El Gran Final

Start bij het begin
                                    

Subí las escaleras tan lento como pude, eran viejas y rechinaban. Las escaleras me llevaron hasta el segundo piso que no era tan grande y tenía al menos dos habitaciones y el baño, caminé lentamente sujetando mi arma y examine la primera habitación, estaba vacía, fui a la siguiente y la puerta estaba semi cerrada, asomé mi cabeza y ahí estaban los dos en la cama ya dormidos, sonreí tanto como pude y en mi mente los mal dije por poder dormir tan tranquilos a pesar de haberme hecho tanto daño.

Sin perder mas tiempo entré a la habitación, encendí la luz y les apunté con la pistola, el sonido que hizo y la luz encendida los despertó a ambos y solté una maniática sonrisa la cual también había practicado, ambos me vieron aterrados y muy confundidos.

-¿Quién eres? ¿Que quieres? Preguntó Albert.

-¿No me reconocen?

Ambos me miraron fijamente y su respiración era agitada, podía ver como ambos transpiraban era una sensación emocionante.

-¡Emily! ¿Eres tú? Preguntó Sara.

-¡Asi es! Tenemos una ganadora damas y caballeros, jajaja.

-¡Estás vestida de payaso! Creí que los odiabas, dijo Albert casi en estado de shock.

-La verdad no, los odio más a ustedes, les dije acercándome un poco y acercando más mi pistola, podía ver en sus miradas el terror, un terror que alguna vez les tuve, pero ahora se veían tan vulnerables, esto sería fácil.

-Emily, por favor no nos mates, realmente aprendimos nuestra lección en prisión, ya no queremos hacerte daño, ¡Lo juro! Dijo Sara apretando su almohada y la tenía en su pecho como si fuese un escudo.

-A ustedes dos jamás volveré a creerles nada, me hicieron mucho daño uno que no se perdona fácilmente, uno que merece pagarse con sangre.

-¡Emily no! Lo sentimos mucho, de verdad, decía Albert aterrado.

-Desearía torturarlos a los dos pero me harían perder más mi valioso tiempo y esfuerzo, así que les daré una muerte rápida e insignificante que no vale la pena.

Ambos se veían tan aterrados que casi me creía su cuento, ambos con su mirada parecían despedirse de este mundo, no tenían esta vez un plan, esta vez los había tomado por sorpresa, quizás no se esperaban esto de la débil e ignorante Emily que creyeron que era.

Mi mano comenzó a temblar, estaba transpirando y mi corazón se aceleraba a un ritmo increíble, un nudo en la garganta me asfixiaba. Pensé una y otra vez en que si esto estaba correcto, esto me iba a rebajar a su mismo nivel, esto me haría tener sangre asesina en mis manos, pero al mismo tiempo ellos debían pagar, ellos no habían meditado las cosas y no habían tenido compasión.

Mientras Albert rogaba por su vida, Sara deslizaba su mano lentamente hacía un mueble con una gabeta que tenía a un lado de la cama, algo me decía que iba a sacar un arma así que me puse nerviosa y sin más pensarlo le dispare en la cabeza, la sangre de Sara se esparcio en la pared y ella cayó en las blancas almohadas completamente muerta y Albert del susto se tiró de la cama y cayó al suelo, corrí a su lado y apreté su pecho con mi pie y lo apunté con la pistola en la sien.

-Di tus últimas palabras maldito payaso.

-Emily perdóname, yo estaba muy joven y dolido por lo que le hiciste a mi padre, pero en prisión aprendí mucho y reflexione las cosas, yo sólo quería salir de ahí, casarme y tener hijos, no quería vengarme y hacerte más daño.

-No puedes tener hijos con una muerta, le dije y comencé a reír, él se veía tan sincero y tan asustado, estaba llorando y eso me deleitaba.

-No, no puedo, pero por favor perdóname, es en serio, yo no quiero hacerte más daño, por el amor que un día me tuviste, ¡Déjame vivir!

-Ese amor fue mentira, todo lo fue, yo suplique por mi vida y tú me torturaste e ibas a matarme infeliz, no puedo dejarte vivir.

-¡Emily! ¡Te lo ruego!

Miré a Albert detenidamente, podía ver su dolor, su arrepentimiento, su miedo, pensaba en todas las cosas que me había hecho y sentía mucho odio, todo aquello me hizo recuperar el valor y la fuerza que estaba perdiendo, a esto había venido no tenía porque seguirlo escuchando un minuto más.

-Gracias por pedirme perdón, pero yo no puedo perdonarte, ahora ve con Sara y pudrete en el infierno, ah y me saludas a tu papito ¡Infeliz!

Albert cerró los ojos y las lágrimas caían en sus mejillas, lo apunté fuertemente y dejé ir el tiro que me daría mi pase a una mejor vida, a mi libertad, a mi felicidad...

Me aleje para contemplar mi obra, Albert cayó muerto y su sangre se derramaba en el suelo junto con trozos de su cerebro esparcido, me deleitaba aquella escena y podía saborear la sangre que había caído en mi cara, era el sabor de la venganza y créanme, este plato me supo caliente...

Desordene un poco la habitación y quebre un vaso que estaba en la habitación, puse el arma cuidadosamente en la mano de Albert. Me había asegurado de usar guantes para que no quedarán mis huellas dactilares, arreglé la escena para que pareciera que había habido una fuerte discusión y que Albert le había disparado a Sara y él en su desesperación se había quitado la vida, y como los dos eran unos delincuentes obviamente no iban a parecer inocentes.

Salí rápidamente de la casa pues a lo mejor ya alguno de los vecinos había llamado a la policía, cerré bien la puerta de atrás y corrí a subirme al auto, una vez dentro Tom se puso en marcha y me quité la peluca y dejé que el viento despeinara mi largo cabello.

-Bien hecho hermana. Dijo Tom y ambos empezamos a reír con nuestras risas macabras.

Finalmente voy a ser feliz, finalmente se ha hecho justicia...

Soy Emily Watson y ya no le temo a los malditos payasos...

------------------------------------

FIN

------------------------------------

No hubo capturas ni sospechosos en el caso de Albert y Sara, Emily finalmente es feliz, se casó con un buen hombre llamado John y ahora espera su primer hijo, pero eso si... Emily jamás baja la guarda...

Nunca se sabe que puede pasar...

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

Yo odio a los payasos [#Wattys2015]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu