1.Las apariencias engañan, o eso dicen, ¿no?

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La verdad es que desde que la conozco no ha cambiado nada, sigue con un pelazo rubio y liso que hace que destaquen sus ojos verdes. Los tíos se dislocan el cuello cuando pasa y a ella no le puede dar más igual. Es una vividora, cree en el carpe diem como nadie y lo lleva a raja tabla. Siempre se mete conmigo por ser una romántica empedernida, pero que le vamos a hacer, si fuéramos iguales nos aburriríamos.

Aparco en frente de la casa de la señora Lewis. Mi hermana Leah, de 14 años, hizo anoche una fiesta de pijamas como yo, así que vengo a buscarla para irnos de compras.

Salgo del coche, me subo los vaqueros y me pongo las gafas de sol. Algo me dice que la señora Lewis va a deslumbrarme.

Llamo a la puerta dispuesta a hacer el conocido papel de mi vida, la niña rica. La señora Lewis abre la puerta y menos mal que me he puesto las gafas porque los rayos del sol reflejan directamente en su conjunto de tres piezas de joyería llena de diamantes, posiblemente regalo de su rico marido.

–Buenos días, señora Lewis. - sonrío intentando que no parezca falsa. Años de práctica me han llevado a la perfección en este "arte", lo cual hace que sepa que la suya es más falsa que sus tetas de silicona.

–Rose, querida. Estas guapísima, ese moreno te queda de fábula. - Me apremia para que entre en su casa. Eso es que quiere enseñarme algo- ¿Dónde te lo has hecho? Quiero ir y que me lo hagan ahora mismo. - dice riéndose. Suspiro por su mera suposición de que mi bronceado es falso. Si es que ya lo sé yo, en este mundo, que algo sea natural es algo en extinción.

–Ya me gustaría ayudarla señora Lewis, pero he pasado mucho tiempo en la piscina con mis amigas y supongo que habré cogido algo de color. - la risa de la señora Lewis se corta inmediatamente, pero intenta disimularlo con una tos forzada. Puede que haya sido un poco borde pero no puedo evitarlo, sale de manera natural.

La señora Lewis llama a una criada y tras decirle algo rápido, ella se marcha a la misma velocidad que ha venido.

–Bueno, y ¿Qué tal tu madre? ¿Dónde está? - mi yo interior la aplaude por haber tardado tanto en preguntar, es un nuevo récord. Ella disimula sirviéndose una taza de té.

–Genial, está como siempre. Ayer tuvo un acto de la empresa de mi padre y llegaron tarde, así que como yo estaba de camino no me ha importado venir a buscar a Leah. - le digo

–Fíjate, y yo que pensaba que había ido a la nueva tienda de zapatos que han abierto, Voler, creo que se llama. - yo le sonrío haciéndome la tonta sabiendo perfectamente que ahora mismo está ahí-. - Seguro que no tarda en ir.

–Seguro

Seguimos conversando sobre las nuevas reformas que piensa hacer en su casa hasta que por fin aparece mi hermana junto a la criada de antes. Le doy las gracias y ella me sonríe, debe tener unos pocos años más que yo.

Nos despedimos de la señora Lewis rápidamente para salir cuanto antes de ahí. Si llega a tardar un minuto más en venir creo que me hubiera suicidado ahogándome en te.

–Hola enana. - le digo a mi hermana moviendo mi mano por su pelo. Ella se pasa corriendo sus manos para peinarse bien otra vez y yo me río.

–Buenos días. - dice mientras me da un beso en la mejilla. - ¿Vas a llevarme tu al centro comercial? - pregunta mientras se monta en mi coche.

–Parece ser que si

–Lo siento. -dice ella y yo la miro sintiéndome culpable. No quiero que ella piense que es un incordio para mí

–No me importa, y lo sabes. Simplemente me molesta que mama sea tan egoísta y no piense en nosotras, pero no pasa nada. - le digo mientras salimos de la calle residencial. - Tú y yo nos las arreglamos, ¿verdad?

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Where stories live. Discover now