Capítulo 17.

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De nuevo olvide cerrar las ventanas de mi habitación y en cuanto amaneció los rayos del sol entraron chocando justamente contra mi cara.

Nota mental: ¡CERRAR LA VENTANA EN LAS NOCHES!

Así de bien empezó mi mañana de sábado.

Rodé un poco encima de la cama, pero sin darme cuenta de que estaba en el borde de esta y como si fuera poco termine cayendo.

—Joder. —Susurré y a la vez grité mientras pasaba mi mano por la zona afectada a causa de la caída.

Me levante sintiendo como cada extremidad, músculo, tendón y hasta célula me dolía. ¿las células pueden doler? Bueno sea como sea, a mi me dolían.

Saqué del armario ropa cómoda que me pondría mientras llega la hora de ir por Loren, entre al baño para darme una ducha y hacer las necesidades necesarias.

Como de costumbre salí de mi habitación y bajé, encontré a mis papás... Un momento ¿donde están mis papás?

Fruncí el ceño, grite como si de eso dependiera mi vida.

—¡Papá!, ¡Mamá!

Ambos bajaron rapidísimo, incluso papá casi cae por las escaleras y baja rodando.

—¿Qu-Qué sucede? —Dijo papá con cara de haber visto un espanto.

—Tengo hambre. —Respondí sonriendo.

Papá llevo la mano hacia su cara y con esta misma se pegó.

¿Acaso me pase un poquito? No es mi culpa, tengo hambre y primero la comida, segundo la comida y tercero la comida; filosofando con la comida...

—¿Qué hice yo para merecer esto? —Dijo papá con cara de frustración.

—Que más da ya que tú hija —Dijo mamá señalando con el dedo índice a papá y después a mi. —Nos levantó de esta manera tan especial, no queda de otra que hacer el desayuno.

—¿Mi hija? ¿Y es qué acaso la tuve solo? Claro como vino el Espíritu Santo y lo deje en embarazo... ¡También es hija tuya! —Dijo papá.

Y así fue como empezó mi mañana, cayéndome de la cama y mis papás peleando porque no querían ser mis papás.

***

Después de lo que paso en la cocina y que mamá me hiciera pedirles perdón por asustarlos así, subí a mi habitación después del desayuno.

Entré y me dirigí al armario, saqué un Jersey junto a un pantalón corto negro y un cinturón dorado, unas botas con tacón cafés y un bolso del mismo color de las botas.

Deje mi cabello como quisiera el mismo quedar, sabía que quizá después me arrepintiera por la rebeldía que tomará susodicho.

Tomé las llaves de Fiat y salí de casa, antes de poner en marcha el auto decidí enviarle un mensaje a Loren.

NicoleAlemany.
➤Supongo que ya estás lista, querida.

En cuanto termine de teclear el mensaje y lo envié ahora si puse en marcha el auto, programando el GPS con la dirección de la casa de Loren.

***

Loren vestía un... Esperen un momento ¿Por qué Loren tiene puesto un tutu? ¿De qué escuela de Ballet escapó?

Loren me bajo de la nube de pensamientos en la que estaba en cuanto subió al auto y cerró la puerta dando un portazo.

La fulmine con la mirada.

—¿Si crees que la cerraste? ¡Ten más cuidado! —Dije enojada.

—Sonaste como mi mamá, te estás volviendo vieja.

Sin pensarlo mi mano se estampó contra ella, se lo merecía.

Programe el GPS a la cafetería más cercana que justamente era Starbucks y Loren odia ir allá.

—Um... ¿Loren? —Dije mientras analizaba que le diría.

—¿Qué? —Respondió ella de mala gana.

No está de buen humor, no es algo bueno.

—¿Te parece si vamos a Starbucks? —Pregunté, nerviosa por su posible respuesta.

—No —Dijo de forma cortante— Ese café es horrible.

Engreída, complicada, tonta, manipuladora, tan Loren, pensé mientras reconfigurarla el GPS; si el Starbucks apenas estaba a 15 minutos el siguiente estaba a...

45 minutos de distancia, sentí como me parpadeaba un ojo, rápidamente lance mi mano a éste hasta que paró de parpadear y la quité, para ponerla en el volante del auto y poder ir al dichoso café.

Pasada una hora a causa del tráfico, llegamos por fin a el Café... ¿Iris?

Un café pequeño, con una puerta en medio de dos grandes ventanales de madera verde, por medio de estas dos ventanas se podía apreciar el pequeño pero iluminado café de tono beige, enfrente de este dos mesas pequeñas para dos personas; una beige y otra roja.

Entramos al café, era sencillo. Habían tres filas de mesas de madera, las paredes del restaurante eran el ladrillo, había un estante al frente de una de las paredes del restaurante, en este habían pasteles de todo tipo y precio también, para la apariencia que tenía el café lo que venden es costoso.

—Tú pagas. —Dije sentenciando a Loren en cuanto vi los precios. —Yo dije Starbucks pero como no quisiste, tú pagas.

Loren me fulmino con la mirada pero termino aceptando con la cabeza ya que ella no había visto los precios, pero en cuanto los vea no creo que acepte tan dócilmente; aunque si tengo suerte se dará cuenta cuando ya pasen la cuenta y nada pueda hacer que no sea pagar.

***

—Oh mi Dios... —Dijo Loren preocupada mientras veía la cuenta.

Mordí mi labio evitando reírme ante su expresión, cuando controle la risa sonreí.

—Y-Yo no tengo todo este dinero.

Sentí como mi expresión se iba borrando y convirtiéndose en la misma que tenía Loren.

Cuando Loren noto mi expresión la sangre bajo de su cara dejándola pálida.

—¿Tú tampoco tienes dinero cierto? -Preguntó Loren, seguramente ella creía que yo tendría para pagar la cuenta.

Revise el tíquet donde decía cuanto era el total.

—Tengo dinero, pero no tanto como para completar la cuenta de trescientos dólares. —Dije negando con la cabeza.

Las dos nos miramos fijamente a los ojos, estamos en una grande ¿qué haríamos ahora?

Intenta encontrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora