Capítulo 5.

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— ¿Nico, te encuentras bien? Estas pálida. —Preguntó Robín preocupado mientras me analizaba con la mirada.

—Sí, solo... Necesito ir al tocador de damas. —Dije rápidamente sin tener en cuenta si habían entendido lo que dije, acto seguido me dirigí al tocador.

—Yo... Yo te acomm-panioo... —Se ofreció Loren, quien no podía siquiera hablar bien.

— ¡No! Um, digo... No gracias, puedo ir sola. —Sin esperar respuesta de Loren salí rápidamente hacia el tocador.

Llegue al tocador, abrí el grifo y deje caer un poco de agua sobre mi cara, Robín tenía razón, estaba muy pálida.

Me encontraba únicamente atenta al espejo y al aspecto que tenía, hasta que oí que alguien entro, sin darle mucha importancia seguí con lo que hacía, pero cuando sentí como era golpeada contra la pared fue cuando me di cuenta que era Raquel quien había entrado al tocador.

Raquel me empujo bruscamente contra la pared del baño, saco de su pequeño bolso una hoja de navaja pegándola a mi cuello, solté un gemido ahogado y me dirigí a ver sus ojos.

—Último aviso, no los quiero ver juntos de nuevo, si los vuelvo a ver procederé a desarrollar lo que por años he preparado; además ¿acaso crees que no me di cuenta que fuiste tú quien reviso el mensaje que le envié el otro día a Robín? —Dijo viéndome con enojo.

—¿Por qué haces esto Raquel? ¿Qué te he hecho para que hagas esto? —Dije intentando hacer que entrara en razón, pero lo único que conseguí fue que enterrara un poco más la hoja de navaja.

—Porque quiero lo que es mío y lo que es mío lo tienes tú, me lo has quitado como la perra que eres. Te advierto, quizá ahora no me veas como mayor amenaza pero, un poco de ayuda externa no me vendría mal, o a poco ¿esta no es tu madre junto a tu padre y tú, esta mañana? Los tengo vigilados a todos y cada uno de ustedes. —Dijo Raquel orgullosa de sí misma, mientras me mostraba una foto en su Smartphone.

—Quítate Raquel —Dije empujándola un poco para que me dejara salir. —Yo no tengo nada que sea tuyo, sencillamente porque Robín nunca ha sido tuyo, y jamás lo será.

En cuanto termine de decirle eso, me dirigí a las salida del baño, arrepintiéndome de haberle hablado así gracias a la una fuerza de voluntad que no tengo ni la menor idea de donde surgió; sentí angustia porque ella en realidad si tenía vigilado a mis padres y a mí, esa foto no era un montaje, éramos nosotros esta mañana. No tengo idea de que tenga en mente Raquel, ni porque lo estaba haciendo; mucho menos si sea verdad o no, pero aún así me causo desconfianza con ciertos aires de temor.

***

Llegué a mi casa pocos minutos después de salir de la conversación con Raquel, me quise ir lo más pronto posible de esa fiesta por dos sencillas razones, la primera: no quería ver más a Raquel. La segunda: Raquel siempre me hirió bastante con la hoja de navaja y me estaba empezando a doler, además de que no creía poder controlar el pequeño hilo de sangre que salía de esta.

Hable con Robín, le dije que estaba cansada y tenía ganas de volver a casa, mentí claro, no le diría lo que acababa de ocurrir en el tocador con Raquel. Robín me creyó poco convencido, era temprano todavía y tenía permiso durante 3 horas más, aún así no opuso resistencia y nos fuimos. Él me dejo en mi casa después de dejar a Loren la cual me toco sacarla a rastras de la fiesta, sin contar que me dijera unos cuantos insultos sobre lo aburrida, amargada y aguafiestas que era. Sabía que mañana en cuanto se despertara me agradecería de que ella no haya cometido un grave error, hacer el ridículo no es algo tan grave ¿o sí?

Cuando entre en casa, me encontré a mamá y papá viendo películas, bueno creo que estaban haciendo eso ya que en estos momentos estaban los dos dormidos frente al televisor que aún se encontraba encendido pasando los créditos de alguna película.

No los quise despertar, los dejaría ahí, solo apague el televisor y me quite los tacos para no hacer mucho ruido, no quería que me atacaran ahora con los interrogatorios de porque había llegado tan temprano a casa, ¿quién los entiende? Si llego temprano me reprochan y me exigen la razón, además, si llego tarde sucede lo mismo.

Subí las escaleras con los tacos en una de mis manos, y con la otra extendida hacia el frente para guiarme por donde caminaba, se había convertido en costumbre dirigirme a mi habitación con las luces apagadas y todos los objetos convirtiéndose en obstáculos peligrosos para mi integridad personal.

Esta vez, logré llegar a mi habitación sin caerme, gran logró.

Estaba agotada, cuidar a Loren aunque sea tranquilo no es una tarea sencilla, me cambie el vestido y me quite el maquillaje.

Me acosté en la cama y cuando menos lo imagine, estaba dormida.

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