Salí corriendo del lugar cuando escuche unos cuantos murmullos. "Es Tom Hiddleston" "¡Tom Hiddleston está aquí!". Comenzó a haber un poco de ajetreo y varias chicas comenzaron a juntarse a mi alrededor, gritando el nombre de Tom incluso. Esto nunca me había pasado y nunca me había imaginado que me pasaría, no sabía qué hacer. ¿Cómo se comportaba Tom en estas situaciones? Sonreí lo mejor que pude, posando con las fanáticas pero desesperada por salir en busca de Tom. ¿Estaría bien? Ay dios, más me valía que estuviera bien.

–Lo siento chicas, pero tengo que irme y ustedes tienen una audición que hacer.

Salí corriendo lo más rápido que pude y ver a Tom a lo lejos junto con Luke.

– ¡Tom! ¡Tom!

Grité con mucha fuerza y todas las personas en la calle, menos Tom, regresaron a verme.

Corrí hasta mi auto, esperando verlo en casa o encontrarlo en el camino. Conduje pensando en que iría a decirle, definitivamente le agradecería por haber asistido e intentaría consolarlo. Estacioné el auto y salí como una loca de él. Toqué en la puerta pero no hubo respuesta, me metí entre los arbustos buscándolo en la ventana.

–¿Perdiste tus llaves Tommy?

La anciana que vivía a un lado y que parecía estar siempre haciendo insinuaciones hacia Tom –o bueno hacia mí-, me hizo dar un salto y llevarme la mano al pecho.

–Sí, creo... creo que sí.

–Puedes llamar a alguien, en mi casa, sabes que las puertas están siempre abiertas.

De pronto me vi acorralada contra el muro del edificio y la pequeña, pero demasiado fuerte anciana.

–No, no, muchas gracias, creo... creo que mi novia tiene las copias. ¿No la ha visto por aquí?

–Oh si, la vi salir hace un rato, pensé que ustedes dos habían peleado, no te había visto en mucho tiempo. ¿Está todo bien? ¿Necesitas algún consejo?

Sus dedos comenzaron a acariciar mi pecho, diablos, ¿uno no debe de empujar a una ancianita, verdad?

–No, no, estamos muy bien, mejor que nunca. Ahora si me disculpa... tengo que ir a buscarla.

–Espera un poco...

¡Atrás, atrás, atrás bestia del mal!

–De verdad tengo que irme.

La quité de mi camino, con un poco más de la brusquedad necesaria para una viejecita, pero si no la quitaba en aquél momento, podría terminar abusada en el suelo del patio.

Entré a mi auto y conduje aún más rápido que antes, queriendo alejarme lo más pronto posible de aquella mujer de la tercera edad con una libido demasiado activo.

Las calles de pronto me parecían más largas, conducía sin rumbo en verdad, no sabía en donde podría estar Tom, intente concentrarme, pensar en donde podría ir, pero no habíamos hablado mucho de a los lugares a los que íbamos cuando nos sentíamos humillados.

La noche comenzó a cubrir el cielo más rápido de lo que me había esperado y ya estaba cansada y sin batería en el celular, decidí que lo mejor sería ir a casa, comer un poco porque el estómago ya lo pedía, cargar mi celular y llamarlo hasta que me quedara el dedo plano.

Di la vuelta y distinguí una figura sentada en las escaleras de mi edificio. Entre más me acercaba pude distinguir que era Tom. Me estacioné rápido y salí corriendo del auto. Y cuando lo vi ahí sentado, llorando con las manos sobre su rostro, sucedió algo extraño.

De nuevo pude verlo a él, a Tom, lo veía a él y no a mi cuerpo, podía verlo llorando, avergonzado y sin ningún ánimo. No entendía como era que pasaba aquello, pero me acerqué hasta él y me senté a lado.

Tú cuerpo, mi cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora