Capítulo 5

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Prof Jennifer

Estaciono el auto que la escuela me presta para transportarme en el puesto habitual frente al edificio de profesores.

- ¿Estás segura de que puedo estar aquí? - Pregunta mi no tan pequeña hija, mirándome con esos enormes ojos verdes que son como un espejo de los míos.

- Eres mi hija, no es como si trajera a un estudiante desconocido... además, después del terrible acontecimiento de esta noche, dudo que el decano me ponga algún inconveniente. - Le respondí mientras le coloque un mechón de cabello tras su oreja. - Soy tu madre, tengo derecho a preocuparme por ti ¿no?

Ella solo asintió tras bajar la mirada a sus pies, mientras aun estamos en el auto.

- ¿Le avisaste a tus compañeras de habitación que estarías aquí? - Le pregunte tras unos instantes de silencio que decidí cortar y evitando tocar el tema de su padre.

- Le dije a una de ellas antes de venirme... nos quitaron los teléfonos. El decano dijo que él prefería que los padres se enteraran de lo de Lucy por sus palabras a que se enteraran por nosotros.

Asentí y le dije que saliéramos del auto.

Amo a mi hija, pero no estoy preparada para tener una conversación larga y compleja con ella.

El hecho de haber visto a su padre hoy nos alteró, sin contar que ella fue una de las primeras en haber visto el cadáver de aquella pobre chica.

Vi como Sarah se bajaba del auto y caminaba a paso lento hasta el edificio de docentes.

La vi entrar y seguí su paso hasta que la vibración de mi teléfono en mi bolsillo me hizo detenerme.

- ¿Número desconocido? - Dije sabiendo que nadie me escuchaba.

Contesté y la voz de mi pasado fue la que escuche en mi oído. Si verlo hoy fue impactante, que me llamara a mi celular me hizo sentir un vacio en mi estomago.

- ¿Jennifer? ¿Estás ahí? - Pregunto su voz en mi oído. - Por favor no me cuelgues, necesito hablarte.

- ¿Qué quieres Matthew? - Le respondí y sentí un escalofrío al pronunciar su nombre.

Algo dentro de mí pedía a gritos que le colgara, pero otra parte me decía que necesitaba hablar con él. El recuerdo de aquellos chicos que hace veinte años vivieron una situación de trauma parecida a la de hoy me obligó a contestarle.

- ¿La llevaste a tu departamento? - Preguntó el con tono preocupado.

- Si, era lo mejor. - Contesté enseguida y dándome cuenta que era la conversación más larga que habíamos tenido desde el divorcio. - Ya yo viví esta situación, no es lindo pasar la noche en un lugar donde hubo un asesinato.

- También lo notaste, ¿Cierto? - Preguntó el y no fue necesario que respondiera. El sabía el parentesco de las historias. - Créeme que yo incluso llegué a creer que podría ser él. De hecho, cuando llegue a la oficina, lo primero que hice fue ver su expediente, el vídeo de su juicio y el vídeo de su muerte.

- ¿Qué clase de sádico graba un asesinato? - Pregunté indignada.

- Sabes muy bien que pienso igual. - Me respondió y sé que decía la verdad, cuando estábamos juntos siempre me comentaba lo mucho que estaba en desacuerdo con muchas de las normas que tenía que cumplir. - Es algo sádico, pero no cuenta como asesinato. O eso es lo que ellos dicen.

No respondí, en parte porque estaba recordando muchas cosas del pasado, aquel asesino, aquellos momentos de tortura y la época en la que estuve casada con el hombre al que le hablo al teléfono.

Crímenes Juveniles: Archivos ClausuradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora