22 la novia

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Alfonso llevaba dos semanas en casa y estaba ansioso por volver a la oficina. Aunque tenía todo lo que necesitaba para llevar el negocio desde su hogar, echaba de menos trabajar en su despacho. Y tuvo que admitir que se aburría. Aún no podía hacer muchas cosas, y estaba harto de estar tumbado.

Su fisioterapeuta le había dado una tabla de ejercicios para combatir la atrofia muscular producida por el coma, y le había recomendado no hacer demasiado en poco tiempo, pero estaba impaciente por recuperarse.

Anahí estaba en la oficina desde el amanecer. Debido a todo el trabajo que tenían en la costa este y en Europa, acudía pronto para estar disponible.
Después de terminar sus ejercicios, Alfonso se duchó y se preparó para ir a la oficina. Se sentía bien y decidió sorprender a todos con una visita. Cuando se acomodó en el asiento trasero del coche, tuvo que admitir que le agradaba salir de casa para algo que no fuera otra visita al médico. Al llegar a la oficina, se encontró en la entrada con Ivan, que le dio una palmadita en el hombro antes de estrecharle la mano. Volviéndose a mirar por encima del hombro, su chofer le dedicó una tímida sonrisa antes de volver a meterse en el coche.

-No te enfades con él- le dijo Ivan al entrar en el edificio- Tiene órdenes de ponerse en contacto conmigo si sales de casa.
-¿Me estás vigilando?
-Os vigilo a todos desde el accidente, pero sobre todo a ti, jefe.

Al salir del ascensor en el décimo piso, fue recibido por Laurel, la recepcionista, que dio un salto y lo abrazó. Cuando se dirigía a su oficina, vio que había una reunión en la sala de conferencias. Entró y se sentó en silencio junto a la puerta, mientras Anahí daba una presentación sobre el estado actual de sus clientes y proveedores.

Los asistentes eran su equipo de gestión de ventas y marketing, finanzas y asuntos de gobierno, así como los que quedaban del equipo de Nueva York, en vídeo conferencia. Se quedó impresionado de lo bien que se manejaba Anahí, teniendo en cuenta que casi todos tenían al menos el doble de su edad, o más. Por la forma en la que llevaba la reunión, estaba claro que no era la primera vez, y todo el mundo la trataba con respeto.

Cuando encendieron las luces para dar paso a la ronda de preguntas, Simon le dio la bienvenida, y el resto se puso a aplaudir. Preocupado por haber interrumpido la reunión, intentó salir de la sala, pero sus empleados no se lo permitieron. Le hicieron sitio en la mesa, y el equipo siguió con la reunión, deteniéndose de vez en cuando para ponerle al día.

Después de la reunión, varios miembros del equipo de gestión se acercaron para hablar con él, y para cuando pudo abandonar la sala de conferencias, Anahí ya había salido. Cuando llegó a su oficina, ella le saltó encima y empezó a besarlo.

-Que sorpresa más agradable- le dijo con una sonrisa. -Si hubiera sabido que venías, habríamos retrasado la reunión.
-No te preocupes. Fue una decisión espontánea. Siento haberos interrumpido.
-Eso nunca- le tranquilizó, mirándole con preocupación. -¿Quieres sentarte? ¿O ir a tu oficina?

A Alfonso le costaba admitir que estaba cansado, pero la cabeza le daba vueltas. Colocando el brazo alrededor de su cintura, Anahí dejó que se apoyara en ella mientras se dirigían a la oficina de él. Una vez dentro, Alfonso se inclinó pesadamente sobre su escritorio, antes de rodearlo y sentarse en su sillón con un suspiro.

-Creía que iba a estar menos cansado- afirmó al darse cuenta de que estaba sudando.
-Te lo tienes que tomar con calma.
-Unos días van a ser mejores que otros, ya lo sé. Pero es tan frustrante...- Sentándose junto a él, Anahí le acarició la pierna y se inclinó para besarlo.
-Es genial que hayas venido.

Antes de que pudiera responder, Diane, su asistente personal, y Susan, su secretaria, entraron en la oficina. Le saludaron alegremente y le pusieron al día con todo lo que les había pasado en su vida personal, así como con las anécdotas de la oficina. Sonriendo amablemente, él asintió con la cabeza mientras ellas hablaban. Intentó llamar la atención de Anahí, pero ésta le hizo un gesto de despedida y se levantó para abandonar la habitación, mientras él la miraba con gesto enfadado.

enamorada de un millonario Where stories live. Discover now