Capítulo 26: Fin de las vacaciones.

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Por primera vez en su vida, una clase se le hizo difícil. Cerrar su mente era realmente duro para ella, por lo que en varias ocasiones su padre entraba a su mente, antes de que ella pudiera detenerlo...

Al principio solo entraba en los recuerdos de la infancia en los cuales estaba su padre, y que este afirmaba que si Voldemort accedía a estos recuerdos, sabría que él siempre supo que ella existía, y peor que fue quien la entregó a Dumbledore, lo cual no solo le traería problemas a ella, sino que a él, ya que era un doble espía de Albus. Algo que le confesó en segunda clase.

Ni siquiera en noche buena, la dejó descansar, por lo que cuando Alessia terminar de comer, fue directo al despacho de Severus, cosa que casi nadie notaba. Umbridge milagrosamente no pasaría las fiestas allá. Cuando al fin llegó a las mazmorras la tortura comenzó.

Esta vez logró ir recuerdos más recientes. Un lucha con Voldemort, la confusión que sentía en ese momento, la rabia, el poder que sintió cuando contrarrestó el avada Kedavra de este, y como casi se rendía a morir para salvar a Potter.

- ¡Basta! -gritó sacándolo de su cabeza con lágrimas en los ojos.

- Debes concentrarte más Alex- le regañó sus padre-. Apenas pudiste sacarme... si quieres ser rival para el señor tenebroso debes tener una mente más fuerte...

- De acuerdo- le dijo alzando la mirada y limpiándose la cara-. Otra vez.

- Es suficiente por hoy- declaró Severus sin querer ocasionarle más dolor a su hija.

- Puedo hacerlo, sé que puedo- se dijo más a si misma sin querer desfallecer-. Solo una vez más...

- Legeremens - soltó él levantando su varita hacía ella antes de penetrar de nuevo su mente.

Esta vez había llegado a un recuerdo íntimo, había despertado en la cama de Malfoy, por lo que sin perder tiempo Alex reaccionó.

-Partis Temporus -gritó sacándolo de su cabeza algo avergonzada antes de levantarse de la silla para irse.

- ¿Qué hacías en la habitación de Malfoy? -preguntó él como un padre celoso, antes de que ella llegara a la puerta, por lo que se detuvo-. Responde- dijo furioso.

- Solo dormía- respondió con algo de miedo-. A veces duermo en su habitación, solo eso.

- Deberías alejarte de él- soltó con rabia, aunque sabía que si se lo ordenaba lo desobedecería-. No sé cómo Dumbledore confía en que estés cerca de él...

- Porque Albus no se mete en mi vida privada- explicó sin inmutarse, para luego darse la vuelta y abrir la puerta-. Además lo quiero- soltó sonriendo antes de salir.

Por lo menos gracias a las tres noches practicando oclumancia, pudo dormir tranquila, sin sueños extraños, ni nada perturbando su mente. Sin mucha emoción para la pelinegra, la navidad llegó, y con ello unos cuantos regalos descansaban en su cama, cuando despertó.

Al contrario de otras navidades, tenía más de cuatro obsequios. El habitual de Albus, que eran dulces, y un nuevo libro de encantamientos. Dos libros sobre oclumancia de parte de su padre, un extraño suerte verde con una serpiente en la parte delantera y un trozo de pastel de parte de la señora Weasley. Más dulces de parte de Nott, un pequeño libro de Lupin, y por último una pequeña caja de parte de Malfoy.

La cual sin dudarlo abrió, era una cadena plateada, que hacía juego con su pulsera (que últimamente no se quitaba), la cual se colocó en su cuello. Al lado de esta había un trozo de pergamino.

Primera navidad sin ti, espero que aun así la estés pasando bien. ¿Me has extrañado? porque yo sí, me gustaría que vinieras a visitarme.

Mi igual (Draco Malfoy)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora