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No durmieron, es algo que se debe aclarar, como Petey lo prometió, por la madrugada lo premió con mimos, no tuvieron exactamente sexo, pero se habían divertido de otra manera.

— Bueno... Pensé que volveríamos esa misma noche, resulta que terminó siendo una horrible noche — Petey habló con él can, los dos aún en ese colchón, mientras veían como el sol salía — Tenía muchas ansias por irme ya— En lo que hablaban Petey se distraía en un intento de hacer trenzas al can, resulta que por la nuca tenía bastante pelo— De verdad que tienes mucho pelo aquí — Petey jaló con un tanto para que las trenzas no salgan sueltas, Dogman no se quejaba, se aguantaba el dolor, por ello el felino reía bajo— ¡Ouch, lo siento! — Resulta que Petey había jalado con tanta fuerza que hizo saltar a Dogman del dolor.

Había pasado toda la mañana haciéndole trenzas para matar el aburrimiento, claro que estaba entretenido, pero ya terminó, entonces los dos se sentaron juntos afuera, en ese callejón donde el sol caía con fuerza, los dos miraban a la nada siendo quemados por los rayos.

— Dogman... Yo creo que ya es hora de irnos, ya causamos muchos problemas aquí, no quiero que nos atrapen por una segunda vez — La voz de Petey se había convertido en una de tranquilidad, una franca, parecía que ahora esa voz tenía la paciencia que nunca tuvo antes, ya no era esa voz de amargura, consiguió su paz pero estaba preocupado— Debemos irnos— El can escuchó atento antes de mirar al felino, lo miró con seriedad, no dijo ni una sola palabra, pero comprendió la desesperación del felino, Petey se levanta de su lugar junto a Dogman, quien le da la mano.

Dogman entonces acepto su petición, tomaron el autobús y en su transcurso intentaban tapar su rostro, no estaban avergonzados, estaban ansiosos, no querían ser descubiertos, pero al final nadie los reconoció. Luego de eso iban a desayunar cerca de una parada, no estaban en el centro de esa ciudad, estaban casi a los bordes, dónde terminaba la ciudad, fue ahí donde tomaron camino hasta esa parada. En un puesto pequeño, adentro un pequeño local, apenas había dos mesas, en una de ellas Petey y Dogman sentados, se miraban entre si mientras jugaban con sus manos, estaban esperando a ser atendidos, pensarán que es un juego extraño, pero entre los dos se pellizcaban las manos y ver quien era más rápido en apartar las manos. Se reían mucho.

— ¿Que vas a pedir tú? — Pregunta el felino con una sonrisa, estaba feliz de que el can sea tan atento para llevarlo a comer antes de irse, además de que el juego de pellizcos le animaba.

Dogman revisa el menú un tanto, le enseña el boleto y con un dedo apunta la comida que iba a comer, Petey asiente.

— Yo también iba a pedir eso.

Lo demás no importa, comieron juntos, la pasaron bien en ese entonces, conversaban sobre lo que pasaron la noche anterior, entre los dos explicaban lo asustados que se sintieron, la adrenalina que nunca faltó, Dogman explico con tanta emoción que nunca en su vida hizo algo así, pero se sentía feliz de haber logrado escapar, Petey por su lado, explicó que hace mucho no tocaba un arma, admitió el miedo que le dió clavar un cuchillo con sus propias manos.

— ¡En serio! Cuando lo hice ví como su sangre salpicó por mi cara — El felino dice con una sonrisa, como si el recuerdo siguiera tan vivo en su cabeza, lo recordaba tan bien — ¡Fue asqueroso! — Petey saca la lengua demostrando su asco.

Dogman miró al felino con una sonrisa bien pegada, le gustaba ver a Petey tan contenta y emocionado contando su experiencia, entonces entiende que al felino le fascinaba la adrenalina y vivir situaciones como esas. Fue ahí que el can recuerda las palabras del felino "Hace tiempo que no toco un arma" Entonces Dogman se pregunta "¿Hace tiempo? Entonces antes si utilizo una pistola" El can de inmediato le pregunta a Petey con su lenguaje de señas.

★彡( ¿ᏋᏝ ᎷᏋ ᎶᏬᏕᏖᏗ? )彡★ (Dogman X Petey)Where stories live. Discover now