Capítulo 13: Aparición

9 2 4
                                    


Berlín, 15 de mayo de 1951.

Parque Britzer, barrio Britz, Distrito Neukölln

3:02 p.m.


—Si quieres hacer algo bien, tienes que hacerlo tú mismo —dijo aquella voz tan familiar.

—No puede ser... tú... —Lena apenas podía articular palabras por la sorpresa.

Frente a ella, Arthur Braun, su compañero, se acercaba con paciencia.

—Hubiera querido que las cosas fueran distintas —dijo Arthur—, pero te subestimé. No pensé que llegarías tan lejos.

—Te vi morir...

Lena sintió un nudo en la garganta. Aunque la primera impresión que tuvo al verlo fue de alegría al saber que estaba vivo, poco a poco se transformó en miedo, rabia y odio.

—Fue muy creíble, ¿no? —dijo Arthur con satisfacción—. Usé veneno de tejo. Con la dosis justa, puedes reducir el pulso lo suficiente de forma segura. Fingir el balazo fue sencillo, una técnica que aprendí cuando estudié teatro antes de unirme a la policía. Sangre falsa.

—¿Todo este tiempo fuiste tú? —inquirió Lena, con fuego en la mirada—. Tú, maldito hijo de puta, ¿cómo pudiste hacerme esto? ¿Qué fue todo ese teatro fingiendo tu muerte? ¡Y además intentaste matarme!

—Mi intención no era matarte... Bueno, lo fue al inicio —dijo, sin darle importancia—. Pero luego los planes cambiaron y solo quería incriminarte para que vayas a prisión.

—¿Por qué? ¿Qué fue lo que te hice? —replicó Lena, tratando de ahogar sus sollozos de impotencia.

—Metiste las narices donde no debías —respondió, acuclillándose a su lado—. Desde Leipzig, cuando desarticulaste la banda que traficaba con las armas que yo les proporcionaba. Entonces no lo sabías, pero hallaste pruebas que apuntaban directamente hacia mí. Fui descuidado en ese entonces, por eso fui personalmente para deshacerme de ellas cuando entramos en la Mansión Burgscheidungen.

—Espera... ¿Eso significa que tú mataste a Ellen Schmidt? —dijo sin poder asimilar que no se encontraba frente a su compañero, sino ante un monstruo.

—Fue Fraser, por órdenes mías, claro. Aunque él pensaba que era Erich Gross quien estaba al mando. Todos lo creían, fue un gran personaje que creé. Mi error fue elegir a un actor que no supiera al menos disparar un arma.

—Pero, ¿por qué la mataste? ¿Y a todos esos doppelgängers? ¿Tú fundaste el Frente Supremacista Genético?

Arthur soltó una ruidosa carcajada, Lena se limitó a observarlo con el rostro endurecido.

—¿En serio creíste todas esas tonterías? Nada de eso existió realmente. Pensé que solo gente desequilibrada como Magnus Fraser podrían creer esas patrañas. Armé todas esas supuestas pruebas, colocando rostros de víctimas al azar de casos sin resolver por toda Alemania, y contraté a alguien que investigara la documentación sobre el genetismo para crear una falsa secta. Me sorprendió mucho que hubiera un par de personas que cayeran en ello, pues facilitó mucho mis planes.

»La muerte de Ellen Schmidt fue un triste accidente, la víctima real eras tú. Cuando vi a la señorita Schmidt en Berlín, pensé que eras tú que habías encontrado pruebas contra mí y que habías venido a investigarme. Por eso ordené a Fraser que la matara. Me sorprendí mucho cuando resultó que no eras tú, y vino la Policía Estatal a investigar tu supuesta muerte. Entonces me di cuenta que era riesgoso matarte, porque eso abriría una investigación que tarde o temprano apuntaría hacia mí. Sin embargo, si conseguía incriminarte, mataba dos pájaros de un tiro: Conseguiría evadir los cargos y deshacerme de la persona que estaba más cerca de encontrar algo en mi contra.

Doppelganger - #ONC2024 (Completado ✓)Место, где живут истории. Откройте их для себя