28 | De una manera u otra

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28 | De una manera u otra


Christopher

El corazón me da un vuelco cuando Scarlett cae al agua de nuevo. Rápidamente me sumerjo para alcanzarla, sintiendo cómo la adrenalina corre por todo mi cuerpo. La agarro de la cintura y hago lo posible por mantener su cabeza fuera del agua mientras nadamos de vuelta al velero.

—Maldita sea, amor. No lo decía enserio —exclamo con desesperación mientras la veo inconsciente.

Una vez que estamos de vuelta a bordo, la cargo y la recuesto sobre mi ropa, lamentando no tener una almohada o algo para que esté más cómoda. Sus ojos permanecen cerrados, y joder, mi corazón late con fuerza en mi pecho.

Cuando aparto mi mano de su cabeza para darle un poco de espacio, veo la sangre en mis dedos. Tengo que mantener la cabeza fría. Acerco mi oído a su boca, buscando algún indicio de respiración. Nada. Maldita sea.

—¡Vamos, amor! —exclamo, intentando recordar las instrucciones de primeros auxilios que alguna vez escuché.

Comienzo los primeros auxilios de reanimación cardiopulmonar de inmediato , presionando fuerte sobre su pecho y sintiendo cómo mi corazón late desbocado. No parece funcionar. Entonces, recurro a lo único que puedo pensar: el boca a boca. No estoy seguro si lo estoy haciendo bien, pero no tengo tiempo para dudar.

—Aguanta, mi amor —le susurro, aunque sé que no me puede escuchar en este momento de caos.

Mientras realizo los procedimientos, rebusco frenéticamente mi teléfono y marco el primer contacto de emergencia que encuentro. Al otro lado del teléfono responde Derek, el único al que confiaría la vida de Scarlett.

—¿Ashford? ¿Eres tú? —responde Derek, su voz llena de sorpresa—. ¿Qué pasa, hombre? Nunca me llamas, ¿te secuestraron los extraterrestres o qué?

—¡Derek, por Dios, necesito tu ayuda ahora mismo! —interrumpo bruscamente, sintiendo la desesperación palpable en mi voz—. Mi chica está... está... ¡maldita sea, está inconsciente y no respira!

—¿Qué? ¡Espera, Christopher, cálmate! No entiendo nada de lo que dices —responde Derek, su tono se vuelve más serio al darse cuenta de la gravedad de la situación.

Mi mente está en blanco, apenas puedo concentrarme en lo que tengo que decir. La respiración se me entrecorta y las palabras parecen no querer salir de mi boca.

—Derek, necesito... necesito ayuda. No... no sé qué hacer —balbuceo, luchando por mantener la calma mientras el pánico amenaza con consumirme por completo.

¿Por qué no llamé a las autoridades? No lo sé. Todo sucedió tan rápido, y el pánico se apoderó de mí por completo. ¿Y si me culpan?

—No... no lo sé —respondo, mi voz apenas un susurro.

—¿Qué hiciste? —pregunta Derek, su tono ahora lleno de preocupación.

—Nada, ella se cayó sola. Intenté darle reanimación cardiopulmonar, pero... no funcionó. Luego... intenté respiración boca a boca —confieso, mi voz temblorosa—. No sé qué más hacer, Derek. No puedo perderla.

—Christopher, escúchame —dice Derek con voz firme—. Respira. Ahora, necesito que me digas dónde estás exactamente y que me des todos los detalles que puedas sobre lo que está pasando

—Estamos en el velero, frente a las grutas de Baycliff. Scarlett... ella... cayó al agua y... —mi voz se quiebra y tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para continuar—. Por favor, Derek, apúrate. No sé qué hacer.

Corazones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora