; provocation.

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→ Sado algo leve.

→ G!P.

→ Lenguaje ofensivo.

→ LisaTop.

Llegaron al cuarto completamente encendidas, consumidas por el deseo fogoso que las envolvía desde que habían estado tocándose de manera discreta en el bar

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Llegaron al cuarto completamente encendidas, consumidas por el deseo fogoso que las envolvía desde que habían estado tocándose de manera discreta en el bar.
Pegó su cuerpo al de la coreana contra la pared, presionando sus intimidades. Ésta gimió con desesperación, frotándose contra ella como una gata en celo.
Toma la parte inferior de su rostro y lo aprieta, besándola de manera posesiva y llena de deseo. Con su otra mano mantiene los brazos por arriba de la cabeza de la coreana.

— ¿Te gusta provocarme, zorra? — Preguntó, aún con su mano en el rostro contrario.

— Es tan jodidamente divertido. — Rió la morena.

Un golpe seco resuena en el aire. Una bofetada no fuerte pero con marcaje viaja a la mejilla de la menor, quien gime.

Es su pequeño juego sucio. Su deseo más oscuro que sólo desatan bajo las sábanas blancas bañadas en la luz de la luna.

— ¿Ah, sí? Voy a enseñarte lo que es divertido para mí ahora. — Masculló, moliendo sus dientes.

La lanza hacia la cama, e inmediatamente se trepa por el cuerpo de la castaña. Vuelve a besarla mientras siente su polla hincharse por necesidad de entrar en cualquiera de sus orificios, había poseído todos.
La besa nuevamente mientras una de sus manos aprieta su pierna con fuerza, haciendo que mordiera su labio inferior. La tailandesa al sentir la sangre brotar de sus propios belfos sonríe.

— Oh, no estarás pensando en...

Su vestido es arrancado, y por ende, roto. La costosa tela despedazada permanece debajo de su cuerpo sin sostén.

— ¡Lalisa! — Se quejó.

No dice nada y vuelve a besarla, chupando su lengua mientras una de sus manos se cruza para tomar aquel delicioso pezón en sus dedos, pellizcándolo con el fin de causar dolor. La castaña gime contra su boca y eso hace vibrar todo su cuerpo.
Finalmente una de sus manos viaja a su pierna otra vez para golpearla con fuerza, provocando un grito. Repite el proceso nuevamente hasta que la mano color roja queda marcada junto a su piel lastimada.
Continúa con su pequeña tortura, provocando estragos en el cuerpo contrario.

— Deja de jugar conmigo, Lalisa. Te necesito dentro, ahora. — Demandó la coreana, desafiándola con la mirada.

Una risa grotesca resuena en la habitación.

— ¿Por qué debería hacerte caso cuando yo soy quien manda, Jennie? — Sus bragas son rotas. Así era Lisa, adoraba destrozar todo a su paso. — Voy a follarte como y cuando quiera, porque eres mi mascota. Sólo mía. — Pasea sus dedos por los pliegues de su novia, admirando la abundante humedad. — Mira qué mojada estás y ni te he tocado, puta. ¿Te mueres por mis dedos, verdad?

seduction | OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora