Capítulo 15

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Kein pasó por detrás y se sentó en el taburete que estaba a mi otro lado.

- Un whiskey. - ordenó con su voz grave y melosa. No nos dirigió la mirada pero apostaba a que estaba escuchando.

- Bueno dulzura, mañana te llamo para saber qué es lo que decides hacer. Esperaré tu decisión con impaciencia. -se estaba por marchar pero volvió a mirarme y continuó con su diatriba.

- Ah, si no me respondes al teléfono interpretaré eso como una invitación a que me pase por tu departamento. Ya sabes, tengo muchas ganas de saber la respuesta. -esperó a que hablara pero mi silencio le hizo proseguir.

- Igualmente creo saber de antemano cuál va a ser tu elección. Aún así, tienes tiempo hasta mañana. - sonrió con entusiasmo, me guiñó el ojo y se marchó.

La realización de que me encontraba sin más opción que aceptar formar parte de la OBR S7 me hizo sentir desesperación.

Por más que me sintiera traicionada y dolida, Leonard y Ryleigh eran como mi familia. No podía dejarlos morir, aunque detestaba la idea de estar relacionada con otras personas. Me gustaba ir como un lobo solitario, no quería nada de lo que ellos me pudieran ofrecer.

Las ganas de acabar con mi vida vinieron a mi otra vez. La presión nunca me abandonaba, estaba atada a ella. No me dejaba respirar tranquila, me aprisionaba a su antojo.

Ser de otra organización era como volver a estar secuestrada, presa sin poder tener libertad sobre mi persona. Otra vez encarcelada. No podía soportarlo. Era demasiado.

Era como hundir el dedo en una llaga. Había cosas que detonaban mis traumas, hacían que se disparara un ataque de pánico en mi sistema y la libertad era una de ellas.

Tendría que encontrar la manera de hacerles cambiar de idea.

Salí a paso apresurado de la barra. Con Kein al lado fingiendo demencia tampoco resultaba muy agradable. Tenía que alejarme y relajarme o me daría un ataque de pánico en medio de todo el mundo.

Me abrí paso entre el gentío a codazos y entré en el pasillo que daba a las doce puertas abiertas y las cuatro cerradas.

Ya en el pasillo abrí la puerta que daba a los baños de mujeres pero una mano grande surgió desde detrás de mí y la cerró de golpe.

- ¿Qué sucede? - Kein me había arrinconado contra la pared, tenía el ceño fruncido. Mi cara seguramente parecía un poema.

Frunció los labios y no me dejó marchar cuando lo intenté, sino que puso una mano a cada lado de mi cabeza y con la cabeza agachada buscaba con sus ojos en los míos algo que le hiciese entender por qué mi cara reflejaba un terror atroz.

- Ey, mírame. - agarró mi barbilla entre su mano y la alzó.

- ¿Te ha hecho algo ese tipo? ¿Qué es lo que te ocurre? - estaba confuso y parecía también que... ¿preocupado?

- Estoy bien, he bebido demasiado. Tengo que entrar y echar agua en mi nuca, no es nada, estoy bien. - no se tragó mi mentira, mi cara seguía reflejando el terror que me carcomía por dentro.

La OBR me había localizado, había pillado a mis amigos encubriéndome y no había opción de negarme a negociar con ellos.

Estaba aterrada. Formar parte de otra organización había despertado uno de mis traumas.

Sin decir nada más me atrajo hacia él y me abrazó como lo hizo la otra vez, en el baño de su casa. Cuando estaba a punto de tener un ataque de pánico, como ahora.

Ambos nos tensamos en el instante en el que nuestros cuerpos se unieron. No me aparté, necesitaba ese abrazo tanto como necesitaba respirar.

La ansiedad disminuyó poco a poco y mi respiración volvió a la normalidad, pero el terror seguía ahí. Y lo que empezaba a sentir por Kein también. Cerré los ojos y enterré la cara en su hombro, él acarició mi cabeza con suavidad.

OSADÍAWhere stories live. Discover now