Capítulo 31

2.1K 514 35
                                    

Después de acompañar a Eva hasta la puerta de su apartamento, Ed subió el tramo de escaleras que faltaba para llegar al piso de su hijo

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.

Después de acompañar a Eva hasta la puerta de su apartamento, Ed subió el tramo de escaleras que faltaba para llegar al piso de su hijo. Golpeó una vez, pero al no tener respuesta en el siguiente minuto, decidió insistir con el timbre y fue entonces cuando oyó movimiento al otro lado de la puerta.

―Ah, eres tú ―pronunció Brad apenas abrió la puerta con una expresión que mostraba pura decepción.

Ed alzó una ceja por su tono, aunque no se molestó recordarle que esa no era forma de hablarle.

―Veo que no soy quien esperabas, pero me temo que soy todo lo que tienes en este momento. ¿Me vas a dejar pasar o también me vas a dejar fuera como lo hiciste cuando tomaste la decisión de mudar a Eva de su lugar de trabajo?

A modo de respuesta, Brad abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarlo entrar.

―Veo que las noticias vuelan ―murmuró caminando en dirección a la cocina.

―Tu abuelo lo mencionó cuando lo encontré hace un rato. ¿No se te ocurrió acercarte a mi oficina para contarme sobre tu decisión? ―inquirió con el ceño fruncido andando detrás suyo―. ¿O tal vez acercarte a tu casa a donde no vas hace tiempo? También me gusta creer que tienes mi número de teléfono.

―Solo estaba siguiendo tu ejemplo de ocultarme cosas importantes ―masculló Brad sin girarse.

Sin soportar su actitud de adolescente ni por un minuto más, Ed lo tomó de un brazo para frenarlo en el medio del pasillo.

―¿De qué estás hablando, Bradley? Y tenle un poco de respeto a tu padre, te criamos mejor que esto.

Apretando la mandíbula porque no podía objetar su reprimenda, el aludido se quedó muy quieto.

―Tú lo sabías, sabías quién es ―farfulló.

Ed alzó ambas cejas y permaneció contemplándolo estupefacto.

―¿Estás así de enojado porque Eva es la hija de un magnate de la industria electrónica y tú no lo sabías? ―compuso con un tono que denotaba su asombro―. No, disculpa. Sí lo sabías, solo que no la reconociste.

Brad abrió los ojos como plato.

―¡No, papá! Estoy así porque tú lo sabías y nunca me lo dijiste. Incluso cuando te pregunté qué sabías sobre ella.

―Tendrías que haber visto la expresión de Eva cuando vio que la tratabas como si fuese la primera vez que la veías en tu vida ―musitó apretando los labios por un momento―. Lo ocultó enseguida, pero alcancé a ver lo mucho que le dolió. Fue por eso que cuando me pidió si podía guardar el secreto de su identidad ante quienes no la reconocieran enseguida, no pude negarme.

Bradley sintió que se le retorcía el corazón.

―Yo... ―titubeó cambiando de actitud―. Sé que estuve mal, pero... te juro papá que no tenía ni idea de quién era. Lo hago ahora después de haber tenido tiempo para pensar y recordar, pero...

InfameOù les histoires vivent. Découvrez maintenant