Capítulo 14

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*Alessandro Giordano*
(Dos semanas después)

Me pongo de pie y me acerco al mini bar por un vaso con whisky, estoy demasiado tenso y estresado.

Estas semanas he tenido demasiado trabajo que ni tiempo me he dado para visitar a mi abuelo o acercarme a Emma.

Y debo hacer espacio ya que mi hermano vendrá de Italia.

'Al menos hoy ya es viernes' pienso al suspirar.

Veo entrar a Emma luego de que toca la puerta y le doy permiso de pasar.

- Necesito su firma en estos documento y aquí tiene los reportes que solicitó esta mañana- menciona dejándolos sobre el escritorio.

- Más tarde los reviso- respondo sin mirarlos pues toda mi atención está en ella.

Desde que la hice correrse en mi sofá, no he dejado de querer repetirlo.
Ademas, ya descubrí que es ella.
Ese lunar en forma de corazón en su seno derecho no puede ser coincidencia.

- Con permiso, señor- menciona mirándome con esa mirada inocente.

'Joder, debo parar' pienso al verla salir.

Me tomo de un sorbo la bebida antes de regresar a mi lugar.
Reviso las carpetas y comienzo a firmar y a rechazar algunos contratos pendientes.

Luego de atender unas citas que tenía programadas me doy cuenta que ya es momento de retirarme de la oficina.

Tomo mis cosas y salgo del lugar.

Observo las luces de la oficina de Emma prendidas.

'Es extraño, ella siempre se va a su hora'

'Sin avisar, por cierto' menciona mi conciencia.

Estoy tentado a irme pero algo me hace regresar.

Me acerco y escucho la suave musica que siempre pone para trabajar.

Lo que quiere decir que aun está aquí.

La puerta está abierta así que decido entrar.

- Señorita Blake, aun sigue...- agrando los ojos al verla tendida en el suelo de su oficina.

- ¡Emma!- me acerco rápido a ella.
La levanto en mis brazos y la recuesto en el sofá de su oficina.

'¡Demonios, debo llevarla al hospital!'

Le quito el cabello que está esparcido sobre su rostro.
Y quedo impactado ante su belleza.

'Es ella, estoy seguro' pienso detallando su rostro.

Toco sus labios color rosa que me hacen desear probarlos de nuevo.

'Cómo puedes pensar esto con ella inconsciente' me regaño.

Por lo que decido dejar de pensar con mi neurona cachonda y ponerle atención a la situación.

- Emma- la vuelvo a llamar.

Pero no parece reaccionar.

Decido ir a mi oficina por el botiquín.

Saco el alcohol y el algodón.

Regreso y ella sigue sin reaccionar.

Unto un poco en el algodón y lo paso cerca de su respingada y perfecta nariz.

La veo moverse y murmurar mi nombre.

- ¿Sandro?- suena débil.

- Soy yo, Emma. Te llevaré al hospital- menciono sacando mi celular para avisarle a Dalton Meller, nuestro medico familiar.

(El Bebé Del Millonario Libro 1) Nuestro BebéWhere stories live. Discover now