Esperanza

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Ya estaba atardeciendo, me preguntaba si la policía vendría, ya habían pasado un par de horas. Albert y Sara entraron nuevamente y traían la mesa y un saco con cosas, ya no estaban vestidos de payaso y comenzaron a sacar cuchillos, clavos, martillos, navajas y una cierra eléctrica, sabía que ahora si iban a matarme no cabía duda.

-Que usaremos primero, veamos... ¿Que tal este martillo?

Albert se dirigía hacía mi con el martillo y de pronto se escuchó el sonido más hermoso que jamás escuché en mi vida... La sirena de un auto de policía, la mirada de terror en Albert y Sara fue la cereza del pastel en aquel dulce momento.

-¡Es la policía!

-¿Llamaste a la policía perra?

-Si... La estúpida de Emily no es tan estúpida después de todo...

-¡Maldición! Corramos, vámonos de aquí.

Salieron corriendo por una puerta trasera y los agentes demolieron la puerta principal y entraron, jamás pensé que amaría tanto verlos, estaba salvada y las lágrimas de felicidad en mi rostro caían una a una como un grifo abierto.

-¿A dónde están los malhechores? Preguntó un agente.

-Salieron por esa puerta de atrás.

-¡Vamos! Dijo y al menos unos quince hombres fueron tras él y uno se quedó conmigo.

-¡Dios mío criatura! ¡Que te han hecho!

La cara de horror del agente me dio la impresión de que yo estaba realmente mal, tomó su radio y llamó a una ambulancia y me dio agua de una botella y me puso una frasada encima, sentía mucho frio, parecía ser el frio de la muerte.

La ambulancia llegó y tuvieron que sacarme en una camilla ya que yo estaba muy malherida, al salir pude ver a Albert y a Sara finalmente atrapados en un carro patrulla, ambos me miraron con cara de odio, supongo que estaban arrepentidos de no haberme matado antes.

La policía acordonó el área y me subieron a la ambulancia, nos conduciamos lejos de ahí y yo mientras cerraba los ojos, simplemente quería dormir...

Abrí los ojos nuevamente, sentía que habían pasado horas, al abrirlos pude ver que estaba en un cuarto de hospital y tuve la visión más hermosa de todas, mi papá estaba dormido en un sofá y Megan leía una revista, Tom entró con un café en sus manos y lo dejó caer al verme despierta y comencé a llorar de la emoción, jamás en mi vida me alegré tanto de verlos, ¡En serio! ¡Jamás!

-¡Emily! Gritó Tom y papá se despertó, comenzaron a llorar y todos corrieron hacía mi.

-Papá, Tom, Megan, los amo.

-Hija Dios mío, ¡Por que hija! Tom nos contó todo, ¿Por qué no no dijiste nada hija?

-No quería preocuparte papá.

-¡Pero hija! Corrias grave peligro.

-Cero reproches por ahora papá, gracias a Dios Emily esta viva, dijo Tom llorando.

-Si, mi hermana esta viva, ¡Gracias Dios! Dijo Megan empapada en lágrimas.

-Si es verdad hija, estas viva y eso es lo importante.

-Mamá me ayudó mucho, ella me dijo que debía ser fuerte.

-Que bueno hija, dijo papá llorando como chiquillo.

-¿Cómo se contactaron los agentes con ustedes?

-De hecho como no nos habías llamado en más de tres días me asusté mucho, fui hasta la casa y llamamos a la Universidad, nos dijeron que no habías ido a clase y que no estabas en tu habitación, fuimos a la policía y reportamos tu desaparición, te buscamos por todas partes y cuando llamaste al escuchar tu nombre los agentes no perdieron más el tiempo y fueron a salvarte.

-Me imagino lo difícil que fue para ustedes sobrellevar esta situación, No fue fácil conseguir ese teléfono, tuve que ganarme la confianza de la tipa.

-Ya luego hablaremos de eso hija, no recuerdes eso.

-¿Que tan mal estoy papá?

-Eso no importa hija, mejor procura no hablar mucho y descansa.

Miré mis manos y noté el montón de cables a los que había sido conectada, toqué mi rostro y tenía una especie de venda en el que no cubría mis labios y mis ojos, también noté las vendas que tenía en mi pecho.

-¿Que le pasó a mi cara? ¿Por favor díganme?

-Sufriste quemaduras de primer grado por la pintura pero ya sanara, tenías las costillas rotas y tuvieron que vendarte además de las heridas que tenías en la espalda, ¡Infelices! Dijo Tom muy molesto.

-¡No puede ser!

-Vas a recuperarte hija y esos malditos van a pagar.

El médico entró y les pidió a todos que salieran pues la hora de visita había acabado, todos salieron y comencé a llorar de felicidad, también de tristeza puesto que de verdad estaba mal, pero estaba viva y al fin con mi familia.

Llamé a Tom para hablar a solas, le conté como habían sucedido las cosas y los perversos detalles que ocultaria a Megan y a papá, aunque también tenía una importante pregunta que hacerle.

-Tom, ¿No le dijiste a papá que maté al payaso? ¿Verdad?

-No Emily, no creo que papá resistiera algo así.

-Menos mal.

-Desearía ver a esos malditos y matarlos yo mismo con mis manos.

-No quiero hablar de eso Tom, no quiero ni recordarlo.

-Esta bien, descansa yo ya debo irme.

-Hasta luego y gracias Tom.

-Te quiero hermana.

-Y yo a ti.

Tom sonrió y cerró la puerta, yo también deseaba matar a esos dos y vengarme por lo que habían hecho conmigo...

El agente encargado de esto era el agente Jones, le relate cada detalle y él parecía bastante aterrado, según me dijo mi caso estaba absolutamente ganado, mi cuerpo tenía pruebas suficientes de mi abuso y mi tortura, también el granero, habían tomado fotos del colchón, la cadena a la que me habían atado, los payasos que estaban en el lugar y las armas y cuchillos, parecía un escenario escalofriante que había puesto los pelos de punta a todos, esas habían sido las palabras del agente Jones.

El juicio se llevaría acabo pronto hasta que yo lograra recuperarme un poco, aunque la verdad estaba nerviosa, no quería volver a verle la cara a esos dos y tener que pararme en el estrado y contar lo sucedido, tampoco quería tener que revivir todo y escuchar lo que todos tenían para decir, esto me hacía sentir terrible pero debía hacerse justicia y esos dos tenían que pagar.

Poco a poco me sentía más fuerte, me quitaron las vendas del rostro y me vi ante un espejo por primera vez, no me había reconocido, ya no era nada de lo que alguna vez había sido, mis labios estaban destrozados, mis mejillas moradas y mis ojeras marcadas y profundas, mis ojos no tenían nada de brillo y tenía llagas en mi rostro y aún tenía la cara un poco roja, solté el espejo y comencé a llorar.

-Vas a ponerte bien hija, eres la persona más valiente que he conocido y me enorgullece que seas mi hija, esto no es nada comparado a lo que has vivido, vas a sanarte, esos malditos irán a prisión, vas a seguir estudiando y harás tu vida, esto finalmente va a terminar y vas a hacer feliz, ¡Lo juro!

Miré a papá con lágrimas en los ojos y le di un fuerte abrazo, tenía razón esto no era nada, yo iba a recuperar mi vida y esta pesadilla iba a terminar, aún quedaba una pequeña esperanza en mi...

Logré dar mis primeros pasos en el pasillo del hospital, aún estaba débil pero esto sería de a poco, el doctor dijo que hubiera muerto por la deshidratación, ahora me estaba recuperando y llenandome de vida nuevamente, la vida que ese par quería quitarme.

Me llenaba de fuerza al imaginarme a esos estúpidos en su celda pasandola realmente mal...

Yo odio a los payasos [#Wattys2015]Where stories live. Discover now