seduction | OS

;seduction goddess.

• LisaTop.

• G!P.

[...]

Suspiré y miré a Rosé.

— No creo que esto vaya a funcionar. Es decir, ¿Cómo vamos a invocar a una diosa tailandesa intersexual proveniente de quién sabe dónde? — Dijo, con algo de aborrecimiento en sus expresiones. Bien sabía que esto era una estupidez.

— Jennie... Es la quinta vez que te lo digo. Mi familia mantiene demasiado la creencia de los dioses, y ésta en especial, es una de las más adoradas en nuestra religión. Nadie la invoca hace más de un siglo.

Y Jennie desconocía realmente de qué religión era su rubia amiga, sin embargo, eso no era lo que más le asustaba o intrigaba; temía invocar alguna presencia a maligna o algo así, puesto a que el libro estaba en tailandés, y ella no sabía ni decir "hola" en el idioma.

— Bien, vamos a empezar. Sostén esto. — Le dio un libro de tapa dorada con algo de polvo. Su amiga le había dicho que era una reliquia muy importante para su familia, por lo que debería devolverla pronto.

¿Qué mierda estaba pasando, se preguntarán? Bueno; Jennie está sexualmente frustrada. Basta con decirles que tiene veintiún años y aún es virgen. ¡Qué vergüenza!
Y, créanme, no es que no ha tenido pretendientes, porque le sobraban; incluso tuvo dos novios, NingNing y Kai, los cuales no permitió que tuviesen sexo con ella ya que no sentía atracción física. Llegó a pensar que era asexual, pero no podía descifrarlo, ya que nunca más se permitió estar con nadie; o sea, hace tres años.

Y ahora estaba aquí, una noche a las 21:59, esperando a que sea la hora exacta para invocar a la "Diosa de la seducción" la cual pondría fin a todos sus deseos y fantasías sexuales habidas y por haber.

— โอ้ เทพีแห่งการยั่วยวน ในคืนพระจันทร์เต็มดวงนี้ ฉันเรียกเธอมาเพื่อเติมเต็มเราด้วยความหลงใหลและไฟ — Repitió aquello dos veces más, moviendo sus manos alrededor de una vela roja.

Jennie's pov.

Estábamos en el balcón de mi departamento, la suave y fresca brisa golpeaba nuestros rostros. Ella mantenía los ojos cerrados, y yo, acariciaba la L grabada en el centro del libro, como intentando distraer mi mente de aquello que estaba ocurriendo.

Nos quedamos varios minutos en silencio, hasta que se oyó el sonido de algo metálico chocar contra otra cosa metálica más.

— Ese... Ese sonido indica que está pronta a ti, Jennie. Son los ruidos de sus cadenas de oro, las cuales adornan sus caderas. — Dictó.
— Bueno, creo que es momento de irme. Disfruta tu noche, amada mia. — Sonrió con algo de picardía.

— Y-Yo- ¡¿Me vas a dejar sola, Rosé?! — Dije con temor. — N-No puedes hacer esto... Ahora estoy asustada. — Mi voz tembló.

Suspiró y tomó mis hombros, zamarrandome un poco. — No temas. No hará nada que no te guste... Créeme. — Dijo, seria, pero suave.

Trague grueso cuando se fue. Me senté en mi sofá, mirando la televisión con algo de incomodidad. Mis palmas estaban sudorosas.