009.

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Jimin & Dorim.

— ¡Jimin para!

— ¡Pero si no he hecho nada, Dorim!

— ¡Vas a romper algo!

Jimin frenó de golpe y pasados los segundos se giró a verla, con pasos lentos se acercó y una sonrisa vacilante en su rostro.— No romperé nada.

Dorim sintió su cara y orejas calentarse, parecía semáforo, de hecho se sentía como uno, diciéndole a Jimin que pare, pero roja. Retrocedió dos pasos y desvió la mirada nerviosa.

— Eh sí, yo... Bueno.

— ¡Vamos!— La tomó de la mano y tiró de ella haciendo que sus piernas reaccionen torpemente.— ¡La casa es gigantesca y tenemos que recorrerla toda!

Dorim no dijo nada ni tampoco protestó, bueno, no podía. Jimin la tenía tomada de la mano y eso era un motivo suficiente para estar muerta en vida. El chico corría de aquí para allá admirando la casa tan grande y moderna, Dorim iba tras de él casi pisándole los talones. Estaba sonrojada a mil, su mano libre temblaba y ya tenía el labio inferior hinchado por tanto morderlo. 

Dorim era muy, muy, extremadamente tímida. Se sonrojaba y ponía nerviosa hasta cuando decía "presente en sus clases". Claro que son sus amigas era otra historia. Pero justo ahora, con el chico de sus sueños, estaba roja – literalmente – de pies a cabeza. Aún así, no pudo evitar sonreír por Jimin, le recordaba a Hyeyoung y Hyosun. Tan sorprendido y asombrado como Hyeyoung y tan hiperactivo y dinámico como Hyosun.

— ¡Mira!— Señaló tras aquellas puertas francesas de cristal.— Un gimnasio. ¡Andando!

Entraron a la pequeña habitación como si de una mina encanta se tratara. Dorim soltó la mano de Jimin y echó un vistazo a todo. Caminadora y dos pares de bicicletas estacionarias, ligas, pesas y todas esas cosas para ejercitar; era un mini gimnasio muy bien equipado. Jimin había ido directo al saco de boxeo que colgaba del techo, caminaba a su alrededor.

— ¿Haces deporte?— Jimin preguntó de la nada. Ya no estaba prestandole atención al saco, estaba frente a ella.— No es por nada pero tienes buen cuerpo.

La sangre de Dorim se calentó y rápido miró a otro lado. Se abanicó con las manos y asintió levemente.

— Practico atletismo.

— Ya veo...— Jimin sonrió y se hincó para estar a la altura de Dorim, quien se encontraba sentada en un banquillo.— Así que corres rápido, eh...

— Supongo.

— Entonces corre ahí.— Señaló la banda de correr.

— No lo haré.— Dijo rápido.— Estás aquí, seguro por tu presencia me caigo y fracturo todo mi cuerpo.

Jimin no pudo evitar soltar una risita.— ¿Te perturbo?

Dorim miró sus manos que estaban empuñadas sobre sus rodillas, asintió levemente.

— Pero no de una mala manera.— Se apresuró decir.— Es que...

— A ver, ¿cómo está eso? 

— No sé si te has dado cuenta, pero soy una persona muy tímida.— Hablo bajita.— Con una mirada tuya me estoy muriendo por dentro, es obvio que algo pasara si subo a ese aparato.

— Ya comprendo.

Jimin negó con la cabeza, pero seguía sonriendo. Dejó caer su trasero al piso y se cruzó de piernas, recargando su mentón en la palma de su mano y mirándola tranquilo, a la vez divertido y curioso. Sentía la necesidad de protegerla y cuidarla, Dorim transmitía eso, era persona frágil. Justo por eso, era la que más recibía amor en el grupo.

— Sabes...— Jimin habló.— Yo dije que mi tipo ideal era una chica tímida, que se sonrojara y eso, pero... que se sonrojara por las acciones bobas y cursis que yo hacía.— Dorim se decepcionó de sí misma. Pero no podía cambiar.— Eres demasiado tímida, y yo sé que hacer para solucionarlo... ¡Mírame!

Dorim levantó su vista e hizo contacto visual con él. Una hermosa sensación fue lo que sintió cuando vio la hermoso, feliz y sincera sonrisa que Jimin le brindaba. De repente, la sonrisa desapareció y fue reemplazada por una graciosa mueca, muecas que se multiplicaron, cada vez con un toque diferente. Dorim empezó a reír como loca, era inevitable, con las manos cubrió sus mejillas rosadas. Jimin paró y sonrió contento.

— Lo siento.

— No te disculpes, Dorim.— Agitó las manos.— Ahora hemos entrado en confianza.

— ¿Lo hemos hecho ya?— Preguntó divertida, él asintió.— ¿Cómo lo sabes?

— Tu voz ya no es baja y tampoco tiembla, además, tu mirada a cambiado y estás sonriendo divertida.

— Woah... Daebak.

— Y ahora que estamos en confianza...— Jimin palmeó frente de él, indicándole que se sentara ahí. Dorim saltó del banco y lo hizo.— Quiero confesarte que, tu carta, ha sido la más hermosa y especial que me han dado. La tengo guardada en mi caja de recuerdos, ¿sabes? Incluso con el sobre.

Dorim abrió sus ojos sorprendida. Eso era... Increíble. Había ido a varias fansings, pero sólo una vez tuvo la oportunidad de darle una carta a su amado, carta donde se desahogó completamente y no pudo evitar que Jimin sabía de sus problemas personales, además, le confesó todo lo que sentía por él, con las palabras más sinceras y un sentimiento transmitido entre ellas.

— Eso es imposible.

— Muchas te lo dicen, pero realmente, tú eres mi fuerza, tu sonrisa mi pedestal y tu voz la razón por la que sigo aquí. Gracias Park Jimin, gracias por ser mi apoyo sin siquiera darte cuenta.– Dijo Jimin exactamente las últimas palabras escritas en la carta. Los ojos de Dorim se humedecieron.

— Es que ni siquiera puedo creer que hayas tomado mi carta entre cientas que recibes.

— Hace rato, allá arriba, dije que te conocía ¿no es así?— Sonrió juguetón.

— Creí que jugabas.

— Nunca olvidaría a aquella chica que cubría su cara en el fansing, llamó tanto mi atención cuando tomé la carta y rocé mis dedos con sus manos, sentí el temblor de ellas. ¿Recuerdas ese día?

— Nunca olvidaré la sonrisa que me diste ese día.— Confesó.

— Busqué tu mirada, y la encontré. Espero no olvides este día tampoco.

— Nunca lo haré Jimin, realmente es el mejor día de toda mi vida y como siempre, gracias a ti.

Happy Anniversary ➳ BTSWhere stories live. Discover now