar por esto?

—No lloro porque nos hayas acusado. Lloro porque siempre has sido egoísta y solo piensas en ti. No pensaste en mí... y tampoco pensaste en Regulus.

Al escuchar eso, giré la cabeza hacia la derecha. Allí estaba Regulus, en silencio, con el rostro endurecido por la furia, pero sin pronunciar una sola palabra.

Vi cómo, lentamente, Celia se quitaba el collar que yo le había regalado. Con lágrimas en los ojos, lo sostuvo unos segundos antes de extenderlo hacia mí.

—Es un regalo... -Dije en voz baja.

—Pues no lo necesito de una persona tan egoísta como tú —dijo, con la voz quebrada.

Sentí que el tiempo se detenía cuando vi cómo se quitaba el collar. Ese maldito collar que yo le había regalado con tanto orgullo, creyendo que significaba algo. Cada movimiento suyo era como una bofetada silenciosa. Y cuando lo sostuvo entre sus dedos, con esas lágrimas que tanto me dolían y que yo mismo había causado, supe que algo se había roto.

Su voz tembló, pero fue firme. Y sus palabras... sus palabras me atravesaron el pecho como una daga.

No supe qué decir. La culpa me ahogaba. No era solo tristeza, era algo más profundo. Era vergüenza. Era el peso de darme cuenta —demasiado tarde— de lo ciego que había sido. De lo egoísta que había sido. De que, mientras yo me perdía en mi propio mundo, ella estaba allí, esperando que la viera. Que los viera. A ella... a Regulus.

Sentí cómo la garganta se me cerraba. Quise hablar, detenerla, explicarme. Pero, ¿qué iba a decir? Nada podía cambiar el hecho de que la había hecho sentir sola. De que había fallado. Y el miedo... el miedo de perderla realmente me golpeó por segunda vez.

La vi alejarse mientras el collar quedaba en mi mano, frío. Como si con él me estuviera devolviendo todo lo que alguna vez fuimos. Y me di cuenta: no lloraba por el collar. Lloraba por mí. Por el hombre que no supe ser.

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Al terminar la reunión, me detuve justo frente a la oficina de Umbridge. El corazón me latía con fuerza, el collar apretado en mi mano como si fuera mi último intento de redención.

Celia salió. Sus ojos estaban enrojecidos, su expresión cansada, pero determinada. Di un paso hacia ella, intentando encontrar las palabras correctas.

—Por favor... déjame arreglar las cosas —dije, con la voz apenas firme.

—No quiero verte. Y no puedo hablar ahora —respondió, señalando con un leve movimiento la entrada de detención.

La miré en silencio, impotente, sin saber cómo alcanzarla.

—Tienes rímel en los ojos...

Ella se limpió rápidamente con el dorso de la mano, sin siquiera mirarme, y pasó de largo, entrando sin decir nada más.

Y ahí me quedé yo, con el collar entre los dedos... y con la sensación de que cada paso que daba ella era un paso más lejos de mí.

Con el paso del tiempo, no pude dejar de pensar en lo que había provocado. La culpa me carcomía por dentro. Sin pensarlo dos veces, me dirigí a la sala de detención.

Al entrar, me encontré con varios estudiantes inclinados sobre sus cuadernos, escribiendo en silencio. Pero lo que me hizo fruncir el ceño fue ver cómo cada palabra que trazaban se grababa, al mismo tiempo, en la piel de sus manos. Heridas rojas, frescas, crueles.

—¡Los está lastimando! —grité, clavando la mirada en Dolores con rabia pura.

Ella ni se inmutó. Me miró con su sonrisa venenosa, calmada como si todo fuera parte de una rutina.

—Tú eres la última persona que debería estar hablando de dolor, señor Riddle —dijo con voz melosa, pero cargada de veneno.

Celia me miró desde su asiento. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y aunque no dijo nada, su expresión decía todo lo que sentía. Dolor. Miedo. Y decepción.

Yo quería consolarla, hablarle, explicarle... pero no podía apartar los ojos de Dolores. De sus manos manchadas con la tortura. De las cicatrices que ella estaba dejando. Era imposible ignorarlo. Eran las mismas marcas que me recordaban a mi infancia. A lo que me hacía Tom...

No pude quedarme en ese lugar. La tensión era insoportable, como si cada pared susurrara todo lo que no quería recordar. Salí al pasillo sin rumbo, dejando que mis pasos me llevaran mientras trataba de ordenar mis pensamientos.

Pasaron las horas. El castillo se volvió más silencioso a medida que el día caía. Cuando anocheció, escuché cómo la puerta de la sala de detención se abría y los estudiantes empezaban a salir, agotados, cabizbajos.

Me quedé en la sombra de un arco, observando.

Entonces la vi.

Celia.

Estaba al fondo, caminando al lado de Cho Chang. Al principio solo las miré, sin intención de acercarme. Pero entonces escuché su voz, tranquila, cargada de una serenidad que me dolió más que cualquier grito.

—No sé si voy a poder perdonarte... —le dijo a Cho con una pequeña sonrisa.

—Solo sé que no quiero guardarte rencor, porque vivir con eso es horrible. Y sé que no solo yo fui la víctima... también tú. Y todos los que se involucraron.

Cho la miró, visiblemente emocionada.

—¿Por qué eres buena conmigo?

—Porque eres mi amiga, Cho.

Y justo entonces, Celia giró la cabeza.

Nuestros ojos se encontraron.

Fue un instante largo, suspendido en el aire, como si el tiempo dejara de importar. No había palabras. Solo miradas. Yo no sabía qué decir, y tal vez ella tampoco... pero en ese momento, supe que aún quedaba algo entre nosotros. Algo no dicho. Algo que quizás todavía podía sanar.