—Megan —me llama Sawyer—, ¿todo bien?

Miro a los chicos y se me cae el alma a los pies cuando veo a Rachel acurrucada junto a Xander, mirándome entre lágrimas. Miro a Sawyer.

—Sí —susurro.

Paso junto a él sin atreverme a mirar atreverme a mirar atrás. No sé por qué sigue doliendo tanto, no es la primera vez que dejo a gente querida atrás.



—Creo que deberías avisar a tu madre sobre esto —dice Sawyer mientras conduzco.

—Ya se lo diré mañana, estoy cansada —digo mirando fijamente la carretera.

Aprieto con fuerza el volante y tenso la mandíbula inspirando profundamente por la nariz.

—En Miami tal vez pueda comprar un coche como el que te regaló tu padre —comenta—. O el que tú quieras.

—Podemos pedir que nos manden éste —digo.

—Es muy viejo, no quiero que tengas un accidente —dice ahora más serio y añade—: Esto no voy a permitir que me lo discutas.

≪Sus padres murieron en un accidente de tráfico≫, pienso. Me pregunto cómo sería Sawyer antes de aquel accidente, cómo sería aquel inocente adolescente que lo tenía todo antes de perder lo más importante que había en su vida. Ahora entiendo muchas cosas. Por ejemplo unas palabras que dijo Sawyer cuando comimos en casa de los Barker.

Me sequé las palmas de las manos en la falda y respiré hondo. Mary y Christina me habían metido en una encerrona. Levanté la cabeza y me erguí en la silla mientras me colocaba un mechón de pelo tras la oreja. Giselle se sentó presidiendo la mesa cuando Ronald entró en el comedor.

—¡Vaya, cuánta gente! —Exclamó el padre de Chris y Mary, sentándose frente a su mujer—. ¿Cómo es que hay tanta gente aquí hoy?

—¿Acaso no es obvio? —preguntó Sawyer sonriente—. Hemos venido a negociar con la competencia, os aliáis con nosotros u os usurpamos vuestro patrimonio —bromeó.

—Uh..., mi amigo Sawyer tan malvado como siempre —dijo Ronald sonriente y rio—. Creo que podríamos llegar a un acuerdo —dijo y me miró—, aquí tenemos a Megan en representación de su padre. ¿Señorita Maxwell, deberíamos aliarnos con estos kamikazes?

Sawyer me miró con una ceja enarcada y media sonrisa dibujada en los labios. Estaba un poco perdida. ¿Había oído bien? ¿Sawyer acababa de bromear? ¿Acababa de mostrarse amable? No sabía qué decir, no sabía si debía seguirles el rollo. Pestañé un par de veces para volver en mí y respiré hondo.

—Depende —contesté al fin y miré a Sawyer—. ¿Tienen algo que sea de nuestro interés para ganaros nuestra alianza?

Sawyer y Ronald me miraron sorprendidos y sonrieron.

—Me gusta su forma de pensar, señorita Maxwell —dijo Ronald—. Usted va a ser una gran mujer de negocios. ¿Vas a estudiar Administración de Negocios como hizo tu padre en su día?

—No —respondí—, voy a estudiar...Música.

Ronald frunció el ceño y asintió. Se metió un trozo de filete en la boca y miró a Sawyer.

—¿Y tú, Sawyer? —le preguntó una vez hubo tragado.

—Administración de Negocios —dijo—, como mi padre. Es lo mínimo que le debo.

Déjame Amarte © [UME #2]Where stories live. Discover now