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Beomgyu dirigió su caballo por el estrecho sendero, siguiendo el animal de Yeonjun. Soobin y Taehyun montaban detrás. El árbol estaba a la vista, la luna llena proyectaba su luz. Por suerte, era una noche perfecta, la iluminación lo suficientemente fuerte como para que fuera más fácil para ellos. No tenían faroles, ni linternas. No querían ser atrapados, por lo que la única luz que tendrían sería la luna.

Una vez que habían llegado, el estómago de Beomgyu estaba lleno de nudos. Se había sentido de la misma manera antes de su noche con Yeonjun y mira lo bien que había salido.

Siguió diciéndose eso a sí mismo, una y otra vez, esperaba que no se estuviera metiendo en problemas. Él y Yeonjun funcionaban.

¿Un grupo de cuatro personas? Eso dejaba espacio para mucho drama. El último drama, lo tuvo viajando a pie al rancho.

Beomgyu no podía marcharse de nuevo. No sin Yeonjun a su lado.

Cuatro semanas dentro, y Beomgyu, el jugador, ya estaba domesticado. Él no estaba seguro que pudiera sobrevivir en el mundo salvaje.

Beomgyu se compara a sí mismo como un animal "salvaje" que se acostumbra a las comodidades domesticas o en este caso al confort de estar en una relación, de ahí su comentario siguiente.

Yeonjun bajó de la silla y ató su caballo fuera de la valla mientras Beomgyu hacía lo mismo. Ellos saltaron la valla mientras la fuerte brisa de la noche se precipitó sobre ellos, haciendo crujir las hojas del árbol por encima de sus cabezas. Los grillos y cigarras sonaban, la melodía que escuchaban todas las noches.

Una vez bajo el follaje, Yeonjun no perdió el tiempo. Yeonjun agarró a Beomgyu y lo arrastró en un abrazo, besando con avidez el mismo aire de sus pulmones. Beomgyu se fundió en el hombre, olvidando su preocupación, ahora que estaba donde debía estar.

Soobin y Taehyun apenas existían ahora, no cuando sentía las manos de Yeonjun en todo su cuerpo, tentándolo y provocándolo. Necesidad pura corrió por el cuerpo de Beomgyu. Su polla se endureció de inmediato, sobresaliendo dolorosamente contra sus vaqueros.

—Vamos a desnudarte —susurró Yeonjun.

Torpemente entre ambos consiguieron desnudar a Beomgyu, mientras Beomgyu arrancaba las botas de sus pies. Una vez que Beomgyu estuvo desnudo, Yeonjun se desvistió, dejando caer su ropa en la parte superior de la de Beomgyu. Yeonjun los acercó de nuevo, sus cuerpos desnudos juntos.

Yeonjun giró a Beomgyu en sus brazos y pasó sus labios sobre el cuello y el hombro de Beomgyu. Movió sus labios hacia la oreja de Beomgyu, mordisqueando el lóbulo.

—Míralos... siempre deprisa.

Beomgyu abrió los ojos no se había dado cuenta que los había cerrado. Observó como un desnudo Taehyun, arrodillado en el césped polvoriento, chupaba la gran polla de, un igualmente desnudo, Soobin.

—¿Recuerdas cuando te atrapé escuchando en la puerta? No pudiste ver lo que estaba sucediendo en el interior, sólo podías escucharnos. Pero apuesto a que querías saber lo que estábamos haciendo.

El calor inundó a Beomgyu. Sí. Realmente había deseado poder mirar lo que pasaba adentro.

—Ahora puedes verlo todo —Yeonjun susurró antes de lamer la protuberancia interior de la oreja de Beomgyu. Yeonjun instó a Beomgyu a acercarse a la pareja en el suelo, invadiendo su espacio—. Puedes ver todo...y experimentarlo también.

Beomgyu gimió y la cabeza de Soobin se levantó, captando la mirada de Beomgyu. El calor que se desprendía de ahí, en lo profundo de la mirada del hombre, un calor que rivalizaba con el que Beomgyu sentía bombeando por sus venas.

Cabalgada salvaje | YeongyuOnde histórias criam vida. Descubra agora