Un obsequio más

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La ducha había sido rápida pero reparadora, el agua caliente intentando lavar las dudas que la asaltaban. Mon se envolvió en una toalla, no había tenido tiempo de traer su ropa, así que abrió el armario, dispuesta a usar algo de Sam. Cada prenda era un recordatorio de los fantasmas del pasado. "Es solo ropa" se mintió a sí misma mientras se vestía, ignorando como la tela olía a ese perfume caro que Sam usaba los días especiales.

Al regresar a la sala, encontró a Jimm enseñándole a Sumi cómo hacer dibujos en la tableta.

-Gracias por cuidar de Sumi, ¿te sirvo soda, té o tal vez una mimosa... como en los viejos tiempos?-

- Dios mío, todavía recuerdas mi debilidad por el champán antes del medio día. -

Ambas compartieron una amena y divertida charla mientras Sumi ahora veía una película en su nueva tablet.

- Oh, ya es tarde, es hora de ir a recoger a mi hijo, debo irme querida.- Jimm miró el reloj con resignación.

Mon la acompañó a la puerta. Ahí Jimm la miró con una expresión de culpa.

- Mon, antes de irme... Necesito confesarte algo.- Jimm la tomó del brazo, alejándolas del alcance auditivo de Sumi. - Espero que no me odies por esto, pero fui yo quien le dijo a Sam que no te habías ido a Londres.-

- Las vi hace unos días en la escuela, al parecer la inscribiste en la misma escuela que Towan.- Continúo Jimm, jugando nerviosa con su pulsera.

- Sam llevaba semanas obsesionada con una niña que vio en el centro comercial, la verdad, creí que estaba perdiendo la cordura pero cuando las vi juntas... Dios, Mon, era como mirar a Sam a los cinco años.-

- Así que fuiste tú, por un momento creí que me Sam me había seguido o algo así.-

- Fui yo ¿podrías perdonarme por favor?- Jimm tomó las manos de Mon.

- Claro que si, Sam es tu amiga, yo habría hecho lo mismo.-

- Tú también eres mi amiga, tal vez debí acercarme y preguntarte a ti, antes de hacer conjeturas.-

-¡Casi lo olvido!- Gritó Jimm, olvidándose por completo de la conversación anterior. Corrió hacia su bolso como una niña en Navidad.

- Esto es SOLO para ti. Bueno, para ti y cierta idiota que conocemos.-

La caja era inconfundible. Mon no necesitaba abrirla para saber que era una botella de cognac Remy Martin Louis, la misma que Jimm les había regalado para concretar "la misión".

- Sé que les hará falta.- Mon se puso completamente roja.

- De hecho, ayer, antes del accidente de Sumi, nosotras casi... Bueno prácticamente pasó algo.- confesó con timidez.

Jimm lanzó un grito agudo que hizo volar a un grupo de pájaros fuera de la casa.

- Eso es mejor de lo que esperaba, una vez que ustedes comenzaron no pudieron detenerse eh, ustedes parecían dos conejitos, no podían parar de...-

- Jimm!- Regañó Mon, sintiendo sus mejillas arder. Jimm solo incrementó su risa al ver a su amiga tan avergonzada.

- Ok, ok, lo siento, vaya, me da gusto saber que Sam dejó de ser tan lenta y torpe, dime, ¿sigue siendo igual de buena?- Elevó sus cejas preguntando de manera pícara.

- No... no llegamos a tanto. Fue solo un momento. Un error.

- Cariño, sabes que no es así, entre ustedes dos nunca será un error. Sam es una idiota, pero te ama con todo lo que es, nunca dejo de hacerlo. Cuando te fuiste, se hundió, no comía, no dormía, se dedicó a beber, estuvo casi nueve meses completamente anestesiada en alcohol, Kade, Tee y yo nos turnábamos para venir a verla y al menos obligarla a tomar una ducha.-

Mon se conmovió con la historia, nunca antes había tenido la perspectiva de cómo había llevado Sam la separación.

- Seguro fue aún más duro para ti querida, afrontaste todo eso con el corazón roto, en otro país, y atrevsando un embarazo por ti misma.

- Fue muy difícil Jimm.- Mon lloró.

- Oh querida, siento que hayas, que ambas hayan tenido que pasar por algo así. -

- De corazón espero que lo puedan solucionar.- Agregó.

- No se Jimm, ella se está esforzando mucho, pero...-

- Vi ese gran ramo, ella no está perdiendo el tiempo.- Interrumpió.

- No es solo eso, ella ha cuidado cada detalle, es cariñosa, es generosa, atenta, paciente...- Sonrió al describir todo lo que era Sam con ella y con su hija.

- Con la forma en que tus ojos brillan cuando hablas de ella y la manera en que tu sonrisa crece, no sé si puedas encontrar un "pero".-

- Pero... ella rompió mi corazón. Si no hubiera sido por Sumi, no sé si hubiera tenido fuerzas para continuar. -

- No digas eso Mon.-

- Incluso ahora, una pequeña parte de mí la odia tanto, odio que sea tan linda y perfecta, no tiene derecho.- Sus ojos se llenaron de lágrimas contenidas.

- Esa idiota es impulsiva, pero te ama. Siempre lo hizo. Y ahora- Empujó la caja del cognac contra su pecho. -Tienen una segunda oportunidad que pocas personas obtienen en su vida.-

El claxon del un auto interrumpió el momento, Jimm le dio un beso rápido en la mejilla.

- Mi chofer está impaciente, no se puede permitir una infracción más porque le obligo a ir rápido. Cariño, usa el elixir sabiamente. Y Mon...- Se acercó a su odio para susurrar. -No dejes que el miedo les robe esto otra vez.-

Cuando la puerta se cerró, Mon se quedó mirando la botella, sintiendo como el pasado, el dolor y las dudas se materializaban en sus manos. En la sala, Sumi reía con su película, ajena a la tormenta que golpeaba el corazón de mommy.

Algo en comúnWhere stories live. Discover now