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Yeonjun estiró su cuerpo cuando llegó a la vieja bomba. Estaba dolorido por todas partes por cargar casi dos docenas de vacas y toros, y transportarlos de regreso a la propiedad de Namjoon. Pero demonios, los Hutchens una vez tuvieron más de trescientas cabezas de ganado, por lo que podría haber sido mucho peor.

Quitándose sus gruesos guantes, los metió en el bolsillo de atrás. Impulsando la bomba, se enjuagó las manos un poco antes de ahuecar un poco de agua en la palma de su mano y llevarla hacia su boca seca. Mientras bebía el agua fresca, vio a Namjoon estacionarse detrás de la vieja casa de campo y apagar el motor.

No estaba solo. Un desconocido salió por el otro lado y se ajustó el sombrero mientras miraba a su alrededor. Yeonjun se apoyó en la bomba mientras espiaba al apuesto desconocido...hasta que el hombre atrapó la mirada de Yeonjun.

Le dio la espalda y bombeó un poco más de agua, lavando sus manos de nuevo antes de dirigirse a la vieja cabaña que Yeonjun compartía con Taehyun y Soobin para empezar a hacer un poco de comida para ellos.

Si Namjoon tenía algo que compartir, o un nuevo trabajador que presentar, entonces el hombre sabía dónde encontrarlo. Dando vueltas por la cocina, se lavó las manos completamente antes de empezar a preparar tres sándwiches. Tenía el pan afuera cuando Namjoon abrió la ruidosa puerta de malla y entró.

Yeonjun levantó la vista y casi se quedó sin aliento por el hombre que le seguía. El joven capturó la mirada de Yeonjun, una vez más, y había algo allí que Yeonjun se sorprendió de ver.

Interés.

Yeonjun asintió hacia Namjoon y luego al desconocido mientras continuaba haciendo los sándwiches en la mesa que también utilizaban como una isla de cocina.

—Yeonjun, me gustaría presentarte a Beomgyu, nuestro nuevo trabajador. Beomgyu, este es Yeonjun...mi capataz.

Yeonjun hizo una pausa, un trozo de mortadela en su mano.

Levantó la vista y miró a Namjoon. ¿Capataz? ¿Cuándo se había tomado esa decisión? Dejó caer el trozo de mortadela y ofreció una mano a Beomgyu. —Encantado de conocerte, Beomgyu.

Beomgyu sacudió la mano, todo mientras miraba profundamente a los ojos de Yeonjun. Yeonjun sintió una sacudida de electricidad al momento que el otro hombre le agarró la mano, el firme apretón de manos parecía trasmitir poco más que un saludo.

Yeonjun respiró hondo cuando Beomgyu se alejó, sintiendo una vibración en todo el cuerpo, sobre todo en cierto lugar. Su pene estaba al instante duro, y estaba agradecido por la isla que lo separaba de los otros hombres.

—Conocí a Beomgyu esta mañana en la ciudad. Estaba buscando trabajo y me pareció...

—Fortuito —Yeonjun terminó, rellenando la palabra que Namjoon parecía estar buscando.

—Sí, algo así —dijo Namjoon, rascándose la cabeza. Namjoon se volvió hacia Beomgyu y sonrió—. Y con esa gran palabra de cinco dólares, puedes ver quien he dicho que podría ayudarte a ganar ese título.

El rostro de Beomgyu enrojeció con el comentario.

—Espera, ¿qué? —Preguntó Yeonjun.

Namjoon golpeó a Beomgyu en la espalda con su mano libre. —Este joven tuvo que dejar el instituto para atender la granja de su padre y no tuvo oportunidad de terminarlo. Le dije que tendría que comprometerse a obtener su título si quería trabajar aquí. También le dije que tenía justo al tipo que le ayudara a estudiar.

—¿Cuándo comenzaste a tener reglas sobre los niveles de educación previa al empleo? —Preguntó Yeonjun, curioso.

Namjoon le dio una mirada, tolerando cualquier otra declaración.

Cabalgada salvaje | YeongyuWhere stories live. Discover now