Capítulo 33

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Cuando Eva terminó de trabajar y salió de su oficina, Brad ya la estaba esperando junto al ascensor, apoyado contra la pared a un lado de este, ignorando las miradas curiosas que le daban los empleados que pasaban junto a él

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Cuando Eva terminó de trabajar y salió de su oficina, Brad ya la estaba esperando junto al ascensor, apoyado contra la pared a un lado de este, ignorando las miradas curiosas que le daban los empleados que pasaban junto a él.

Eva sonrió de manera automática al descubrirlo y él hizo lo mismo cuando la vio acercarse.

―¿Ya estás lista? ―inquirió presionando el botón para llamar al elevador.

―Sí, ¿has esperado mucho? Si hubiese sabido que estabas aquí, me habría dado más prisa. ¿Por qué no te acercaste?

Él encogió un hombro y miró a los alrededores antes de darle un beso fugaz en la frente.

―No tengo prisas ―comentó posando una mano sobre la parte baja de su espalda, acompañándola a entrar en el ascensor―. Y no quería arriesgarme a que mi abuelo me viera rondando a tu alrededor tan pronto luego de la advertencia que me hizo ayer. Si cree que te hago perder el tiempo, no solo se va a molestar contigo, sino que es más que probable que me niegue el acceso a este piso. No le voy a dar el gusto.

Eva sonrió.

―Sería capaz ¿no? Aunque solo fuese para darte una lección.

―Por supuesto que sí. Y gozaría cada instante de ello ―masculló el rubio negando con la cabeza.

No pudieron hablar más porque el ascensor se detuvo en varios pisos y dejaron de estar solos enseguida.

Cuando salieron, Brad no despegó la mano de su espalda en ningún momento y solo dejaron de caminar cuando llegaron a la vereda.

―¿Olvidas algo? ―preguntó ella cuando él se detuvo.

―Tendría que haber ido por mi coche antes ―murmuró arrugando la frente―. Pero podemos pedir un taxi, ¿no? Será más rápido.

―Pero... ¿a dónde quieres ir?

―A casa ―aclaró Brad mirando los coches que pasaban.

Eva no podía estar más confundida.

―¿Y por qué no ir caminando como siempre? No lo entiendo.

Bradley se colocó frente a ella y olvidó dónde se encontraban por un instante cuando le tomó las dos manos mientras le hablaba.

―No creo que caminar con esos zapatos y en tu estado actual sea lo más apropiado. Es peligroso.

La joven alzó las cejas, su elección de palabras había sido espantosa, pero le resultaba imposible enojarse con él cuando lo único que deseaba era abrazarlo.

―Hago este camino dos veces al día, no me va a pasar nada ―terminó diciendo pasando y envolvió un brazo alrededor del suyo para instarlo a caminar a su lado―. Me puedo mover, no estoy tan frágil. Además, aquí estás tú conmigo.

Brad le siguió el ritmo, no le había dado lugar a protestar ni a intentar convencerla de lo contrario.

―¿Cómo se llama tu médico? Me gustaría hablar con él si no te molesta ―soltó de golpe mientras caminaban y la tomó tan desprevenida que Eva se tropezó.

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⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

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