━ 💌: Cupido sent an e-mail

Comenzar desde el principio
                                        

—No lo has intentado. Dale una oportunidad. Tu mamá siempre decía que las cosas nuevas eran las más emocionantes porque aún no sabías lo que podían ofrecerte.

Sophia lo pensó. Quizá su mamá tenía razón. Ya estaba metida en esto... ¿qué perdía con intentarlo? Su dignidad, tal vez. ¿Un tobillo? Probablemente. Pero al menos estaría con sus personas favoritas.

—Bien, voy a cambiarme. Pero te lo advierto, Lara Raj: si pierdo una uña en el entrenamiento de hoy, no voy a perdonártelo.

♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷

El sol aún estaba desperezándose entre los árboles cuando Sophia, con una gorra prestada de Lara y una botella de agua tamaño familiar, se detuvo en seco a los veinte minutos de trote. 

— ¡Paren! —jadeó, con un brazo en alto como si detuviera el tráfico— ¡No puedo más! Siento... siento que mi alma está intentando abandonar mi cuerpo por la garganta. 

— Llevamos literalmente dos vueltas al parque —dijo Megan, sin aliento pero aún entera—. ¡Ni siquiera subimos la colina!

Sophia se dejó rodar dramáticamente sobre la hierba, con los brazos en cruz y las piernas estiradas como si hubiese caído en combate.

— Dile a Daniela que la amé... que lo intenté... —dijo, con los ojos entrecerrados y la botella apoyada sobre el estómago como si fuera su última posesión.

Lara se agachó junto a ella con una expresión casi seria y fingió tomarle el pulso. 

— No está agonizando, pero definitivamente tiene delirios dramáticos de diva en peligro. 

— ¡Estoy muriendo!  —siguió Sophia—. ¿Eso que siento es mi hígado? Se está desintegrando, lo juro. 

Megan soltó una carcajada y le lanzó una pequeña toalla que llevaba colgando del pantalón deportivo.

— Vamos, Fi. Solo tomamos un ritmo lento para entrar en calor.

— ¿Calor? Estoy ardiendo —se quejó mientras se sentaba con dificultad, su cara enrojecida más por el drama que por el esfuerzo físico—. ¿Es normal ver borroso?

— No, pero sí es normal si usas los lentes sucios —le contestó Lara, quitándole los anteojos de sol —. Mira, esto es solo el inicio. El miércoles vas a trotar como una gacela. 

Megan, se acercó, dándole una palmadita en la cabeza—. Además, prometiste que ibas a intentarlo.

Sophia bufó, pero luego tomó un sorbo de agua y suspiró.

— Lo estoy intentando, ¿vale? Pero no me pidan que lo haga con elegancia. Mi cuerpo fue hecho para el teatro, no para el atletismo.

— Pues hazlo con drama —dijo Lara con una sonrisa—. Así al menos nos divertimos.

Y Sophia, recuperando un poco de energía, extendió las manos para que la ayudasen a ponerse de pie. Se levantó sacudiéndose la ropa con dignidad fingida.

— Entonces prepárense. Porque mi espíritu deportivo se va a desbordar.

— Si tu desayuno no lo hace antes — susurró Megan con una risa.

Entre risas, siguieron trotando, un par de vueltas más hasta detenerse para beber agua y descansar un poco. Quince minutos fueron suficientes antes de que Megan se pusiera de pie y se anudara la camiseta dejando a la vista su abdomen particularmente estrecho y trabajado. 

— Bien, hora  de abdominales —anunció con energía, mientras extendía una toalla sobre el césped—. Cuarenta repeticiones. Tú puedes, Soph.

— ¿¡Cuarenta!? —repitió Sophia, horrorizada—. ¿Estás tratando de convertirme en un panqueque plano? Esto es abuso, lo voy a reportar al consejo estudiantil.

𝑫𝑬𝑨𝑹 𝒀𝑶𝑼, 𝑰 𝑳𝑶𝑽𝑬 𝑼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora