Ninguna respuesta era del todo cierta.
El sonido de las gotas resbalando sobre el cristal del auto era una sinfonía hipnótica. En el asiento trasero, Lucien parecía dormir, pero no lo hacía. Solo reposaba los párpados. Su mente, en cambio, viajaba muy lejos de ese pequeño pueblo.
Sus hebras castañas caían en desorden calculado, como si acabara de despertar de una pesadilla demasiado antigua. Su piel blanca como el mármol no conocía imperfección ni deterioro. Su gélida mirada azul, pálida y casi grisácea, tenía la capacidad inquietante de mirar a través de todo... incluso el tiempo.
—Mi señor... ya hemos llegado a Forks —murmuró el chófer desde el asiento delantero, con voz apagada, como si no fuera del todo humano.
Lucien no respondió enseguida. Se limitó a tararear suavemente, sin abrir los ojos. Sus labios se curvaron apenas, en una sonrisa tenue.
—Está bien... —susurró al fin, con una cadencia peligrosa y un sonido ronco tan profundo como la oscuridad misma, tan elegante que hacía temblar el corazón.
Forks era una pausa en su eternidad. Una decisión arbitraria, como tantas otras... al menos eso quería creer.
Pero en el fondo, algo latía. Algo más profundo. (no era un corazón, eso dejó de poseerlo hace demasiadas décadas). Algo lo había llamado y él, por una vez, había respondido.
La casa que había elegido no era cualquiera. En las afueras del bosque, a varios kilómetros del centro, se alzaba una mansión antigua de estilo victoriano, remodelada con exquisito gusto moderno, pero manteniendo su esencia gótica. Techos altos, columnas oscuras, ventanales infinitos con cortinas de terciopelo, y jardines salvajes que parecían acariciar la niebla. Casi como un hogar, aunque menos cálida, más parecida a una ruina encantada con dinero viejo y sangre en sus cimientos.
Dentro, reinaba el silencio.
Un silencio tan denso que parecía tener peso, como si flotara entre las paredes, presionando contra el pecho de quien osara interrumpirlo. No era una casa, era un templo. Un santuario de sombras cuidadosamente dispuestas, de formas contenidas y aromas tenues, donde el tiempo parecía haberse congelado bajo la mirada de su dueño.
Lucien no necesitaba compañía. No la buscaba, ni la toleraba más allá de la utilidad. Era un dios antiguo exiliado en un templo moderno: mármol, madera oscura, cristales gruesos. Elegancia contenida. Cada rincón de su hogar hablaba de él sin pronunciar una palabra. Los cuadros colgados eran versiones difuminadas de una historia demasiado larga para contarse, los muebles un equilibrio perfecto entre estética y distancia emocional.
El piano, negro, perfectamente afinado, se alzaba en la sala principal como un trono olvidado.
No lo tocaba por placer. Solo cuando la rabia se enredaba en sus entrañas. Solo cuando algo lo consumía desde dentro y necesitaba una forma de no destruirlo todo.
Entre las sombras, los sirvientes se movían como presencias fantasmales.
Hombres y mujeres silenciosos, de rostros inexpresivos y movimientos medidos, cuya existencia parecía girar exclusivamente en torno a él. No hacían preguntas. No hacían ruido. No vivían realmente, solo obedecían.
Lucien los prefería así. La voluntad propia, en los humanos, era tan... caótica.
De pronto, el timbre. Un sonido suave, pero que retumbó como un disparo entre los muros de la casa.
Lucien alzó la mirada desde la butaca en la que estaba reclinado. No se movió de inmediato. Cerró los ojos y aspiró con profundidad.
Sangre humana. Cálida. Común. Pero con ese deje dulzón que siempre le resultaba irritante.
YOU ARE READING
⠀⠀،، ⠀ DESIDERIO ⠀ ── ⠀⠀⠀⠀⠀EDWARD CULLEN
Fanfictiondark romance | SAGA DE 𝐂𝐑𝐄𝐏𝐔𝐒𝐂𝐔𝐋𝐎ㅤ ©ㅤOC!male x Edward cullen ❛ Entre el deseo y la destrucción... él eligió arrastrarlo consigo. ❜ Forks siempre fue un lugar donde nada pasaba. Hasta que llegaron dos tormentas: Bella Swan y Lu...
♱ ⠀⠀ When the Sky Forgot the Sun⠀ ⠀ ֹ ⠀𝗢𝟭ㅤ
Start from the beginning
