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Debo decir que esas noches me sentí muy feliz, en mi vida después de tantos años, jamás me había sentido mejor, y cuando me siento bien siempre me lo quitan, ¿Por qué? El mundo es tan cruel conmigo, no sé que mierda estoy pagando, por fin me sentí en paz, pero no puedo sentir la paz cuando mis costillas luchan contra mis pulmones, como si cada vez que deseaba respirar se me hiciera un nudo en la garganta, hacía un esfuerzo por respirar bien, pero eso solo causaba un maldito dolor, tan horrible como sentir una punzada en los malditos adentros de mí ser, esta noche estaba muriendo, lo sabía muy bien, lo sé porque el corazón no me iba muy bien.

Dogman lamento tanto que estés presenciando esto, siento tanto que estés llorando y sufriendo por mí dolor, realmente me odio por arruinar la felicidad que estábamos construyendo, no es mí intención estar muriendo en cama frente a ti, mí cuerpo estaba desnudo de nuevo, no porque hicimos algo esa noche, si no porque tenía un inmenso calor y sudor por forzar mí cuerpo, no respiraba porque sentía que alguien presionaba mí cuello, como si unas manos imaginarias estuvieran apretando mí pecho y la otra estrangulaba mi cuello.

-Perdon, Dogman - Otra vez estaba llorando frente a él.

Y por un carajo, no sé porque, pero duele más verlo llorar y aullar frente a mí, en serio, de verdad perdón Dogman, me odio mucho. Lo único que me podía consolar eran sus manos sobre las mías y luego acariciaba mí cuerpo, esto no me provoca calentura, para nada, me provoca ternura y una sensación de cariño. Maldita sea, solo quiero preguntar al universo que carajo pago, porque no quiero hacerle daño a este pobre perro, no me gusta que se vea así, sorbe todo cuando me besa muchas veces, porque desde el momento en el que me vio llorar en tanta oscuridad de la noche, pues me consoló y me abrazó, me dolió tanto cuando no pude respirar y el solo me hizo tranquilizar con sus gestos, como si tuviera el poder de haber convertido esa tristeza en algo mejor.

- Por favor, Dogman, no me dejes morir.

Desde muy pequeño ya había surgido ese problema en mí corazón y en mis pulmones, primero pensé que era asma, pero nunca actué para sanarme, mi madre no tenía el dinero suficiente para ver qué me pasaba, así que supuso que solo era asma, entonces empecé a consumir medicamentos que no ayudaron en nada, más bien, eran esos jarabes y putas pastillas que me hinchaban y hacían que tuviera más apetito, gracias a eso engordé a los cinco años, sentía que de verdad estaba con mucho peso, fue por eso que empecé a dejar de comer y descuidar mí cuerpo de una manera peligrosa, era una rutina de comer y vomitar, solo comía un pan y agua para saciar mí hambre, después lo sacaba todo, como si eso engañara a mí estómago, claro que funcionaba, pero tuvo sus consecuencias.

Un día de primavera después de que mí madre haya fallecido y el maldito de mí padre se largue, había terminado de ordenar mí habitación, ese día me alojé en un departamento, hice mucho esfuerzo cargando algunas cosas, me tomó toda la tarde y cuando terminé recordé que no había comido nada, fue entonces que decidí comer tan solo un huevo, lo acabé y lo vomité en el lavadero del baño, recuerdo bien que el mundo se detuvo cuando vi puntos negros que me cegaban, el cerebro me dejó de funcionar, estaba mareado, esa vez mis pies tambalearon, no podía controlar mí cuerpo, unos segundos más y caí al suelo de espaldas, el golpe fue tan fuerte que los vecinos me escucharon, el dueño me vió y luego me recogieron. Ese mismo día estaba en un maldito hospital, ni siquiera recuerdo cual era, solo supe que los esfuerzos de ese día y haber forzado mí cuerpo a no comer fue la gota que derramó el vaso, todo para acabar ahí, el médico me advirtió e incluso me amenazó, en ese entonces empezó mí rebeldía contra todos y empezar a actuar por impulso, volví al departamento y todos me veían mal. Ellos sabían lo que hacía con mí cuerpo.

Luego cumplí con los quince, por fin había bajado de peso, la vida no era tan buena, era tan aburrido hasta el punto de querer matarme, estaba planeando el día de mí muerte, de no ser porque un día el maldito de "O.S.P", OSP era su apodo, y quién diablos sabe que significa eso, lo conocí en una fiesta en la que me había colado, no conocía a nadie de ahí, me había visto tan solo, él era igual de miserable que yo, y lo primero que se le ocurrió fue hacer mí vida como lo suya, pues me invitó un dulce, era un tanto picoso, esas pastillas que las consumí sin ningún cuidado, eso es lo que empezó un largo periodo de consumir drogas por lo bien que me hacía sentir, el mundo se veía bien de alguna manera, hasta que volví a desmayarme enfrente de todos, me desmayé en una plaza, eso me costó otra advertencia de los médicos y una terapia, la terapia terminó cuando cumplí diecisiete, de algo sirvió, pero un drogadicto no deja así las drogas, entonces conocí el alcohol, no era lo mismo, pero saciaba mí necesidad, otro error en mí vida, la cantidad que consumía de el alcohol después de haberme recuperado de las drogas me causó gastritis.

★彡( ¿ᏋᏝ ᎷᏋ ᎶᏬᏕᏖᏗ? )彡★ (Dogman X Petey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora