Capítulo 11 (IV)

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Al finalizar la jornada laboral de Feli, pasamos a jugar por ese parque cercano donde me hizo girar en la ruleta o competimos por ver quién saltaba más lejos desde el columpio. Jugábamos a las escondidas cuando en mi intento por ganar terminé en un área lejana del parque donde topé con John, sentí escalofríos y una especie de vacío vertiginoso se alojó dentro de mí. Él cargaba a una niñita pequeña y aunque habían transcurrido cuatro años desde la última vez que nos vimos, sin duda, me reconoció.

—Alekay... —Le escuché decir casi en un murmuro. Vi en sus ojos toda la intención de alcanzarme, eso me aterró. Corrí lejos de él, pese al temblor de mi cuerpo y terminé estrellado contra Feli.

—Brodercito, ¿qué pasa? —me dijo, asustado— parece que viste un fantasma.

—Fe-Feli, vá-vámonos.

No quería verme así de nervioso, pero los recuerdos del día en que murió mi mamá retornaron y fue muy difícil controlarme. Por instantes, el verdor del parque se desvaneció hasta convertirse en la sala del departamento o el sofá donde estaba mamá o las escaleras por donde hui. Necesitaba recuperar la calma, pero mi cabeza se volvió un lio, vagando entre el presente y el pasado. Cuando retorné al aquí y ahora, deseé largarme antes de que John decidiera acercarse, por eso, jalé con fuerza la mano de Felipe.

—Alí —me llamó Feli, pero no contesté, seguí adelante, no quería pensar—. Al, cuéntame, ¿qué ocurre?

Aceleré el paso, incluso cuando mi mano soltó la de Felipe, no me detuve. Mi respiración iba errática y el presente volvió a mezclarse con el pasado. Ya no corría por la calle hacia la estación del tren, sino que bajaba las escaleras del edificio donde viví con mamá y estas no tenían fin. Mi corazón estuvo a punto de salirse.

—Debo salir de aquí —murmuré en medio de un intenso trepidar, oí la voz de John tras de mí.

—¡Bastardo, regresa!

—¡Ayúdenmeeeeee! —grité con todas mis fuerzas sin dejar de correr.

—¡Alekay!

—¡Yaaaaaaa, aléjate! —grité, desesperado, en cuanto John me alcanzó. Forcejeé con él, necesitaba escapar— ¡Suéltame!

—¡Alí! ¡Alí, reacciona y mírame! ¡Alí, soy Felipe, mírame!

Los gritos de Felipe se escucharon distantes, ante mí estaba John, apretándome los hombros mientras me pedía calma para llevarme a otro lugar; forcejeé con él sin dejar de llamarle asesino, una y otra vez.

—Alí, por favor, te necesito aquí y ahora... —La voz de John cambió por otra suplicante, aterrada y en ese momento, empecé a comprender que era Feli quien me sujetaba. Volvió a hablarme en susurros—: Brodercito, reacciona.

No paraba de temblar, tampoco tenía idea de lo ocurrido, pero logré ver un montón de gente congregada en torno a nosotros y me sentí asustado, también muy débil. No podía caminar, ni siquiera hablar. En mi cabeza no terminaba de comprender qué ocurrió.

Felipe me cargó ante la mirada y voces de desconocidos que quizás pensaron lo peor de él debido a mi actitud, luego aceleró el paso hacia la estación para regresar a casa. No puedo siquiera imaginar lo que en ese momento pasó por la mente de Feli, creo que otro en su lugar habría desertado de cuidarme; sin embargo, él no lo hizo. Tampoco sé si alguna vez llegó a indagar sobre lo ocurrido. A veces, mi cabeza es confusa.

Todo el viaje en tren transcurrió en silencio, o eso creo, no tengo ningún recuerdo de ese trayecto o el resto del camino, lo único que tengo presente es el errático latido de su corazón que percibí en mi pecho como un eco del mío mientras me cargaba y no entendí el motivo de su miedo, pero probablemente se debió a mí.

Entre sombras y sueñosWhere stories live. Discover now