1. Capítulo 1: Everard (2ª Parte)

Comenzar desde el principio
                                    

—Podría ayudar a calentarte —dijo sonriente al cerrar la puerta por detrás de él y podría jurar que escuchaba claramente mi acelerado corazón. Quería a Alhaster, pero son estas vistas y estos diálogos los que debían prohibirse en las noches—. ¿Sabías que en supervivencia se recurre al calor cuerpo con cuerpo?

Y no pude replicar eso, pues sin pedirme permiso me quitó la manta y me empujó un poco para sentarse tras de mí y abrazarme con fuerza. Podía sentir la calidez proveniente de su piel y eso, sumado a la calidez de la sabana al abrigarme, me brindaba una satisfacción única.

—Si te quitaras esa ropa húmeda estarías mejor —comentó en un susurró al acercarme más a su cuerpo—. ¿No crees?

—N-no abuses C-Castiel —respondí enojada. De ninguna manera quitaría mi ropa—. M-mejor ha-háblame sobre E-Everard.

—Everard es una población que tiene más historia de lo que podrías creer...

¿Por qué no podía escucharlo? Mis parpados se cerraban con tanta facilidad que deduje caería dormida en su desnudo pecho. Mientras más intentaba mantenerme despierta, mayor era el lapso que mi cuerpo se mantenía adormecido. Luché, pero solo fue hasta que me dejé llevar por completo del cansancio y me sumergí en un abismo negro.

~~~

—¿Nos vamos? —Una voz masculina irrumpió en lo que parecía ser un largo sueño. Ya no escuchaba el horrendo estruendo de la tormenta y mi cuerpo se mantenía cálido—. El dragón te mataría si viera como duerme en tus brazos.

—Eso se llama envidia, eh. Darías cualquier cosa porque el hada durmiera así en tus brazos, ¿cierto? Además, no pienso en ella de esa forma.

—No importa, solo déjala dormir, los demás también están descansando.

—Vamos, entonces —respondió la segunda voz y sentí cuando fui removida.

Estaba despierta hace un rato, pero el cansancio me había obligado a mantener los ojos cerrados. Al parecer, la larga caminata empezaba a pasarme factura.

Abrir los ojos me permitió ver como mi compañero de habitación se vestía de negro al igual que Brennan, ambos con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Qué estaban planeando? Sea lo que sea, necesitaba descubrirlo.

—Yo voy —dije en un tono bajo, ganándome la sorpresa de ambos—. Quiero descubrir porqué están tan emocionados esta noche.

—No es buena idea —respondió Brennan—, nosotros no pretendemos venir... temprano, ¿me entiendes?

—En pocas palabras, no seremos niñeros, Ilora —dijo Castiel enojado—. Haremos cosas... de adultos.

Esas palabras me resultaron tan familiares que deduje lo que harían... Sin embargo quería ir y conocer más de este mundo, lo que me llevó a levantarme y acercarme a mi morral, notando que todas mis ropas estaban tendidas sobre una silla de madera.

Egocéntrico y engreído, aún era tierno y comprometido el elfo.

—Ponte el vestido de los elfos, va más con la ocasión y evitará que las personas se confundan —dijo Castiel, al ver que no habría forma de que cambiara de opinión—. Te esperaremos en la puerta.

Obedeciendo y sin cuestionar me puse el elegante vestido. Si decían que así debía vestir, pues así lo haría. No tenía idea de donde estaba, rebatir sus ideas era una completa idiotez.

Salí de la cabaña a su lado, descubriendo un cielo despejado, oscuro y repleto de estrellas. Muchas personas caminaban por el húmedo suelo, algunos hablaban y otros corrían alegremente. Era una locura la movilidad en la misma, parecía un día en el centro de la ciudad y me gustaba.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora