Capítulo 22

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[Cap. dedicado a tuasmitapresumida]

 Cuando abro los ojos estoy en medio de una habitación vacía. No hay ventanas, ni siquiera una puerta. Sólo estoy rodeada por cuatro paredes blancas. Pestañeo una vez y Sawyer aparece en el otro extremo del cuarto, de pie y con las manos en los bolsillos. Su expresión seria no cambia en lo que parecen ser largos minutos. Doy un paso hacia adelante y él hace lo mismo. Mis pies se mueven a la par que los suyos hasta que me detengo.

—Sawyer —lo llamo y mi voz se repite un par de veces más a causa del eco.

Estiro un brazo en su dirección y él hace lo mismo, pero nuestros dedos ni siquiera se rozan lo más mínimo.

—Sawyer —vuelvo a llamarlo—. Vamos, perderemos el vuelo.

Su brazo cae, pegándose a su costado, y agacha la cabeza.

—Sawyer, ¿no me oyes?

Cuando intento dar otro paso hacia él mis pies no se despegan del suelo ni dos de él tampoco. Sólo puedo levantar la cabeza para mirarle a los ojos. Ahogo un grito cuando veo la sangre que hay en sus ojos. Quiero vomitar pero la bilis se conforma con quedarse atascada en mi garganta mientras que por sus pálidas mejillas se deslizan gotitas de sangre.

—Megan —dice, pero esa no es su voz.

Cierro los ojos, dejando que un par de lágrimas se deslicen por mi rostro, y cuando los abro me encuentro atada a una silla, forcejeando para poder llegar hasta él, que ya ha formado un gran charco de sangre bajo sus pies.

—¡Sawyer!

—Ya no te veo, Megan —dice esa extraña voz que sólo puedo oír cuando mueve sus labios teñidos de rojo.

—¡No! —Sollozo moviéndome con vehemencia—. ¡Deja de sangrar por Dios!

—Tú también lo haces, Megan.

Giro la cabeza y me veo reflejada en un espejo. Mi rostro está lleno de sangre, pero no la siento, ni siquiera siento la sangre que expulso desde el interior de mi garganta, formando un charco aún más grande bajo las patas de la silla.

Mirando al frente, completamente ciego y lleno de sangre, Sawyer camina hacia mí y se acuclilla hasta que nuestros rostros están a muy pocos centímetros.

—Mírame —dice.

Siento una mano que me agarra la cara con firmeza, obligándome a observar con se va consumiendo a centímetros de mí, pero no es la suya. No es la de nadie.




—¡NO!

Me incorporo de golpe, empapada en sudor, y mirando hacia todos lados en busca de Sawyer. No está, no está durmiendo a mi lado como debería.

—¡Sawyer! —Lo llamo a gritos, incapaz de mover un solo músculo—. ¡Sawyer!

Las puertas correderas de la habitación se abre de golpe y Sawyer se acerca corriendo a mí, chocándose con la cómoda, pero no parece importarle. Le rodeo el cuello con los brazos cuando se agacha frente a mí y lloro con la cara enterrada en su pecho. Él me rodea con sus brazos y se levanta sentándose en la cama y dejándome sobre su regazo mientras lloro desoladamente, temblando.

—Megan —me llama—. Nena, ¿estás bien?

Niego con la cabeza y le abrazo con más fuerza.

Déjame Amarte © [UME #2]Where stories live. Discover now