(El Bebé Del Millonario Libro 1) Nuestro Bebé

Capítulo 9

- Buenos días- pronuncia el atractivo hombre frente a mí.

- Señor Giordano, ¿qué hace aquí?- lo miro sin poder creerlo.

Tiene las manos metidas en los bolsillos de su pantalón hecho a medida y las mangas de su camisa color crema están remangadas hasta los codos dándole un toque casual.

- ¿Puedo pasar?- menciona y mira detrás de mí.

- Si, adelante- me hago a un lado para que pase.

Cierro la puerta no sin antes echar una mirada a la calle. Tengo vecinas chismosas.

Giro a verlo y está en medio de mi sala.

Mirándome con esos ojos azules.

- Surgió algo en la oficina o...

- ¿Tiene planes para esta noche?- me mira serio.

- No- frunzo el ceño.

- Bien, saldremos hoy- lo miro incrédula.

- ¿Quiere que tengamos una cita?-
Lo observo algo dudosa y desconfiada.

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*Alessandro Giordano*

Me pongo la chaqueta del traje luego de colocar los gemelos en mi camisa. Ajusto mi corbata color azul eléctrico con detalles dorados y en eso, escucho que alguien toca la puerta.

- Adelante- menciono sin girar.

Abren y ahí está ella, parada en el umbral de la puerta de mi habitación mirándome a través del espejo.

Está enfundada en un vestido color dorado que se ajusta hasta la altura de sus caderas y luego cae hasta el suelo delicadamente.

Paso saliva tratando de controlarme al ver su escote el cual deja ver solo un poco el nacimiento de sus redondos senos.

Los cuales quisiera probar y comprobar su suavidad.

Sus hombros descubiertos le dan un encanto extra.

Su rostro lleva un ligero maquillaje y una tiara adorna su corto cabello castaño que ahora está ondulado.

'Es... Perfecta'

'Y me lleva el diablo, esta mujer me está volviendo loco'

- Estoy lista, Alessandro- clavo la mirada en sus ojos azul verdosos y parece un puto angel que hasta dudo por un momento de si es la misma mujer que sigue confundiendo la sal con la azúcar o la que se atreve a desafiar mis palabras sin temor a ser despedida.

Pero lo que más me pone es la forma suave en que pronuncia mi nombre.

- Luces bien, Emma- digo acercándome a ella al verla algo nerviosa mirando el lugar.

Quizás es porque sabe que es mi habitación.

'O quizas porque es... Ella'

- Igualmente- la veo sonrojarse tiernamente.

La semana pasada me dejó cachondo luego de ver como reaccionaba su cuerpo a mi tacto.

Además, anda en mi mente rondando la idea de que es mi sensual rubia de aquella noche.

Idea que se plantó apenas y probé sus labios.

- Vamos- le ofrezco mi brazo antes de que pierda el control y cierre la puerta para acorralar su perfecto y delicioso cuerpo contra la pared.

Bajamos las escaleras y la guió hasta la entrada donde mi chofer ya nos espera en la camioneta.

La ayudo a subir y agradece.

Nos ponemos en marcha.

Hoy es el cumpleaños de mi abuelo y el idiota de Raúl le dijo que iría con una acompañante. A lo que mi abuelo interpretó como una novia y me exigió llevarla o de lo contrario, no me presentara en su cumpleaños o la empresa.

Por lo que no me quedó de otra que llevar a alguien.

Y mi única opción fue Emma.

Además, no he podido sacarla de mi mente luego de haber probado sus labios.

Esa mujer es una tentación.

Niego mentalmente. No tengo tiempo para estupideces.
Menos ahora que he decidido tener un hijo alquilando un vientre.

Pero para eso, debo conseguir a la mujer adecuada, con buena genética, dócil y con buena preparación académica.

No tendremos nada en común salvo mi hijo pero no por eso será cualquier mujer.

Y para sumarle a mi estrés, está la estupida apuesta de Raúl.

Y perder no es opción.

De nuevo pienso en Emma.
Dirijo mi mirada a ella quien está distraída viendo el camino por la ventanilla.

Ella es alguien con quien nunca me relacionaría. Por lo que será entretenido ver como resulta esto del enamoramiento.

'No debe ser complicado enamorar a alguien' pienso.

Y además, si ella aceptara darme un hijo, sería el paquete completo.

- Llegamos, señor- menciona Albert desde el frente haciendo que regrese a la realidad.

Suspiro antes de abrir la puerta.
Bajo y ayudo a Emma.

Comienzo a avanzar pero me percato que Emma ya no va a mi lado.

Volteo a verla.

- ¿Sucede algo?- la veo respirar rápido.

- Yo... No puedo hacerlo- musita negando lentamente.

Cierro los ojos con fuerza y suspiro.
Debo tenerle paciencia.

Avanzo un par de pasos hasta ella quedando a solo un paso de distancia. La miro a los ojos.
Unos que lucen asustados como un conejo. Nada propio de ella.

- Bien, regresemos- respondo con seriedad.

Parpadea un par de veces antes de fruncir el ceño.

- ¿Hablas en serio?- cuestiona con cautela. Asiento pero la veo y escucho reír antes de hablar-. Me hizo salir de mi casa en un sábado por la tarde, vestir de forma elegante y ahora, ¿así de fácil me dice que podemos irnos?- menciona y ahora luce... ¿molesta?

'No comprendo a esta mujer'

- ¿No es lo que quieres?- cuestiono serio e intrigado.

- ¡Si! Quiero irme pero tampoco estaría bien dejarlo solo. Hizo que todo un equipo trabajara hasta el cansancio para esto- se señala de cabeza a pies mientras camina de un lado a otro-. Me llevó a quien sabe cuantas tiendas solo porque ningun vestido le agradaba a usted y ahora sale con esto- niega y pone sus manos en jarra.

Sonrío un poco.
Luce un tanto encantadora así molesta.
Ha demostrado tener caracter el cual a veces explota solo un poco y ahora que está molesta me parece adorable.

'No entiendo por qué le aguanto tantas cosas a mi secretaria'

- Emma- menciono suave.

- ¡¿Qué?!- grita deteniéndose, tapa su boca con ambas manos al darse cuenta de que me alzó la voz.
- Disculpa. Yo no...

- Nunca hagas nada a la fuerza o por compromiso- interrumpo-. Hazlo solo si quieres o lo deseas- menciono antes de girar.

Subo los escalones de la entrada principal de la mansión de mi abuelo y cuando estoy por subir el último escalón, me toma de la mano deteniendo mi andar.

- ¡Espera!- exclama.
Frunzo el ceño y giro a verla.
- Quiero ir... contigo- sus brillantes ojos azul verdes me observan con determinación.

Sonrío.

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