42 Toni kroos

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Siempre había buscado a aquella persona a la que le hablará, y nunca se acabara un tema de conversación. Terminamos uno y seguíamos con otro.

Así fue con Mia, extraño eso.

También recuerdo, siempre adorar el sentimiento de protección. Saber que hay alguien más débil que tú y que por el amor que sientes hacia esa persona, quieres protegerla.

Pero también eso cambió. Yo la lastime, y no la protegí.

-estaba pensado - dije luego de un silencio. - que Bastian y Sarah iban a comprar un regalo para Lily de cumpleaños atrasado. - Ella asintió - yo podría hacer eso también.

Mia pareció entenderme y asintió.

-claro, puedes ir. No hay nada para hoy.

Negué con la cabeza. No, no entendió.

A veces me preguntaba cómo era tan inteligente para algunas cosas y no para otras. Suspire levantándome de mi asiento.

Tomé mi chaqueta azul marino del sillón, donde por cierto yo dormía, y la pues. Afuera no hacía frio, pero en Alemania, nunca se sabe.

Cuando volví a la mesa, ella había sacado otra tostada y le podía mermelada de frutilla. Sonreí.

-¿Qué haces con mi chaleco? - preguntó Mia.

-vamos a comprar regalos - a aclaré. Ella rio pero no se negó. Termino de comer la tostada y le paro para tomar el chaleco blanco en mis manos.

-pero tú pagas - dijo bromeando. Salimos del bus y caminamos en dirección a las mini vans de transporte.

-esa era mi intención - respondí de la misma forma. Hable con pep para que me pasara las llaves de una de las vans. No quería un chofer apurándonos a cada momento. Este sería el día de Mia y yo.

Una vez en la carretera busque en el GPS del vehículo algún centro comercial. Habían unos cerca, pero pensé que allí estarían, Lily y Bastian. Así que opte por uno en Droitwich Spa a 20 minutos de Múnich.

-¿Por qué tan lejos? - preguntó. Me encogí de hombros, bloqueando la pregunta. Lo le diría que así pasaríamos más tiempo a solas y que además quería saber todo acerca de lo que ha pasado en estos 7 años,

-el Saint Andrews es más grande que los de aquí. Quiero comprar cosas que le sirvan y que no tenga.

-hay entro yo - río Mia .-tiene gustos extraños, pero creo que eso lo heredo de mi familia.

-¿Cómo cuáles? - pregunte interesado. No podía mirarla, porque debía estar atento a la carretera, aunque estuviera desierta.

-no le gustan las barbie, pero le gusta el rosado. Pidió para navidad una casa de juegos, pero no pude regalársela. Así que supongo que si la encontráramos estaría bien.

-¿Por qué no pudiste? - pregunté mirándola de reojo. Ella pareció triste un momento, pero siguió sonriendo.

-vivimos en departamento - aclaró - la casa es de patio. Además de que era muy costosa, y debía comprar otras cosas para ella, que necesitaba más que una casa que no iba a poder usar.

Ella parecía reacia a decirme que tenía límites económicos y entendía por qué. No era por orgullo, era porque Löw le había dicho que había vuelto por dinero. Me quería demostrar que eso no lo quería.

Sonreía al descubrir las palabras entre líneas de Mia Eso quería decir que conocía lo que pensaba.

-¿Qué más?

-le gusta... - me miró acusatoriamente, peor con una sonrisa. - bailar y cantar. Todo el tiempo.

Papá sorpresa                                            (Toni Kroos)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt