49 | Un amigo

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49 | Un amigo


Christopher

Los primeros días del año siempre son complicados, al menos eso es lo que la gente suele decir. Mi plan ahora es facilitarle las cosas a Scarlett en cuanto me sea posible y en cuanto ella me lo permita. Es una mujer muy obstinada que se niega a recibir mi ayuda, pero encontraré la manera de hacerlo.

Scarlett ha estado nerviosa toda la semana, aunque ha intentado ocultarlo. Conozco esos pequeños gestos que delatan su ansiedad: cómo se muerde el labio inferior, cómo tamborilea los dedos sobre cualquier superficie plana, cómo sus ojos se mueven rápidamente de un lado a otro cuando cree que nadie la está mirando. Espero que Connor se porte amable con ella y le dé el lugar que se merece. Ha trabajado duro para llegar aquí, y sé que hará un gran trabajo si se le da la oportunidad.

Estoy en mi carro esperando afuera de su casa, y no puedo evitar preguntarme por qué tarda tanto. El reloj en el tablero muestra que ya estamos a punto de llegar tarde. No creo que a mi hermano le moleste; Connor siempre ha sido flexible con los horarios. Pero Scarlett, ella es diferente. Para ella, llegar tarde en su primer día sería una catástrofe.

Miro hacia la puerta de su casa nuevamente, esperando verla salir en cualquier momento. He intentado distraerme revisando mi teléfono, pero no puedo evitar sentirme inquieto. Imagino todas las posibles razones por las que podría estar tardando: ¿se le habrá olvidado algo? ¿Estará teniendo dudas de última hora? ¿O quizás está tratando de encontrar el atuendo perfecto para causar una buena impresión?

Finalmente, la puerta se abre y veo a Scarlett salir. Lleva un elegante traje negro que resalta su profesionalismo, y su cabello está recogido en un moño impecable. Aunque trata de ocultarlo, puedo ver el rastro de nerviosismo en sus ojos. Al verla, me siento aliviado y al mismo tiempo más decidido que nunca a hacer que este día sea lo más fácil posible para ella.

Me bajo rápidamente para abrirle la puerta del carro y le doy un beso en la mejilla.

—Lo siento, Christopher. Se me complicaron las cosas.

—No hay problema, garabato. Aún estamos a tiempo.

—Eso espero, porque sería muy malo que tu hermano me despida el primer día.

«Me encargaré de ese problema»

Le doy la mano para ayudarla a subir al auto, cierro la puerta y doy la vuelta para subirme al asiento del conductor. No tardo ni un segundo en poner en marcha el motor y empiezo a conducir a la velocidad máxima permitida. Me aseguraré de que lleguemos a tiempo y de que Scarlett no tenga nada más de qué preocuparse.

Durante el trayecto, le lanzo varias miradas y noto que Scarlett está muy nerviosa. Se mira en el espejo y trata de peinarse el cabello, su respiración está agitada y casi juraría que está temblando. Quiero ayudarla a calmarse, así que extiendo mi mano y la tomo suavemente.

—Amor, mírame —. Desvío la mirada de la carretera por un momento y la miro a los ojos. Le sonrío con toda la calidez y seguridad que puedo transmitir —. Te ves increíble, y no solo por fuera. Todo lo que necesitas para brillar lo tienes justo...

—¡Christopher, cuidado! —me interrumpe con un grito.

Vuelvo la vista rápidamente a la carretera y veo un camión enorme acercándose peligrosamente. Giro el volante con fuerza, el carro derrapa ligeramente pero logro mantener el control. Nos alejamos del peligro por un pelo, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Tomo una respiración profunda, intentando calmarme.

—Lo siento, amor —digo, aún con la adrenalina corriendo por mis venas

Miro a Scarlett, que está pálida y con los ojos muy abiertos.

Corazones de papelWhere stories live. Discover now