Capítulo XXXVII: Padres

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[ L y n n ]


Me había encerrado en una de las habitaciones. Todavía no podía asimilar lo que había sucedido con Jane, y toda esa historia de lo de sus padres.

No sabía que pensar al respecto.

No sabía si estar de su lado o no.

No sabía si entender la manera en la que ella pensaba, o en cómo entendía y manejaba las cosas.

Estaba en una batalla conmigo misma, luchaba contra los recuerdos que querían aparecer, recuerdos de mis padres, de mi infancia, y de su muerte. Me acosté a llorar en la cama. Nunca había hablado con nadie de esas cosas, ni siquiera con Lehia.

Estaba muy pequeña cuándo todo pasó, al igual que Lehia, pero lo poco que recuerdo me duele bastante.

No pude seguir luchando, por más que me doliese, tenía que recordar y sacarlo todo de una buena vez.

«Tenía cinco años cuando todo pasó; mi hermana acababa de cumplir los seis. Era de noche y estaba acostada en mi cama, pero por alguna razón no podía dormir.

Sabía que algo malo estaba por suceder. Para ese entonces no me preocupaba tanto por el mundo que me rodeaba; yo pensaba más en las cosas que cualquier niña de mi edad pensaría. Pero al no ser normal y ser Bandahll, si que tenía ciertos presentimientos de vez en cuándo, aunque para eso no sabía que lo era.

Mis padres se habían mudado al mundo de los mundanos en busca de una vida mejor justo después de haberse casado, ya que en Arquillius habían ciertos problemas y ellos sólo querían un buen lugar para formar una familia y demás. Allí encontraron a la Tierra, un lugar que mi padre había estado estudiando desde hacía un tiempo. Cuándo yo nací, ellos siempre me dijeron que veníamos de un lugar llamado Archerland. La verdad es que mi padre era Bandahll y mi madre de Archenland. Lehia y yo habíamos sacado poderes de ambos, pero para entonces sólo se veían los de los elementos, por eso no pensaron que fuéramos Bandahll. Aún así siempre supe que no pertenecía a ese lugar. Nací en la Tierra, pero no lo sabía si no hasta ahora, sólo recuerdo un par de cosas ya que no salía mucho de casa, porque no sabía controlar mis poderes, mi madre solía decirme que los de ese lugar no los tenían y que por lo tanto no podían verlos. Ahora que he crecido, lo pude comprender. Nací aquí, en la Tierra, pero soy Bandahll, y también pertenezco a Archenland, aunque si le contara ésto a alguien, me creerían demente.

Intentaba dormir, pero no lo conseguía. Fue entonces cuando decidí levantarme de la cama para ir al cuarto de mis padres.

Recuerdo que el timbre sonó y volví a mi habitación, esperando que mamá abriera la puerta. Hubiera sido mejor que nadie hubiera hecho nada.

Me asomé en la barandilla del corredor y pude ver un señor de la marina mover sus labios desde la puerta, con un ramo de flores en la mano. Mi madre comenzó a llorar después de escuchar lo que el hombre le estuviera diciendo.

Corrí al cuarto de mi hermana para despertarla; en ese tiempo nos llevábamos muy bien, así que me hizo caso y preguntó que por qué lo había hecho. Le dije que mamá lloraba y me ordenó quedarme en su habitación, mientras ella investigaba lo sucedido.

Después de un rato, no volvió a subir, entonces decidí asomarme de nuevo desde la barandilla y vi que ahora ambas lloraban. Mi madre me vio asomada y me hizo seña de que bajara. Asentí y obedecí, esperando que todo fuera sólo una pesadilla.

Bajé las escaleras y ella extendió su brazo para llorar mientras me abrazaba.

─Mami, ¿Por qué lloras?─ pregunté, desearía poder borrar su respuesta de mi mente.

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