ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝘐𝘟

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Enmascaro un bostezo cansado con un movimiento casual, logrado aún verse debidamente interesado a pesar de su completa distracción, sin embargo, estaba acostumbrado a parecer sorprendido, confundido y hasta ignorante cuando ya comprendía por completo el tema explicado, por lo que no temía que lo descubrieran.

Al menos no corría riesgo de quedarse dormido, bastante distraído en sus pensamientos; mientras McGonagall repasaba los últimos temas como era lo usual, tenía total libertad de concentrarse en otra cosa sin sufrir nada.

Ya comprendía el tema y hasta algunos más complejos, que eran los que probablemente ella les enseñaría por el resto del año, no había riesgo de relajarse mientras lo hiciera de manera disimulada.

Esto obviamente era a propósito, pues no podía perder el tiempo comprendiendo temas cuando tenía una vida a su completo cuidado, y en total secreto; incluso tenía algunos ensayos incompletos ya preparados, para poder optimizar mejor su tiempo.

Debía concentrarse principalmente en Theo, aunque eso no era ningún inconveniente, pues siempre pensaba en él, y tenía varios motivos aceptables para ello, no solo su inadecuado interés, si no otros elementos como su adaptación al maletín debajo de su cama, firmemente sellado.

El solitario viaje en el tren, con sus amigos en la reunión de prefectos, no había sido tiempo suficiente para planear y pensar, e incluso los días que llevaba a la deriva, distraído en las repetidas clases o incapaz de dormir, no era tiempo suficiente para volver a su caótica mente su aliada.

Aun se odiaba por gustar de Theo, se sentía repulsivo pues su deber era solo cuidarlo, no enamorarse, por el bien de ambos.

Sin embargo, incluso si aun se sentía culpable con eso, no podía dejar de pensar en él y todos los temas que lo rodeaban, como el horario que estaba perfeccionado para poder cuidarlo, asegurándose que durmiera, comiera y se entretuviera de diferentes maneras, como leyendo y demás.

Era necesario vigilarlo de cerca, cuidando que solo descansara lo necesario, pues temía consecuencias a largo plazo de tantas pociones y encierros, además de cuidar que comiera saludablemente y pudiera seguir estudiando, aunque sea a un ritmo más lento.

Tampoco sabía cómo estaba reaccionando a ser retenido de continuar su año escolar con normalidad, incapaz de saber de verdad que pensaba al respecto, si estaba dolido, furioso, confundido, herido o algo similar; estaba seguro que no era una emoción positiva, pero tampoco tenía idea de cómo actuar cuando saliera, provocando que creara un montón de planes y escenarios por el pánico.

Otro más de esos pensamientos, pues su mente se entretenía en muchas cosas mientras se relacionarán a Nott, era el regreso a Hogwarts, más específicamente la madrugada; había sido un completo alivio no ver ni un solo moretón al quitarle las vendas y cuerdas con gran cuidado y cariño, también había sonreído un poco tontamente al sentir lo cómodo que era la cama, muy diferente a las simples mantas que había tenido hasta ahora.

Se tomó su tiempo para hechizar la ventana para que reflejara un cielo espejo a uno real, ayudandole a diferenciar los días para que él supiera cuando cambiaban y pudiera hacerse horarios o no quedarse desvelado en la noche, luego había ubicado las reservas de comida y por ultimo dejado un par de libros cerca de él.

Dudo bastante antes de dejarle una carta con una explicación y una promesa, revelando que día era y en donde estaba, también juró darle una semana para adaptarse, y cuando esos días pasarán, se presentaría a él, y como no tenía vendas, vería quién era en realidad.

Dejo la carta con cuidado sobre la mesa de noche antes de suspirar sin poder evitarlo al ver por fin su rostro descubierto, delicado y masculino, combinando perfectamente con las luces tenues para que no lastimara su debilitada vista y las sabanas de azul profundo que encajaban perfectamente con él.

Eres mio... me perteneces.Where stories live. Discover now