•NERD• -Wenclair-

17✨

WEDNESDAY

Habían pasado días desde la conversación en la que Enid y yo habíamos comenzado a desenterrar algunas de las emociones que llevábamos guardadas. Sin embargo, las cosas no se habían aclarado tanto como esperaba. Había momentos en los que sentía que Enid estaba mucho más cerca, pero de repente, una barrera invisible volvía a separarnos, como si el peso de nuestras circunstancias fuera demasiado grande para ignorarlo.

Esta mañana, mientras desayunábamos en silencio, pude notar que algo andaba mal. Enid había estado distante, y aunque trataba de mantener una actitud animada, sus ojos revelaban algo diferente.

—Enid —dije, rompiendo el silencio mientras tomaba un sorbo de café—, ¿qué sucede?

Ella levantó la vista, sorprendida por mi pregunta, pero rápidamente la bajó, mirando su taza.

—Nada, Wednesday —respondió, pero su tono era evasivo.

Pude sentir la tensión en el aire. Algo estaba pasando, pero no quería presionarla si no estaba lista para hablar. Sin embargo, no pude evitar preocuparme.

—Si tienes algo en mente, sabes que puedes decírmelo —dije, suavizando mi voz. No esperaba una respuesta inmediata, pero necesitaba que supiera que no la estaba juzgando.

Finalmente, Enid suspiró y dejó la taza sobre la mesa.

—Es Ajax... —dijo, como si esas palabras le costaran.

Sentí que mi respiración se aceleraba, no por el nombre en sí, sino por lo que significaba.

—¿Qué pasa con Ajax? —pregunté con cautela, sabiendo que este tema siempre había sido un punto sensible para ella.

—No sé qué hacer. He estado pensando mucho sobre él, sobre todo esto... —hizo un gesto que abarcaba todo lo que nos rodeaba—. A veces siento que no puedo seguir en esta relación. No es por él, es por mí.

Mi mente comenzó a procesar las palabras de Enid. Sabía que su relación con Ajax no era tan perfecta como ella intentaba hacer creer, pero escucharlo de su propia boca me dejó una extraña sensación en el pecho.

—Enid... —dije, acercándome un poco más—. Si no te sientes bien con esto, no tienes que quedarte. Nadie te está obligando.

Ella me miró con una expresión indecisa, como si estuviera luchando con algo dentro de ella.

—Es que… no es tan fácil, Wednesday. Hay demasiados compromisos, demasiadas expectativas... —se detuvo, su tono se suavizó—. Mi familia, tus padres, todos esperan que esto funcione. Y yo... yo no estoy tan segura.

Mis ojos se entrecerraron ante sus palabras. ¿Era por eso que se había mantenido tan distante? ¿Porque sentía que su vida estaba siendo dictada por lo que los demás esperaban de ella?

—Lo sé —respondí, asintiendo lentamente—. Pero tu felicidad también importa, Enid. No tienes que hacer esto solo por las expectativas de los demás.

Ella suspiró nuevamente y dejó caer los hombros.

—No sé si puedo hacerlo. —murmuró, más para ella misma que para mí.

Me quedé en silencio, observando cómo su rostro reflejaba una mezcla de frustración y confusión. Quería ayudarla, pero no podía tomar decisiones por ella.

ENID

El silencio entre Wednesday y yo se hizo más pesado después de la conversación. Aunque agradecía su apoyo, algo dentro de mí seguía bloqueado. Ajax era una parte de mi vida que ya no encajaba como antes, y eso me aterraba. No sabía cómo darle la vuelta a todo esto sin perderme en el proceso.

Wednesday había dicho lo que yo ya sabía, pero nunca me había atrevido a reconocerlo: la felicidad era algo que también debía buscar yo misma, no solo complacer a los demás. Pero la presión seguía ahí, siempre presente, como un peso sobre mis hombros.

Al final del día, mientras caminaba hacia la sala, vi a Wednesday leyendo en su habitual rincón. Había algo en su postura que me resultaba tranquilizador, como si su presencia me diera un poco de paz.

—Wednesday —la llamé, sin pensarlo demasiado.

Ella levantó la vista de su libro, como si ya supiera que algo estaba en mi mente.

—¿Sí, Enid?

Me quedé allí de pie, sin saber exactamente qué decir. La verdad era que tenía miedo, miedo de lo que significaba dar el siguiente paso, de lo que realmente sentía por ella y de cómo todo esto cambiaría si admitía lo que estaba en mi corazón.

—Creo que necesito tiempo —dije finalmente, casi como un susurro.

Ella me miró por un momento, y luego asintió lentamente, como si ya hubiera anticipado mi respuesta.

—Tómalo. Pero recuerda que las decisiones importantes no deben esperar demasiado tiempo. La vida sigue, Enid, y no siempre podemos controlarla.

Sentí que sus palabras me calaban profundamente, y aunque me daba miedo, también sabía que estaba en un punto de no retorno. Las piezas de mi vida estaban comenzando a encajar, pero no de la manera en que las había planeado.

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