Capítulo 28

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―Victoria ―pronunció Bradley apretando la mandíbula luego de una pausa en la que respiró hondo para tranquilizarse―. Creo que deberías dejar de beber, tanto alcohol te está haciendo alucinar.

Ella sonrió.

―Ya sabes lo que dicen, los borrachos no mienten.

El rubio volvió a respirar hondo.

Eva debería elegir mejor sus amistades, pensó resistiéndose a creer lo que decía sobre ella. Estaban claras las intenciones de la chica, sus insinuaciones no eran nada sutiles y era probable que con su historial, creyera que tenía una oportunidad real.

―Entonces quizás no estés tan borracha como pensé ―replicó muy serio.

Victoria volvió a soltar otra risita y colocó una mano en su mejilla para obligarlo a mirarla a los ojos.

―Bradley ―pronunció, pero no pudo terminar con lo que iba a decir porque alguien la interrumpió desde uno de los costados.

―¡Vicky! ―oyeron y Brad reconoció la voz de quien provenía enseguida.

Se giraron hacia allí y él prácticamente saltó de su taburete cuando la vio, alejándose un paso de la otra mujer. Victoria en cambio, se limitó a mirarla con una expresión relajada y no se movió de su sitio.

―Eva ―articuló él, sorprendido aunque feliz de encontrarla por fin.

La joven parpadeó, como si recién lo hubiese reconocido.

―Disculpen la interrupción ―contestó luego de unos segundos de silencio y volvió la vista hacia Victoria―. Te estaba buscando, estaba preocupada porque no volvías, pero ya veo que estás ocupada.

―Ah, creí que ni te habías dado cuenta de que me fui. No me gusta como me mira Connor, como si fuera un bicho raro.

¿Connor? Así que el famoso Connor estaba allí, pensó Brad. No podía perder esa oportunidad de conocerlo.

―¿Quién es Connor? ―se arriesgó a preguntar, quizás Victoria lo delataría, tan ávida de compartir información como estaba.

―Un idiota pomposo ―replicó esta última y Eva pretendió que no lo había oído.

―Tal vez empezaron con el pie izquierdo, no es tan malo como parece ―intervino ella―. Te propondría volver y obligarlo a que se disculpe, pero me parece que estás más entretenida aquí.

La rubia sonrió.

―Bradley y yo estábamos teniendo una conversación muy agradable ―musitó―. Regresa con tus amigos, Eva. No te preocupes por mí, prefiero estar con quien soy bien recibida.

Brad se giró hacia Victoria arrugando la frente por lo que acababa de insinuar, pero dejó de prestarle atención enseguida porque le importaba más lo que Eva pensara que lo que ella dijera.

―Eva, no es lo que... ―dijo extendiendo un brazo hacia ella.

―No tienes que explicar nada ―lo cortó―. Estás en todo tu derecho a hacer lo que quieras con quien quieras.

―¿Cómo lo haces tú? ―replicó él en un impulso y se arrepintió de inmediato.

Eva pareció asombrada por sus palabras e incluso vaciló al contestarle.

―Exacto ―compuso viéndolo a los ojos y se mantuvo así por un instante antes de mirar a Victoria por última vez y darles la espalda a los dos.

―Eva ―insistió Brad, pisándole los talones―. Eva, no...

―Regresa a lo que estabas haciendo, Bradley. Sea lo que sea ―espetó sin mirarlo.

―No tengo ni quiero nada con Victoria ―aseguró tomándola de un brazo para que dejara de intentar alejarse―. Mírame para que veas que te estoy diciendo la verdad, yo nunca te he mentido.

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