ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝘝𝘐𝘐𝘐

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El callejón estaba lleno de colores y luces a pesar del momento oscuro y gris que todos atravesaban, tal vez tenía algo que ver con el ministerio mintiendo al respecto, pero lo que importaba era lo familiar que se sentía.

Había gente con ropas que aún le parecían extravagantes y artículos que, a pesar de ya conocer el mundo mágico, aún lo llenaban de curiosidad; mirando productos de quidditch en la vitrina junto a Ron, sonrieron por la emoción de estar afuera, antes de ser arrastrados por Hermione a la librería.

Estar allí le recordaba a su segundo año y la firma de libros por Lockhart, también en lo sorprendido que estaba en su primer año, y todas las veces que curioseo en tercero cuando se quedaba en el caldero chorreante.

El resto de las compras fueron igual de nostálgicas y entretenidas, mientras pasaban entre los puestos y las tiendas, comprando pergaminos, libros, ranas de chocolate y otras cosas que en sus mentes eran completamente necesarias.

Se entretuvo con sus amigos, todos ellos decidiendo ignorar a la gente ilusa que desconocía el peligro; las mentira del ministerio salían varias veces en las primeras planas, teniendo competencia con la noticia del heredero Nott desaparecido y lo peligroso que era Hogwarts para permitir algo así.

Al menos ellos no se veían afectados por gente que odiaba al niño que vivió por "no ser más que un mentiroso" ya que estaban bastante camuflados y escondidos por un buen glamour que les permitía hacer sus compras en paz.

Excepto por la cara del asistente cuando 'Mione pago todos sus libros, el viaje era tranquilo y divertido, bromeando entre ellos mientras buscaban las últimas cosas; era tan conocida la misma rutina que casi lograba olvidar por completo a las personas visibles e invisibles que lo seguían insistentemente, sin embargo, él, al menos, nunca les perdió el rastro del todo.

No era personal o que desconfiara de uno de sus vigilantes, solo no le gustaba tener a alguien desconocido en su espalda, y menos cuando debía esperar el momento correcto para escapar.

El cual se presentó cuando los tres se adentraron a una gran tienda de 3 pisos con baratijas y objetos curiosos; por ser prefectos, a cada uno se le habían dado 50 galeones para que eligieron su regalo, Harry no tenía ese beneficio, pero decidió mirar algunos escaparates mientras entraba a un punto ciego y se hechizaba a sí mismo.

No desaparecería mucho tiempo, solo unos segundos, después de todo, tenía parámetros específicos sobre qué comprar.

A pesar del peligro que representaba el callejón vecino a Diagon, solo había necesitado una capucha negra, un hechizo que volvía sus falsos rasgos borrosos y liberar un poco su magia, para así sentirse seguro entre las oscuras calles; no era su primera vez allí, tampoco era inocente o iluso como la primera vez, él no era una presa.

Solo le tomó unos minutos, las tiendas allí eran mucho más específicas, y los hechizos ilegales solo ampliaban los horizontes de sus opciones, después de un par de tiendas, había adquirido justo lo que buscaba.

Era sencillo, de cuero negro, un maletín clásico y básico sin ningún adorno en especial, y a pesar de costar una fortuna, había valido la pena, después de todo se incluía en el precio la discreción completa y unas funciones interesantes.

Regreso antes de que siquiera notaran su ausencia, y como aun no había nadie adentro, podía encoger fácilmente su nuevo y secreto objeto; 'Mione al final no se decidió por nada, y Ron compro un tipo de pluma con un propósito que no entendió por completo y el resto lo guardo para más dulces.

Mientras cenaban y hablaban entusiasmados con los demás, Harry repasó mentalmente su nueva maleta, por dentro era casi una casa, un aparta-estudio más correctamente; tenia un baño, cama y un cajón de madera sencillo que le permitirá guardar algunas cosas a Theo, e incluso podía hechizarlo para mantener comida, era perfecto.

Eres mio... me perteneces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora