Capítulo 3

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Francisco

-Entonces, querido hermano... ¿Cuales son las reglas más importantes de las fiestas universitarias? - Pregunto mientras me baño en perfume y observo a mi hermano, no puedo evitar arreglar un poco su cabello y el cuello de su camisa manga corta. El puede conquistar a las chicas que quiera sin mi ayuda, pero me gusta darle consejos, me gusta protegerlo. Es la única persona que de verdad me importa

Mi padre es un político de alto prestigio en el país, nos quiere, pero su amor verdadero es su trabajo... y tal vez su pene. Mi madre le es infiel con el chico que limpia la piscina y mi padre con modelos, pasantes, asistentes, la hija del presidente, y cualquier chica que Cameron o yo hayamos dejado.

No quiero caer en el cliché de la familia millonaria e infeliz, porque estaría mintiendo. Mis padres nos dieron mucho cariño y nunca nos faltaron ni en educación ni en cosas costosas. Su error fue el seguir con su matrimonio cuando para nadie era un secreto que mamá follaba con la mitad del congreso y mi padre con cualquier chica con la edad suficiente para votar. Mi padre hizo todo lo que pudo para estar presente en nuestra infancia y nunca faltó a ninguna presentación, cumpleaños o partidos de cualquier deporte.

Sin embargo, el cariño y aprecio que le tengo a mi padre, Cameron nunca lo desarrolló.

El pobre chico cuando tenía 5 años encontró a la institutriz del momento - ninguna duraba más de dos días - con él teniendo una charla de cabeza a agujero en el baño del servicio. Y no me refiero a la cabeza que esta sobre su cuello, ni al agujero que ella tiene en la boca.

Cameron nunca volvió a ser el mismo con él. Lo entiendo, el pensó que su familia era perfecta y nunca sospechó de que existieran más de dos en la relación de mamá y papá, y enterarse en este tipo de circunstancias cuando eres un niño de media década - cuyos mayores problemas existenciales son aprender a amarrarse los cordones e ir a McDonald's solo para conseguir el juguete - debió ser duro. Para mí nunca fue un secreto, siempre supe que entre ellos había amistad, lujuria, ambición y ansias de poder, pero no amor. Nunca amor.

Lo miro de nuevo, de pies a cabeza. Luce bien, debía ser mi hermano después de todo.

- Primero, nunca ir tras una chica que tenga novio, a excepción de que el novio sea un completo imbécil. - decía contando con sus dedos y usando ese tono sarcástico que usaba cuando bromeábamos sobre conseguir chicas. - Segundo, nunca estar con una chica que lleve más de siete tragos... y en caso de hacerlo, usar la posición del perrito para que no te vomite encima. - Continuó. - Tercero, jamás estar con una chica que esté con tu hermano o con alguno de tus amigos, esta tal vez sea la más importante ¿eh? - Dijo alzando las cejas y yo asentí con una sonrisa. - Cuarto, no follar en el baño y por último, nunca decir con cuantas chicas te has acostado.

- No hubiera podido decirlo de una mejor manera. Aunque, confundiste la primera regla, es jamás estar con la chica de tu hermano. - Dije poniendo mi mano en su hombro para que entendiera que hablaba enserio. - Arruinarías la fraternidad.

El se limitó a asentir y luego volteó para vernos en el espejo.

- ¡Luces bien hermano! - Me alagó. - A veces me pregunto, ¿Por qué estudias medicina? Pudieras ser alguien famoso, un deportista, un actor, incluso hubieses suplantado a Edward - No se refería a él como papá - del puesto en la Asamblea.

- Aunque no me creas, la respuesta es simple. - le respondí mientras me alejaba de él y me dirigía a mi armario en busca de algo extremadamente importante - Sexo, las chicas aman a los doctores, y la idea de convertirme en papá, me jode la paciencia. - Dije sonriendo a lo último. - Ahora, te hace falta esto.

Le di mi objeto más preciado, mi chaqueta de cuero. Mi primera chaqueta de la universidad.

El la vio y se burló antes de ponérsela y mirarse en el espejo nuevamente.

Crímenes Juveniles: Archivos ClausuradosWhere stories live. Discover now