4. Limando asperezas

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Volvemos a mi habitación y metemos el equipaje por fin. Dylan me quita las bolsas de las manos todo el rato mientras gruñe.

– ¿Siempre eres igual de servicial?- pregunto mientras veo como coge la última maleta.

–Nos has preparado el desayuno, es lo mínimo que puedo hacer. Además, puede que me gustes un poco.- me rio por lo que dice y veo que él sonríe.- Por lo que veo, no tengo ninguna posibilidad.- dice sonriendo. Me encanta lo bromistas que son estos chicos.

–Ninguna.- digo riendo mientras me acerco y le doy un beso en la mejilla.

Dylan se ofrece a enseñarme el resto de salas de la casa, como el cuarto de juegos que está en el piso de abajo. No penséis mal, este es de verdad. El cuarto tiene una televisión bastante grande donde están jugando Jayden y Josh, al fondo hay un billar y varios pufs y sofás distribuidos por toda la sala. Al otro lado esta Mike con un libro junto a una de las mayores estanterías de libros que he visto. Está completamente llena. A su lado, una estantería igual de grande pero de películas. Alucinante.

Cuando terminamos de ver la casa, Dylan me ofrece enseñarme el campus.

– En realidad estoy un poco cansada.- el viaje me ha dejado machacada.- Voy a subir a la habitación a vaciar las maletas, si no os importa, claro– digo un poco cohibida.

–Esta es tu casa.- dice Dylan como despedida.

Subo a la habitación con una sonrisa. Me siento muy a gusto con estas personas, en la casa, en general. Parece como si ya nos conociéramos. No hay silencios incomodos, bueno..., no he vuelto a hablar con Ryan desde que ha llegado. ¿Va a ser siempre así? Quizás solo ha tenido un mal día.

Deshago las maletas en un tiempo record. Estoy sudando y tengo sueño. No puedo evitar mirar la cama con deseo. Me digo a mi misma que solo van a ser dos minutos, pero bueno, mi mente no suele escucharme.

Noto que me zarandean sin pausa y pruebo a apartarle sin conseguir resultados. Empiezo a oír voces obligándome a abrir los ojos. Intento enfocar la mirada para ver quien ha interrumpido mi sueño. ¿Es Josh? Parpadeo un par de veces para verle bien. No es Josh, es Luke. Estos tíos son como gemelos.

–Por fin despiertas, pensaba que iba a tener que tirarte un cubo de agua fría.- Me levanto de golpe de la cama al escuchar esas palabras.

–No te atreverías.- le digo seria.

–Tu solo espera.- dice riéndose mientras sale de la habitación.- ¡Baja!- grita desde el pasillo.

Suspiro mientras me froto los ojos intentando despertarme de una vez. Miro el reloj que marca las 15 pm. Como siempre los dos minutos se han convertido en una hora.

Me levanto de la cama mientras bostezo haciéndome un moño suelto y bajo. Los chicos están en la cocina rodeando la isla. En ella hay 9 cajas de pizzas.

¡9 CAJAS DE PIZZA!

Todavía sigo intentando que me entre en la cabeza que aquí somos 8.

Voy en piloto automático hacia las pizzas. Abro una, inspiro su olor y pongo los ojos en blanco al dar el primer mordisco.

Adoro la pizza.

Cuando los abro, los chicos me miran con la boca abierta. Un poco avergonzada por no haber dicho nada al entrar, chupo la grasa del pepperoni que se escurre entre mis dedos y trago el trozo de pizza.

–Hola.- digo sonriendo tímidamente. Lo único que puedo pensar ahora mismo es en que dejen de mirarme para poder meterle otro mordisco al trozo de pizza.

– ¿Esta buena?- pregunta Dylan.

–Mucho.- digo yo impaciente.

Al segundo los chicos se ponen a hablar como si nada y yo me vuelvo a concentrar en la pizza.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Where stories live. Discover now