CAPÍTULO 15 Texas State Capitol

12 2 0
                                    

Nunca había venido al Capitolio de Austin, he vivido en esta ciudad por casi 18 años y apenas la estoy conociendo.

Mis padres estacionaron la camioneta y me ayudaron a salir, mi amiga se bajó del otro lado y pasó sus brazos por las correas de su mochila para, acto seguido, levantar su mirada y apreciar el sitio mientras el sol cegaba sus ojos, una sonrisa se formó en sus labios, al igual que los míos.

Todo es muy verde, es hermoso, hay personas caminando tranquilamente, parece irreal debido a que siento que estoy dentro de una película. El capitolio parece la casa del presidente, no sé cómo sea, pero así me la imagino, no entiendo por qué no vine aquí antes.

Lía insistió en venir, o, mejor dicho, les suplicó a mis padres que nos trajeran a este lugar precisamente el día de hoy jueves. Se disculpó con ellos por no despedirse el día de la fiesta, les explicó que surgió un imprevisto que la hizo salir de prisa del edificio, sin embargo, mis padres comprendieron y le dijeron que no se preocupara.

Lo curioso es que no quiere entrar.

¿Para qué vinimos? Siempre me deja con la duda. Les dijo a mis papás que nos dejaran en el césped para platicar a solas porque quiere contarme algo muy importante.

Me llevó hasta la sombra y mis padres se fueron para adentrarse en el capitolio. No entiendo por qué no nos quedamos junto a las bancas, prefirió llevarme al área verde... y la verdad no me quejo, me gusta.

Movió su mochila hacia delante y bajó el zipper para luego meter su mano y sacar dos piedras. Fruncí el ceño al ver cómo las sacaba como si fuera normal guardar eso. Otras chicas guardarán maquillajes, libros, laptops, un gas pimienta, pero Lía no, ella guarda rocas.

Se agachó y colocó cada una en la parte delantera de las ruedas grandes de mi silla.

— ¿Qué estás haciendo?

—Colocando las piedras en las ruedas —respondió obvia, manteniendo la cabeza baja.

— ¿Puedo saber la razón?

—El césped está un poco inclinado hacia abajo —explicó al alzar su mirada para verme—, no quiero andar luego detrás de ti, corriendo como loca para atraparte porque la silla se movió sola debido a la inclinación —negó con la cabeza antes de volver a hablar—. No me arriesgaré, de una vez pongo las piedras.

Debo admitir que es una buena solución, no se me hubiera ocurrido. Aunque por algo mis ruedas tienen un freno a un lado para evitar moverme, pero creo que Lía no se ha percatado de ello.

— ¿Todo este tiempo has tenido eso en la mochila? —indiqué refiriéndome a las rocas.

—Sí.

— ¿Y no te dolió la espalda por el peso?

—Tu seguridad es primero, Amber —se sentó al lado mío, recargó sus codos sobre las rodillas manteniendo su mirada al frente, apreciando la vista.

— ¿Para qué vinimos aquí con exactitud? —tengo mucha curiosidad por saberlo.

—Ya lo verás —revisó la hora desde su celular y lo bloqueó nuevamente—. Falta poco para que llegue.

— ¿Quién? —su respuesta me desconcertó.

—Un viejo amigo —se encogió de hombros—. Lo conocí hace varias semanas en un taxi junto con Orlando y mi papá.

—Puede ser un secuestrador —mis alarmas se activaron y mi corazón se aceleró.

—Claro que no —Lía bufó.

— ¿Cómo puedes estar tan segura?

—Porque él era taxista y está registrado, no le conviene cometer tal delito y menos a su edad avanzada. Además, no sabe que estamos aquí, lo emboscaremos —proyectó una sonrisa malvada y traviesa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 03 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Brooken © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora