d i e c i n u e v e

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Un poco de mis sospechas parecen ser despejadas cuando nos adentramos en una zona de la ciudad que no había visto antes. Aunque no se trata de un bello paisaje. No hay árboles, no hay lagos, no hay ni la más mínima pizca de naturaleza en este sitio.

Es un área industrial.

Un área que a simple vista se nota que no ha sido habitada o utilizada en bastante tiempo. Parece uno de esos intentos fallidos de fábricas, lo que con seguridad realmente es.

Se trata de grandes fábricas abandonadas, bodegas antiguas y edificios cubiertos de grafiti, vagabundos y personas que lucen amenazadoras en las sombras de la noche. Hay muchas lámparas de alumbrado público pero solo una de cada siete está en funcionamiento, formando grandes espacios oscuros. Esto parece el medio de la nada de un mundo paralelo.

Estoy realmente fuera, en un mundo paralelo.

Recordando las palabras anteriores de Will... ¿Cómo pudo Will crecer en un sitio como este?

Es Will, un tipo que luce como un supermodelo de moda, un chico radiante, alguien que sonríe siempre amablemente y por supuesto que es todo lo contrario al tipo de personas que logro distinguir en la oscuridad que nos rodea.

Siento un frío que me envuelve y me provoca un estremecimiento a pesar de que son ya mediados de marzo. Cruzo mis brazos sobre mi pecho y muerdo el interior de mis mejillas, viendo cada detalle que la escasa iluminación me permite apreciar. Aún estoy guardando la esperanza de que el lugar a donde me lleva está mucho después de esto. Que este lugar es solo un intermedio o algo.

Ojalá.

Ninguno dice nada, la estación de radio que está comenzando a provocarme jaqueca es lo único que se escucha en el interior del Jeep. Eso y el ritmo de mi corazón latiendo con temor.

— ¿Will? —me atrevo a preguntar después de haber pensado mucho en dejar salir su nombre de los labios. Él parece distraído, completamente centrado en su labor de conducción y no ha entablado palabra alguna conmigo, solo sonidos y palabras monosílabas. De alguna manera ha intentado a toda costa entablar una conversación conmigo. Ni siquiera me mira y me temo que es debido a todo en lo que estoy metida y que no le he contado.

— ¿Qué sucede, preciosa? —la manera en que sale la pregunta de sus labios, la forma en que la palabra preciosa suena como un tipo de burla al abandonar sus labios. Probablemente es debido a mi imaginación o quizás porque Joe usó esa misma palabra para referirse a mí rato atrás. Presiono mis labios en una línea y me quedo callada, sumida en mis pensamientos. No voy a dejar ir tan fácil este sentimiento que no sé describir.

— ¿A dónde exactamente nos dirigimos? Me gustaría saberlo, por si tengo que volver a casa por mí misma o- ¿Qué tal si debo avisarle a mis padres? Y que tal s-

—Vaya, oye. Detente ¿sí? Tranquila son demasiadas preguntas. —se ríe, pero no encuentro alegría verdadera en el sonido. Ignora por completo mis cuestiones y vuelve su atención al camino, después de tratar de alcanzar mi mano, pero su intento es en vano.

—Deberías llevarme a casa. O por lo menos a la ciudad, estamos muy retirados. —insisto. Escucho como Will respinga pero no dice nada. Sube el volumen de la radio, para mitigar mis peticiones, supongo. Y continua conduciendo en lo que para mí, son círculos.

Comienzo asustarme.

Tomo la manija de la puerta y siento como todo esto vuelve a repetirse.

Recuerdo aquella noche en la que me encontré con Niall por primera vez en mucho tiempo en aquella fiesta a la que Marcie me arrastró en contra de mi voluntad. La manera en que hui y que al final resultó ser completamente inútil porque logró encontrarme. Pero esa no es la parte en la que siento que todo vuelve a repetirse; es en el momento en que yo traté de salir de su coche a toda costa. Y ahora siento lo mismo, quiero salir del coche cueste lo que cueste, sin importar que no tengo ni la menor idea de donde estoy.

Fears | niall horanWhere stories live. Discover now