El sobre.
El sobre que había pegado con cinta en la contratapa, con aquello que hacía tiempo no revisaba. Su propia carta de amor, escrita hace dos años. La que nunca había enviado y nadie, además de ella, sabía de su existencia.
No estaba.
Hojeó con desesperación. Una, dos, tres veces. Nada. Ninguna hoja suelta, ningún rastro. Como si nunca hubiera existido.
Y entonces la memoria le jugó una mala pasada: recordó las risas de anoche. Megan y Lara bromeando con una carta sin remitente. La forma en que se burlaban. Entonces vio el sobre en la mochila, las estampas cursis de acuarela. Eran iguales. Y solo significaba una cosa. Si ella tenía la carta de Evan, y la suya no estaba por ningún lado, entonces...
No, no, no, no.
Una punzada de angustia le recorrió el pecho. El corazón empezó a latirle demasiado fuerte, como si adivinara el desastre. Le pidió al profesor permiso para ir al baño, con la voz más firme que pudo reunir. Él la miró de reojo y le extendió un pase, pues no quedaba mucho para que la clase acabara.
Sophia corrió como si su vida dependiera de ello, directo al baño de chicas, donde se encerró en un cubículo y abrió el celular con manos temblorosas. No sabía qué hacer, así que solo llamó a las personas en las que más confiaba en ese momento.
«SOS. Estoy en un problema enorme»
Respiró. Sabía que posiblemente no lo verían de inmediato, pero rogaba encontrarlas cuanto antes. Intentó calmarse, pensar algún plan, algo que le diera un mínimo consuelo de que esto, en realidad, no estaba pasando y su declaración espantosa de amor no estaba en camino a las manos de Daniela, a punto de arruinar su reputación de por vida.
El timbre del cambio de hora sonó. Sophia caminó rápido por los pasillos para tratar de encontrar a Megan primero. Las puertas de los salones comenzaron a abrirse. Vio a su profesor de Física salir, pero no le importó. En su lugar, siguió buscando con la mirada a la cantonesa. En su lugar, Lara apareció casi sin aliento tras bajar las escaleras a prisa, con el celular en la mano y la respiración agitada. Miró a Sophia: pálida, con los ojos llenos de angustia. Como si acabara de ser declarada culpable de un crimen.
—Ey, ¿qué pasa? —preguntó, tomándola del brazo—. Vine tan rápido como pude. ¿Estás bien? Recibí un SOS.
—No —murmuró—. No estoy bien.
—¿Qué pasó? —insistió Lara, preocupada, mientras Megan se acercaba por el otro lado.
—Lo siento, yo... entregas —dijo la chica de cabellos naranjas, todavía cargando un par de paquetes en una caja.
Sophia clavó sus ojos en la caja.
—¿Todavía no terminaste las entregas? Dime que sí.
—No, me quedan estos paquetes. ¿Te olvidaste algo?
—¿Y las cartas? —Sophia balbuceó, casi temblando—. ¿Te quedan cartas ahí?
La filipina le arrebató la caja, abriendo la tapa y dándose cuenta de que más allá de algunos regalos envueltos en papel de regalo y dos ramos de flores en papel celofán, no había nada más.
Sophia quiso llorar.
—Soph, me asustas. ¿Perdiste algo? ¿Qué pasa?
El pasillo siguió llenándose. Las tres se miraron.
—Acabo de arruinar mi vida.
—¿Por qué?
Sophia entonces se abrió paso hasta su salón y trajo consigo la mochila. Desde la puerta, sus amigas la observaron. Nunca la habían visto tan alterada como ahora. Cuando regresó, sacó de la mochila el sobre de Evan.
DU LIEST GERADE
𝑫𝑬𝑨𝑹 𝒀𝑶𝑼, 𝑰 𝑳𝑶𝑽𝑬 𝑼
Fanfiction𝐒𝐎𝐃𝐀𝐍𝐈┆━ Sophia tiene todo bajo control: es la presidenta del consejo estudiantil, saca las mejores notas, organiza los eventos más importantes del año y nunca, jamás, se sale del plan. Bueno... excepto por un pequeño detalle: lleva años enamo...
━ 💌:The Art of Distraction
Beginne am Anfang
